El seleccionador Venancio, con los tres capitanes: Ortiz, Juanjo y Fernandao
El seleccionador Venancio, con los tres capitanes: Ortiz, Juanjo y Fernandao - IGNACIO GIL

Mundial de FutsalLa máquina de competir quiere volver a reinar

España, bicampeona Mundial, busca su tercer título tras perder las dos últimas finales «in extremis»

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La selección española de fútbol sala comienza hoy en Colombia un viaje con un claro destino: coserse en el pecho la tercera estrella de campeona del mundo. El camino no será fácil, pues además de los rivales de siempre como Brasil, Rusia o Italia, entre el equipo de José Venancio López y el título se interpondrán países cuyo juego ha crecido exponencialmente en los últimos años. Pero para España no hay excusas. «Debemos ganar el Mundial. Nos lo merecemos. Se nos debe después de los dos últimos», asegura el seleccionador. Y es que España se ha ganado el privilegio y la responsabilidad de ser favorita en cada torneo gracias a una exitosa trayectoria que se cimentó en los ochenta, alzó el vuelo en los noventa, y se mantiene desde entonces.

Debemos ganar el Mundial. Nos lo merecemos. Se nos debe después de los dos últimos

La primera selección española que ganó un Mundial jugando con los pies dio sus primeros pasos en el año 1982, curiosamente un año en que el fútbol celebró su mayor fiesta en España. Los locos que a mediados de los setenta habían empezado a jugar a este deporte por diversión empezaron a verlo como algo más serio y a lo largo de la siguiente década proliferaron los torneos, adscritos a dos Federaciones, la de fútbol y la de fútbol sala, cada uno con sus propias reglas. El paso clave en la consolidación se produjo en 1989, cuando ambas se fusionaron en la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS). Mejoró la organización, el interés de los patrocinadores y los medios y comenzaron a llegar los mejores jugadores del mundo, algo básico en el crecimiento de la competitividad y que tuvo su reflejo en el equipo nacional.

Javier Lozano
Javier Lozano - ARCHIVO

Al mismo tiempo que en España, el fútbol sala se profesionalizó en el resto del mundo, y se oficializaron torneos como el Mundial y la Eurocopa. El primer campeonato del mundo tuvo lugar en Holanda en 1989 y la selección española solo pudo ser novena, aunque inauguró entonces una trayectoria imparable hacia el éxito, que encontró su impulso definitivo poco después con el nombramiento como seleccionador del meticuloso Javier Lozano, actual presidente de la LNFS. En Hong Kong 1992 fue tercera y en España 1996 ya fue finalista, superada únicamente por la todopoderosa Brasil.

Ese mismo año llegó el primer gran éxito internacional, con la victoria en el primer Europeo, que terminó de forjar la mentalidad ganadora del equipo. Ya estaba listo para la meta más ambiciosa y lo demostró pronto, convirtiéndose en la única selección capaz de batir a Brasil en el Mundial, arrebatándole los campeonatos de Guatemala 2000y China Taipei 2004. El orden y el trabajo hicieron doblar la rodilla por fin al talento brasileño, que tardó años en recuperarse del mazazo.

España festejó su primer título mundial en Guatemala 2000
España festejó su primer título mundial en Guatemala 2000 - EFE

Tuvo que ser en un Mundial disputado en su casa, en 2008, cuando Brasil consiguió recuperar su hegemonía. Y aun así no logró batir a España hasta la tanda de penaltis de la final. El equipo español, dirigido ya entonces por Venancio vendió muy cara la derrota, como en Tailandia cuatro años después, cuando un gol brasileño a 19 segundos del final volvió a apartarle del título en el último suspiro. Dos derrotas que no acabaron con el espíritu competitivo de España, que siguió acumulando Europeos mientras tanto, y a la que Brasil empezó a tratar de igual a igual.

Mayor igualdad que nunca

Ahora España quiere sacarse la espina de esos amargos subcampeonatos, aunque cada vez resulta más difícil. No solo porque por caprichos del sorteo puede cruzarse con los rivales más duros en su camino a la final, incluido Brasil en semifinales, sino porque el nivel es cada vez más parejo. «Se nos exige por lo menos estar en semifinales, en la final, o incluso ganar, pero cada torneo es más complicado porque las selecciones mejoran a pasos agigantados. Antes tenías dos o tres partidos más asequibles hasta que llegabas a cuartos o semis, que era cuando te jugabas estar en el podio. Hoy por hoy ya desde el grupo tienes que pelear todos los partidos», explica el capitán Carlos Ortiz.

Entrenamiento de la selección en Colombia
Entrenamiento de la selección en Colombia - EFE

Pero si esta selección tiene un punto fuerte es su competitividad, heredada de generación en generación y potenciada por el minucioso trabajo de Venancio y sus colaboradores: «Nuestra mayor virtud es la mentalidad competitiva, además de la calidad que tienen los jugadores. Aquellas cosas que hacemos peor tratamos de trabajarlas y al final somos capaces de manejar todas las situaciones. Los defectos son menores o no existen», asegura el técnico.

Las sensaciones son las mismas que antes del Europeo

El primer rival será Irán, una potencia en este deporte por la calidad de sus jugadores y que se le suele atragantar a España. De hecho, ya debutó contra ella en los dos últimos mundiales y no pasó del empate. Después llegarán Azerbaiyán, con varios brasileños nacionalizados, y Marruecos, cenicienta del grupo. Lo que viene después, si se cumplen los pronósticos, puede ser terrible, con Kazajistán y su controvertida táctica del portero-jugador en octavos, Rusia, subcampeona de Europa en cuartos, y Brasil en semifinales, aunque podría variar si se produce cualquier pequeña sorpresa. Pero ni así se achanta España, que además de contar con jugadores tan desequilibrantes como Miguelín, Sergio Lozano, Rivillos o Paco Sedano, se ha preparado a conciencia.

«El trabajo que hemos hecho ha sido excelente, el equipo está a un muy buen nivel y la mentalidad que transmite es la clave para afrontar con las máximas garantías este Mundial. Las sensaciones son las mismas que antes del Europeo y son un poco el termómetro del equipo, y está al mismo nivel que entonces», señala Venancio, que hace referencia al título que España ganó en febrero, cuando llegó a rozar la perfección.

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