Lucas Eguibar, con su plata mundial
Lucas Eguibar, con su plata mundial - EFE
Snowboard | Mundial de Sierra Nevada

Eguibar: «¿El siguiente paso? El oro olímpico»

El español explica la ilusión, los nervios de la carrera y las nuevas metas del subcampeón mundial de snowboard cross

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Arrodillado sobre la nieve, después de una carrera al límite, Lucas Eguibar se permitió un último grito de rabia, orgullo y recompensa. Después de un descenso de infarto, en la que siempre se vio segundo, pero amenazado, defendió la plata con dientes, uñas y corazón frente al australiano Alex Pullin casi sobre la línea de meta. Pero en esos últimos centímetros en los que el snowboarder español se lanzó con todo a por esa medalla histórica estaba escondida toda una carrera dedicada a la nieve, a la tabla, a un deporte que vuelve a ampliar su vitrina gracias a su constancia, su calidad y su rabia desatada en un grito.

Es un hito más para el deporte de nieve español en toda su historia.

Paquito Fernández Ochoa (bronce en Saint Moritz 74), Johann «Juanito» Mühlegg (oro y plata en Lahti 2001, los positivos por dopaje le arrancaron los metales olímpicos y el apelativo), Queralt Castellet (plata en Kreischberg 2015) y ayer en Sierra Nevada, él, Lucas Eguibar, el donostiarra que probó el rugby, pero prefirió surfear las montañas. «Esta temporada no había ido muy bien y quería hacer algo grande. Llevamos haciendo un trabajo muy duro y hemos conseguido algo importante. Quería hacerlo por todos los que me han acompañado, mis amigos, mi familia, mi hermano, todos», explicaba para ABC todavía sin quitarse el mono de subcampeón del mundo. «No me ha dado tiempo ni a cambiarme, y mucho menos a ver la carrera. Está siendo todo un poco locura, pero por esta medalla se soporta lo que venga», aseguraba con la sonrisa de satisfacción en la voz.

«Demasiado agresivo»

«Siempre me he entrenado con este objetivo, con el de subir al podio. Siempre he soñado con ser medallista, y lo hemos logrado, aunque no sea campeón». No es campeón porque existe Pierre Vaultier, un «rider» francés que lo gana todo: es oro olímpico de Sochi 2014 y no se le observan grietas en su ambición. Pero es subcampeón porque ha consolidado el cuerpo y la confianza. No empezó muy bien su día, pero fue ganándole terreno a las dudas. Superó los cuartos en primera posición y en tercera las semifinales. Ya en la gran final, pronto afianzó la segunda plaza y el corazón se le fue acelerando conforme veía cerca el podio.

«He intentado atacar, creo que he sido demasiado agresivo, tenía ganas, pero en la penúltima curva se me ha ido la tabla. Y casi pierdo la plata. Sí, nos da tiempo a pensar en ese instante, y sabía que tenía otro detrás presionando, así que he preferido volver a mi sitio. No quería arriesgar demasiado y caerme». A pesar del desgaste de pasar una eliminatoria de vértigo detrás de otra, y aprender que quizá estaba persiguiendo el oro con demasiado ahínco y riesgo, no se permitió ni un solo susto más, ni siquiera en esos últimos centímetros en los que Pullin intentó arrebatarle la plata. «La adrenalina ayuda a mantener la concentración y olvidar el cansancio, pero las piernas estaban muy castigadas y también se sufre mucho de cardio, porque suben mucho las pulsaciones», admitía el donostiarra.

Pero era su momento y en ese último movimiento sobre la meta, casi a la desesperada por no ceder la plata, se dejó las pocas energías que le quedaban, y todas las que el snowboard español le mandaba desde la grada. «Espero que ayude, claro, que esto sea un empujón para demostrar a la gente que tenemos grandes deportistas y podemos hacer grandes cosas en la nieve. Conseguir esta medalla es también mi forma de agradecer todo lo que han hecho en Sierra Nevada. Han trabajado mucho para que todo esté perfecto y la afición se ha notado mogollón. Cuando uno ve a alguien de casa, se anima. Era importante para mí, para el deporte, para el país».

Es otro gran paso para él, que confirma su evolución y le hace soñar con mejores cotas: «Esto me ayuda a saber que podemos estar aquí arriba. ¿Lo siguiente? Pues a por el oro olímpico, claro», sonreía ante el impulso que esta plata supone para los Juegos de Invierno de Pyeongchang 2018. «Pero el Mundial no se ha terminado -advertía-, quiero descansar y prepararme bien para pelear por otra medalla por equipos. Sí, dormiré bien, estoy agotado». Agotado y subcampeón del mundo.

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