Hace años que la FIBA y la Euroliga entraron en conflicto . Fue mucho antes de que se decidieran abrir las famosas «ventanas de clasificación», aunque fue esa decisión y la ampliación del calendario de la competición europea la que terminó por enquistar una relación tormentosa que ha entrado en una espiral peligrosa en la que los jugadores son los grandes perjudicados.
Porque igual que nadie se imagina a Sergio Ramos o Piqué eligiendo entre jugar un Real Madrid-Bayern o un PSG-Barcelona a hacerlo con la selección, Rudy Fernández o Pau Ribas tampoco tendrían que tener ese debate en la cabeza.
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