Giro de ItaliaLa maglia rosa se crece

El luxemburgués Bob Jungels ataca a sus rivales y gana tiempo con los Dolomitas a la vista. Victoria de Ulissi

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El ciclismo son sus símbolos, su historia, la naturaleza de cada carrera representada por sus emblemas. El Giro es el color rosa de su jersey de líder, de la tonalidad del periódico que lo organiza desde 1909 (la Gazzetta dello Sport), del confeti que sueltan en cada pueblo cuando aterrizan los ciclistas... Nada hay mejor que honrar la divisa y Bob Jungels lo está haciendo.

Jungels es un tallo luxemburgués que perpetúa la tradición de un país minúsculo y rico. Concentrado, como el perfume y las esencias. De Luxemburgo son los hermanos Schleck o el único escalador que podía discutir con Bahamontes, Charly Gaul. Jungels se ha apropiado de la maglia rosa y no pretende abandonarla a su suerte. Usa la cabeza y ataca.

Atacó camino de Asolo, un municipio cercano a Venecia conocido como «La ciudad de los 100 horizontes» por sus paisajes de montaña. Carreteras asociadas al bosque y a las cumbres por donde transitó la 11ª etapa del Giro en un final a la italiana: un puerto a última hora para destrozar la moral de los velocistas.

Poco sucedió en el puerto, pero se armó parda en el descenso. Nibali, Valverde y Chaves se vieron en cabeza. Llegaron grupios y atacó Andrey Amador, el costarricense enamorado de Italia. Y por allí apareció Jungels, brioso y enérgico para indicarle al corredor del Movistar que no podía conseguir la maglia rosa sin pelear.

El dúo fue luego un trío con la entrada de Ulissi, reconocido cazarrecompensa. Jungels participó más activo que nadie por las intrincadas carreteras de entrada a Asolo y encontró sorprendente colaboración en Amador, que tenía a Valverde y su objetivo rosa por detrás. El trío llegó y Ulissi ganó. Pero en la imagen el rendimiento de esta maglia rosa que de momento honra la carrera. Tal vez los Dolomitas lo desalojen sin más del pedestal.

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