Fedor Emelianenko golpea durante un combate de artes marciales mixtas
Fedor Emelianenko golpea durante un combate de artes marciales mixtas - ESPN

Artes Marciales MixtasFedor Emelianenko, el último emperador ruso

El mítico luchador de 39 años regresó del retiro el año pasado y es considerado uno de los mejores pesos pesados de la historia

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En todos los deportes de contacto hay luchadores que por su extraordinario dominio llegan a marcar una época. Hombres férreos que se convierten en leyenda y aúpan esa disciplina adoptando el papel de embajador hasta límites insospechados. Uno de ellos es, sin duda, Fedor Emelianenko. Un prototipo de ruso a la antigua usanza que rompió con los estereotipos del peleador físicamente perfecto. Un ser de apariencia fría y agresividad encubierta. Conocido mundialmente como «The Last Emperor» (el último emperador) por su dilatado dominio en las artes marciales mixtas cerca de una década, regresó a los rings en 2015 tras retirarse tres años después de su victoria frente al brasileño Pedro Rizzo.

Fedor Emelianenko nació en 1976 en la extinta Unión Soviética, en la ciudad de Rubenzhe (Lugansk) en la actual Ucrania.

De madre docente y padre electricista, se trasladó a los dos años junto a su familia a Stari Oskol en la región de Belgorod (Rusia), en un contexto ciertamente ajetreado por la tensión permanente de la Guerra Fría. Es por eso que es considerado completamente ruso y, de hecho, en su carnet está escrita esta nacionalidad. Pronto despertó su curiosidad por las artes marciales, más concretamente por el sambo (deporte de combate y defensa personal desarrollado en la antigua URSS) y el judo. En 1995, fue llamado a realizar el servicio militar, donde se integró en una sección deportiva durante dos años. Una vez declaró que en esta etapa perdió algún diente debido al mal estado del agua y el escaso cuidado odontológico en el ejército. Como se imaginan, no volvería perder ninguno más.

Ha derrotado a luchadores como Semmy Schilt, Rodrigo Nogueira, Mark Coleman, Mark Hunt, Kevin Randleman o Mirko Crocop

Terminado el servicio militar, dedicó todo su tiempo al deporte. Consiguó titularse en un posgrado especializado en sambo. En 1998 se proclamó campeón de Rusia en esta disciplina. Se estaba engendrando una máquina de noquear. Fedor se alzó campeón mundial de sambo en cuatro ocasiones y ganó numerosas medallas en diferentes torneos de judo. Necesitaba más. Los campeones son insaciables. Así, en el año 2000, debutó como luchador profesional en Fighting Network RINGS (una organización de artes marciales mixtas). Aquí encadenó una racha de cuatro victorias consecutivas, pero llegaría una de sus escasas derrotas frente a Tsuyoshi Kohsaka por KO técnico médico. Dicen que los grandes triunfadores no son tal si no conocen la derrota. Acababan de despertar a la bestia.

No es que Fedor se levantase, es que despegó. Aprendió de los errores y encadenó cinco victorias seguidas hasta conseguir pelear por el campeonato del peso pesado frente a Chris Haseman en la organización japonesa de RINGS. No le llegó a durar ni tres minutos para alzarse con el cinturón. Con el triunfo en su mano llegó el salto hasta el Pride (organización absorvida por el UFC). Su estreno fue contra Semmy Schilt (cuatro veces campeón de K-1) al que derrotó por decisión unánime tras dominar los tres asaltos. Tras este combate se enfrentó con Heath Herring, al que también destrozó. Así llegó su oportunidad por campeonato del peso pesado de Pride frente a Rodrigo Nogueira. Y, por supuesto, venció. Tras él siguieron pasando por sus manos luchadores de la talla de Mark Coleman, Kevin Randleman, dos revanchas con Nogueira (un nulo y otra victoria de nuevo en una gran final).

