Giro de Italia

Un sucesor para Contador

Valverde y Landa pujan por ganar su primera Giro frente a Nibali en la carrera que hoy sale desde Holanda

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El siciliano Vincenzo Nibali, apodado en su país como Lo Squalo (El tiburón) por su incipiente voracidad en búsqueda de la victoria, comparte un segmento glorioso con apellidos que han alimentado la epopeya del ciclismo. Anquetil, Merckx, Hinault, Gimondi y Contador ganaron el Tour, el Giro y la Vuelta al menos una vez en su vida. Allí donde no llegaron Induráin, Pantani, Bartali (no vencieron en la Vuelta), Rominger o Battaglin (el Tour fue demasiado para ellos), asomó hace dos años Nibali, propietario de un Tour (2014), un Giro (2013) y una Vuelta (2010). Seis años después de su salida de Amsterdam, el Giro de Italia regresa a Holanda para arrancar hoy desde la localidad de Appeldorn en su edición número 99.

Y Nibali es el primer candidato por delante de dos españoles, el vitoriano Mikel Landa y el murciano Alejandro Valverde.

Nibali vuelve a una carrera que dejó de lado hace tres años en persecución del sueño amarillo del Tour. Regresa ahora a un escenario en el que la globalización y el negocio impulsan a las grandes vueltas más allá de sus fronteras. El Giro sale hoy desde Holanda con una contrarreloj de nueve kilómetros, pero con la mente de los organizadores en horizontes más lejanos. Japón, el Golfo Pérsico y Estados Unidos son alternativas de futuro.

Para llegar hasta Turín, epílogo inusual del Giro el próximo 29 de mayo, los obstáculos son numerosos. Riesgo de caídas y embotellamientos en las planicies holandesas, rutas puntiagudas desde el sur de la bota hasta el centro peninsular por los Apeninos y los Abruzzos y amenaza general en los colosos del norte, los puertos de los Dolomitas que dan sentido a una carrera como el Giro.

Televisión en abierto

En 2015 Alberto Contador buscó motivaciones a la última franja de su trayectoria deportiva con el doblete Giro-Tour. Contador y su factoría programaron el asalto con proyección empresarial: el ciclista favoreció el acuerdo de TVE con la carrera. Y este año, Teledeporte vuelve a ofrecer en abierto el Giro sin necesidad de suscripciones. El madrileño ganó el Giro y descubrió a un enemigo en ciernes, alguien que trepa montañas tan rápido como él. Mikel Landa, tercero hace doce meses, ya saborea el elixir de la fama. Fichó por el todopoderoso Sky a cambio de una buena cifra y es el jefe de esta multinacional ciclista en el Giro.

Landa tiene 26 años y algo del genial Óscar Freire en su actitud. Capaz de someter a los mejores ciclistas, de pasar por encima de su talento, pero siempre con un tono algo lastimero. Sucedió el año pasado en el Astana. Estuvo medio Giro en queja permanente por tener que ayudar a Fabio Aru a ganar y solicitando en cada declaración que los jefes del equipo fomentasen su candidatura. Aru sigue en el Astana. Landa ha fichado por el Sky. Algo tendrán que ver estas relaciones contractuales.

«Landa será el rival a batir en la montaña», pronostica Nibali con ojo certero. «Me siento cómodo en el Sky. Tengo todo lo que necesito y mis compañeros son muy buenos», cuenta Landa antes de partir. Por primera vez el ciclista vitoriano criado en el extinto Euskaltel aparece en el primer cartel de la pasarela, jefe de filas indiscutible. Sin nadie que lo altere.

Valverde, debut con 36 años

Alejandro Valverde ha triunfado en carreras de todo pelaje y color (la Vuelta, Lieja-Bastogne-Lieja, Flecha Valona, Clásica de San Sebastián, etapas en la grandes rondas, medallas en los Mundiales, vueltas pequeñas...), pero solo ha llorado en una, la que nunca ha ganado. El Tour. El verano pasado celebró su tercer puesto con una salva de lágrimas por hollar una cima que se creía imposible para él, el podio del Tour. Animado por esa conquista, busca la inspiración en el Giro. Debuta a los 36 años, más cerca del final que del prólogo de su vida, cuando se le conocía como «El Imbatido» por su colección de éxitos en las categorías inferiores.

«La edad ayuda a que corra más tranquilo y sin presión. Además ayuda que esto sea mi pasión; es alegría, ilusión y sentirme bien», dice un Valverde irreconocible en su parlamento público, feliz y maduro en el ejercicio de su profesión. A un rematador soberbio como él, le favorecen las bonificaciones en la meta. Así ha construido su candidatura cada año en la Vuelta.

En otra dimensión se encuentra el holandés Tom Dumoulin. Contrarrelojista, rodador, de hueso largo y talla cercana al 1,90. Perdió la Vuelta 2015 ante Fabio Aru en el ultimo suspiro y su inspiración será Ryder Hesjedal, el ganador del Giro 2012, tan alto y fino como él.

El Giro 2016 tiene menos montaña que el año pasado y solo una etapa de cinco estrellas, la decimocuarta, en Corvara Alta Badía y los pasos por el Pordoi y el Giau. Sube luego hasta los 2.700 metros del Agnello y los 2.300 de la Bonette Restefonds, en Francia, en una sucesión de montañas que busca un heredero de Contador.

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