Cataluña

Estrellas del deporte entre la espada y la pared

Los deportistas de primer nivel, tan reacios a expresar sus opiniones políticas, se ven ahora obligados a elegir entre ser catalanes o españoles

JOSÉ CARLOS CARABIAS

En un ránking de incomodidades, sería complejo descifrar qué le irrita más a un deportista profesional: si tener que contar detalles de su vida privada o airear su posición política. En cualquier caso, dos materias que conciernen a la intimidad y a los derechos fundamentales de cualquier ciudadano. El referéndum ilegal en Cataluña ha colocado a las estrellas del deporte español entre la espada y la pared. Han expuesto públicamente sus ideas a requerimiento de los medios, pero, más allá de eso, el desafío soberanista les sitúa en otro alambre. Si triunfase la independencia, tendrían que elegir entre declararse catalanes o españoles para representar legalmente a un país en Juegos o Mundiales . Y, en realidad, lo que muchos quieren, si no la mayoría, es desarrollar su actividad o su pasión deportiva para ser los mejores en lo suyo.

Hace unas semanas, después de ganar en el US Open su decimosexto gran torneo, Rafa Nadal ejerció como líder de la edad de oro del deporte español. «No entiendo una Cataluña sin España... Juntos somos más fuertes que separados... Me produce tristeza esta crispación y ojalá que las cosas se puedan solucionar de la mejor manera posible, que nos podamos entender y seguir conviviendo», dijo en ABC.

El mensaje de Nadal, machacado por su opinión en las redes sociales igual que Joan Manuel Serrat, dio la salida a una cascada de consideraciones entre deportistas de alto nivel, un concepto jurídico en la legislación española. «La gente tiene derecho a manifestarse pacíficamente, a expresarse y a decidir», matizó con sutileza Pau Gasol , líder de una generación y de la selección de baloncesto. «Estoy a favor de la votación, sí», manifestó más rotundo su hermano Marc.

Más allá de decantarse por el veredicto democrático de las urnas, los especialistas en derecho y deporte alertan sobre las consecuencias de verse arrastrado a escoger una nacionalidad. Ana Muñoz Merino , catedrática de derecho fiscal y exdirectora general de Deportes del Consejo Superior de Deportes, estima que «los deportistas, como cualquier persona, tienen derecho a no hablar de sí mismos, a manifestar sus opciones personales». «El artículo 14 de la Constitución indica que todos los españoles somos iguales ante la ley sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal. Si expresar lo que piensan puede suponer una consecuencia negativa para ellos, se está faltando al principio de igualdad».

En el último Gran Premio de Aragón de motociclismo, el piloto Aleix Espargaró expuso su parecer en otro tono, sin la medida de Nadal o Gasol, pero con la misma libertad. «El Gobierno español y la Guardia Civil se están pasando la democracia por el forro. Vamos a una guerra civil», soltó en «Catalunya Radio».

El posicionamiento político implica consecuencias de futuro. Un deportista que elija Cataluña se arriesga a un proceso legal que puede durar años. Gibraltar tardó quince en ser reconocida por la UEFA. La Carta Olímpica, el máximo mandamiento de los Juegos, prevé el procedimiento de reconocimiento de nuevos comités olímpicos nacionales (CON), pero establece que «un CON solo puede reconocer una única federación deportiva nacional por cada deporte regido por una Federación Internacional».

«Me haría ilusión ser el abanderado español en los Juegos de Invierno de PyeongChang 2018. Yo, como deportista catalán y español, que lleva dos Juegos Olímpicos y que ojalá sean mis terceros, sería un orgullo y un honor poder salir el primero con mi bandera», comentó ayer en Eurosport Ander Mirambell , el mago del skeleton.

El valor de ser libres e iguales choca contra la imposición de escoger: Cataluña o España. «Soy catalán porque vivo en Cataluña, pero me siento español porque está dentro de España», dice el campeón de MotoGP Marc Márquez . «Cataluña es España. Pero no me gusta opinar de estos temas», ha asegurado más de una vez Mireia Belmonte, una estrella, como otras muchas, entre la espada y la pared.

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