Eurobasket 2017

Ricky Rubio: «Siempre he sido muy metódico y necesitaba un cambio»

Tras un 2016 plagado de curvas en el apartado personal, Ricky Rubio sacó a relucir todo su talento este año en la NBA y ahora aspira a ser uno de los líderes de España en el Eurobasket

Ricky Rubio, durante la entrevista con ABC ÓSCAR DEL POZO
Emilio V. Escudero

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Una barba prominente, cabello más largo de lo habitual y un gran tatuaje en el brazo derecho. El verano ha transformado de manera radical al jovial Ricky Rubio (Barcelona, 1990). El base de la selección ha dejado atrás su sempiterna imagen de niño, aunque en su encuentro con ABC justo antes de empezar el Eurobasket mantiene intacto su discurso reflexivo y su visión optimista de la vida.

-¡Vaya cambio que ha dado!

-Sí, son etapas de la vida. Llega un momento donde ves que se suceden las cosas y uno necesita un cambio también. Siempre he sido muy metódico en mi vida y he visto que a veces es bueno cambiar y es lo que he hecho.

-Es un Ricky diferente por fuera, ¿también ha cambiado por dentro?

-Claro, es una evolución como persona. Todo ocurre cuando de verdad te das cuenta de lo que es la vida y decides disfrutarla de verdad.

-¿Influye en su baloncesto?

-Sí, por supuesto. El baloncesto es un juego emocional. Un juego donde intento divertirme, pero en el que influyen muchos factores y uno de ellos es la mente y el estado emocional.

-La gente se piensa que los jugadores tienen que ser robots, que nos les afecte nada...

-Ese es el nivel de exigencia al que estamos sometidos. Para jugar al baloncesto a alto nivel tienes que sobreponerte a muchas cosas. No solo física, sino mentalmente. Hay muchos factores a tener en cuenta. Cuando estás jugando a veces no lo ves y no te das cuenta, pero cuando pasa un tiempo y te paras a pensar por qué no te están saliendo las cosas como deseas, te das cuenta de que tienes que cambiar. Cuando eres más joven piensas que todo tiene que salir bien, y cuando te lesionas o pasan cosas te das cuenta de que tienes que estar muy agradecido a la vida que has vivido y que tienes que aprovechar cada momento.

-¿Intenta utilizar esos golpes que le ha dado la vida en positivo?

-Con las lesiones o los mazazos que puedas recibir -su madre murió en 2016 por un cáncer-, uno puede hundirse o aprender de ello. Por desgracia, he tenido un par de golpes importantes, lesiones y demás, y he aprendido mucho de esos momentos. He aprendido a valorar mucho más cuando estás sano, a valorar el tiempo y a aprovecharlo. Siempre hay algo en lo que mejorar y algo de lo que disfrutar.

-¿Influyen también los problemas que golpean al país?

-Claro que nos toca. Cuando ocurrieron los atentados estábamos en España y nos afectó mucho más. Hace unos días estuve en casa, en Barcelona, y tuve tiempo de dar un paseo por las Ramblas y ver todo lo que había sucedido. A veces, como estás jugando al baloncesto, estás como en una burbuja y no te das cuenta de todo lo que pasa. Estos días, al estar aquí, lo hemos sentido mucho más cerca. Es algo duro y somos conscientes de que las cosas no son sencillas ahora mismo en el mundo.

-¿Usted, que habrá paseado por ahí en muchas ocasiones, cómo vio Las Ramblas en ese paseo?

-Me sorprendió ver la calle tan llena, pero supongo es una respuesta de la gente que quiere hacer el bien. Creo que cuando pasa una cosa de estas nos humanizamos todos un poco y sale a relucir lo mejor de cada persona. El niño que llevas dentro. La inocencia de querer ayudar sin esperar nada a cambio.

«He trabajado mucho para ganar confianza y al fin encontré ese equilibrio que necesitaba para sacar lo mejor de mí a la cancha»

-En lo de levantarse tras un mazazo son expertos en la selección.

-Sí, este año nos ha tocado la lesión de Llull, que es una baja muy importante. Mucha gente hablará del agujero que deja dentro de la pista, pero quizá era más importante lo que nos aportaba fuera de ella. Sergio era una persona muy importante en el vestuario, donde unía mucho a dos generaciones distintas. Era el que estaba un poco en medio de las dos y el que ayudaba a la cohesión. Basta con ver cómo reaccionamos nada más ocurrir la lesión para darse cuenta de su importancia. Fue un mazazo, pero tenemos que mirar hacia adelante e intentar ganar este campeonato para que esté orgulloso de nosotros.