Mike Tyson: «Fedor es mi peleador favorito de todos los tiempos. Siempre ha sido el luchador menos favorecido y salía victorioso»

Otro punto de inflexión fue la defensa del cinturón frente al temido Mirko Crocop, un croata que había dominado el K-1 y que estaba en su mejor momento. Volvió a triunfar. Este combate es considerado por la revista Sports Illustrated como el mejor combate de la década (2000-2010). Y siguieron pasando guerreros. El brasileño Zuluzinho al que noqueó en un visto y no visto. Ya era 2006 y se tomó la revancha con Mark Coleman, al que sometió de nuevo. Para despedirse del Pride, puso su corona en juego frente a Mark Hunt al que hizo tocar la lona con una «kimura» (sumisión) extraordinaria. Así, defendió el título por tercera vez y dejó su récord en Pride con un 14-0. Fedor abandonó esta organización y siguió peleando. Una de sus grandes peleas fue frente al monstruoso Hong-Mang Choi, cuya envergadura le rebasaba con claridad. También cayó rendido. Luego llegaron Tim Sylvia e incluso Andrei Arlovski y Brett Rogers.

A «The Last Emperor» le llegó su primera derrota en diez años con el traspaso a la organización de Strikeforce. Una década de dominio absoluto con un estilo de pelear poco ortodoxo pero muy efectivo, logró arrastrar a decenas de miles de aficionados con sus manos de hierro. Hasta el mítico boxeador Mike Tyson llegó a decir: «Fedor Emelianenko es mi peleador favorito de todos los tiempos. Él siempre ha sido el luchador menos favorecido y el más pequeño y siempre ha salido victorioso». Pero sus peores momentos estaban por llegar. Fabricio Werdum tuvo el honor de ser el primero en derrotarlo con un triángulo perfecto. Al año siguiente, en 2011, Antonio Silva y Dan Henderson lograron vencer a Fedor también. Tres derrotadas consecutivas tras un monopolio de casi diez años. El ruso pasó por momentos muy bajos. Los años pasan y los combates pesan.

A sus 39 años, se volvió a enfundar las guantillas y ha realizado dos combates: en diciembre de 2015 y el pasado 17 de junio

Tras unos meses de recuperación, Fedor esperó a finales de año para volver a probarse. Quería resarcirse. Los campeones nunca tiran la toalla, solo la dejan apoyada. De este modo, en dos meses encadenó dos victorias sobre Jeff Monson y Satoshi Ishii. Un buen final de año. Tras seis meses entrenando, pero sin competir, decidió poner punto y final a su carrera. «Mi familia es la razón por la que no volveré a pelear, mis hijas están creciendo sin su padre, por lo que es el momento correcto para irme». No sin antes hacer un último combate en junio de 2012. El mítico Pedro Rizzo expeleador de UFC fue su rival, pero no su verdugo. Tras una excelente combinación consiguió noquearle para lograr el retiro perfecto en San Petersburgo. Es curioso que nunca llegó a luchar en la mayor organización mundial de artes marciales mixtas (UFC), pero lo cierto es que nunca llegaron a un acuerdo.

Así estuvo tres años. Haciendo labores políticas en Rusia y como embajador mundial de las artes marciales mixtas y el sambo. Pero a Fedor le corre la sangre guerrera. Un gladiador de nuestra época. En la Nochevieja del año pasado y, contra todo pronóstico, decidió enfundarse de nuevo las guantillas en un combate contra Singh Jaideep. Un asalto le duró en pie. Criticado por algunos ya que, lógicamente, ya no es el que era antes, el pasado 17 de junio se volvió a subir al octógono. Dio otro espectáculo. Otra lucha encarnizada, como siempre ha hecho. Fue una pelea con algo de controversia porque quizá el árbitro debió parar el combate. Pero lo cierto es que ganó por decisión. Otra vez. Fedor ha vuelto. Con un balance de 36 victorias y 4 derrotas, esta leyenda de las artes marciales mixtas ha demostrado que, pese haber tocado fondo en alguna ocasión, el alma guerrera nunca muere. «Aquel que no cae, jamás se levanta». Palabra del último emperador ruso.

Ver los comentarios