Atletismo

Un Mundial para recordar a Bolt

El mejor velocista de toda la historia aspira a despedirse del atletismo con dos oros más para su colección

JOSÉ CARLOS CARABIAS

La calima de Londres y esa perpetua neblina por efecto de las nubes que se produce en verano es el escenario que ha elegido Usain Bolt para decretar el final de una trayectoria memorable. En la capital de Inglaterra, sede de su triple coronación en los Juegos Olímpicos de 2012, dice adiós el mejor velocista de todos los tiempos, probablemente el atleta número uno de la historia. Empieza el Mundial de atletismo (del 4 al 13 de agosto, Teledeporte y Eurosport) y solo existe un nombre en aras de la abundancia que se ha procurado con sus éxitos y su carisma: Usain Bolt. Pueden desencadenarse récords de todo tipo estos días o deparar el estadio olímpico carreras electrizantes… Ningún suceso estará a la altura de la despedida del astro jamaicano.

Usain Bolt se ha labrado un aura de leyenda en un deporte de códigos silenciosos, puertas cerradas y tendencia al recogimiento interior. Él llegó hace diez años con otros parámetros de comportamiento. Un showman de una personalidad excepcional, tipo ocurrente que convirtió en símbolo universal ese gesto espontáneo del arquero para celebrar sus victorias. Bolt ha revitalizado al atletismo, un deporte laminado por los excesos del dopaje y cuyo protagonismo global se ciñe a los Juegos Olímpicos. Ese sentido del espectáculo le ha llevado a convertirse en el favorito del público, los medios y las marcas comerciales. De acuerdo con el ranking 2017 de los deportistas mejor pagados del mundo establecido por la revista Forbes, Bolt ocupa el puesto 23 con 34,2 millones anuales, de los cuales el 94 por ciento proceden de sus patrocinadores, en especial Puma, una boya en la pugna constante que mantienen Nike y Adidas. Además de los topes en las pistas, el caribeño también hizo saltar por los aires los registros en el intercambio de servicios: cobra 300.000 euros por cada participación en una reunión atlética. Una anomalía en un deporte en necesidad de dinero.

Sin derrota

A la construcción del personaje han contribuido determinados ganchos que han generado beneficios del marketing. Bolt es un enamorado del fútbol y ha logrado estar disponible como jugador en el PES 2018. Los usuarios que realicen su pedido antes del 14 de septiembre podrán desbloquear al atleta y ficharlo para su equipo. El jamaicano promete ser uno de los futbolistas más rápidos del juego. «Es un genio. Tiene un carisma sin igual en la historia del atletismo y del deporte en general», sentencia Sebastian Coe, el presidente de la Federación Internacional que fue un ídolo en los ochenta.

Bolt ha ganado ocho títulos mundiales y once olímpicos en una secuencia sin derrota desde hace una década. Cada vez que corre, gana. Su triple triplete de los Juegos, menoscabado por el positivo de Nesta Carter en Pekín 2008 que lo dejó sin el oro del relevo 4x100, no tiene parangón en un siglo de deporte. En Londres concursará en la prueba estrella de los 100 metros (mañana, a las 22:45) y en el relevo 4x100 (el sábado 12 de agosto). Descarta los 200 metros, donde asoma la nueva sensación del atletismo, el sudafricano Van Niekerk. El jamaicano, poseedor de los récords de velocidad en 100 (9,58 segundos) y 200 metros (19,19), el hombre más veloz que ha existido nunca, ya no compite contra sí mismo u otros adversarios en la pista, sino contra las leyendas del deporte. Da la talla respecto a Muhamad Alí, Michael Jordan, Pelé o Michael Phelps.

Probablemente por su carácter extrovertido y proclive a la fiesta, nadie más que Bolt ha gozado de tanta fama y reconocimiento más allá de los límites del atletismo. El último talento con el don indescifrable del carisma fue Carl Lewis en los años 80 y 90, su aceleración radical en los últimos metros y su elegancia al correr. La ausencia de grandes personalidades ha favorecido el reinado indiscutible de Bolt, a cuyo elenco de virtudes añade un destello de pureza. Nunca ha tenido un desliz con el dopaje, a diferencia de sus adversarios coetáneos Justin Gatlin, Tyson Gay, Asafa Powell o Yohan Blake.

Lo más cerca que le ha arañado el dopaje fue el oro olímpico que perdió en Pekín por el positivo de Nesta Carter . Bolt, que nunca ha cambiado de entrenador (Glen Mills), se limitó a encoger los hombros y a decir que es «duro perder un oro por un motivo así». Pero no increpó públicamente a su compañero en el relevo por haber utilizado sustancias prohibidas. Los mismos velocistas que han chocado contras las leyes del dopaje son los mismos que aspiran a derrocarle en su despedida. El veterano (35 años) pero aún rápido Justin Gatlin, el también jamaicano Yohan Blake (27) o la nueva camada que aprieta desde la frescura de sus músculos: el estadounidense Christian Coleman (21) -el propietario de la mejor marca de la temporada con 9.82- y el sudafricano Akani Simbine (23 años).

«Siempre confío en mí. Todas las veces salgo a ganar. Simplemente saldré a ganar este sábado», indicó Bolt a Reuters. «No puedo encararlo de otra manera. Es solo un campeonato; tengo que salir, mirarlo y tratarlo como un campeonato, por lo que estoy realmente concentrado. He estado entrenando duro y estoy listo para salir».

El Bolt de 2017 no es la mejor versión de sí mismo. Solo ha competido en tres carreras este año y es el séptimo del ranking mundial con una marca (9.95) inferior a sus posibilidades y anteriores registros. «Ha sido una temporada de altibajos, difícil, pero simplemente intento mirar lo positivo. Siempre trato de transformar lo negativo en positivo y seguir adelante».

Aunque la edad a nadie perdona, aún conserva Bolt ese estigma de competidor total cuando llegan las grandes citas que hace palidecer a sus enemigos. Londres representa el testamento de Usain Bolt. Y quiere retirarse como empezó. Sin derrota.

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