-¿Cambia mucho al equipo su baja?

-Sí, cambian cosas. Tenemos que suplir esa ausencia y tratar de ocupar su rol, que iba a ser muy importante. Hay que adaptarse para triunfar y eso es algo que esta selección hace muy bien, como ya ha demostrado otros años.

-¿Y se sigue jugando a la pocha en la concentración?

-Este año ha costado arrancar, pero ahora que ya estamos a punto de comenzar el Europeo, la pocha ya está en marcha.

-Se mantienen las tradiciones entonces.

-Hay alguna PlayStation (se ríe), que quita algún ratito de cartas, pero la pocha sigue ahí. Los tiempos cambian, pero la esencia se mantiene y la pocha forma parte de esa esencia, aunque los jóvenes intenten hacer cosas nuevas.

-¿Se agradece que haya aire fresco en esta familia llamada selección?

-Sí, es algo muy positivo para la selección. Ver que hay nuevas generaciones que vienen pidiendo paso es bueno, pero lo es más que sepan absorber los valores de los más veteranos que son los que nos han hecho triunfar tanto y tener tantos éxitos.

-Usted ya no es de los jóvenes, aunque le sigan considerando el niño del equipo. ¿Nota que va cambiando su rol en el vestuario?

-Sí, poco a poco uno coge más peso, tiene más experiencia y puede hacer un poco más de portavoz o de líder. Es algo para lo que estoy preparado.

-¿Ha cambiado mucho respecto al Ricky que llegó a la selección hace casi diez años?

-Algunas cosas han cambiado y otras muchas, no. Creo que para evolucionar y mejorar tienes que cambiar, pero los valores que me enseñaron de pequeño en mi familia siguen intactos.

-¿Y qué valores son esos?

-Uno vive la vida como le han enseñado. Para mí, la humildad, el sacrificio y el compañerismo son tres pilares muy importantes. De hecho, mi estilo de juego en la cancha lleva unidos esos tres valores.

«Es bueno que haya nuevas generaciones, pero lo es más que sepan absorber los valores que nos han hecho tener tantos éxitos»

-Ahí, en la pista, se le ve mejor que nunca...

-Sí, por fin he encontrado el equilibrio entre la experiencia, la madurez y el físico. Llegó un punto de inflexión el año pasado, en diciembre o enero, cuando empecé a desplegar mi mejor juego. Sabía que lo llevaba dentro, pero a veces no es fácil sacarlo a la luz por muchos factores. Desde lesiones hasta cosas personales, pero yo creo que por fin encontré ese equilibrio que necesitaba para sacar todo eso a la cancha, aunque aún queda mucho más.

-Sin casi tiempo para entrenar en la NBA por los viajes, ¿qué es lo que busca mejorar en el verano?

-Hay una cosa que se valora mucho y en la que se hace hincapié que es el tiro, pero no creo que sea eso lo que debo mejorar, y sí en la confianza. He trabajado muchísimo en ganar confianza.

-¿Y eso cómo se consigue?

-Se trata de compaginar un poco el trabajo de repetición, pero con cabeza. Equilibrar esos movimientos, saber qué entrenar y cómo hacerlo. Entrenar físico, pero también entrenar la mente.

—¿Y el cariño que le han dado en Utah desde el primer minuto ayuda?

—Muchísimo. Soy una persona muy emocional para bien o para mal y que haya un equipo como Utah que te quiera y que te lo demuestre de esta manera es muy positivo para mí.

-Todos les señalan como favoritos para el Eurobasket...

-Por experiencia de otros campeonatos, por muy favorito que seas, no vale para nada. Recuerdo el Mundial 2014, en el que éramos los grandes favoritos al oro y luego nos quedamos fuera del podio. Yo creo que sobre el papel da igual quién sea favorito, pero la confianza que tenemos entre nosotros es muy buena y eso es lo principal.

-Hay muchas bajas en todos los equipos, ¿quién cree que puede pelear por el podio con ustedes?

-Hay selecciones que hasta que no llegan al campeonato no sabes realmente dónde están. Durante la concentración hay muchas que lo hacen bien, pero la competición es otra cosa. Sí que Serbia, a pesar de alguna baja, sigue siendo una selección muy potente; Francia, Turquía -que juega en casa-, Lituania... Al haber muchas bajas, hay también mucha incertidumbre. No hay súper equipos y todo depende de cómo responda cada uno como equipo.

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