Artes Marciales Mixtas

Donald Cerrone, el «Cowboy» hiperactivo de la UFC

El luchador estadounidense quería ganarse la vida subido a un toro, pero ahora amenaza con convertirse en campeón de artes marciales mixtas

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A Donald Cerrone (Colorado, 1983) la vida le golpeó con una familia desestructurada y un diagnóstico que revelaba un severo déficit de atención. El colegio tampoco era un buen escape, pues tuvo numerosos conflictos y las peleas estaban a la orden del día. Por ello, no tuvo más remedio que agarrar al toro por los cuernos –literalmente– desde muy joven. Su hiperactividad le aportaba cosas positivas. A los brazos de su abuelo, con quien tuvo que irse a vivir mientras sus padres se divorciaban, encontró una manera de canalizar aquel exceso de energía: los deportes de contacto.

Así es como el kickboxing llegó a la vida de Cerrone, animado por un amigo y por su abuelo. Pronto se descubrió que tenía un talento innato para realizar técnicas demoledoras.

Pelea tras peleas logró un récord amateur de 13-0. Invicto. Le supo a poco. Comenzó a trabajar el golpe de codo y rodilla para subir un escalafón en los combates. Entrenó muay thai y pronto decidió subirse a un cuadrilátero. Paralelamente, el luchador se hizo montador de toros bravos. Se convirtió en «cowboy» profesional. Aquellas energías que el estadounidense se dejaba en jaleos infructuosos comenzaban a dar sus resultados. Hasta 18 victorias consecutivas encadenó en la disciplina tailandesa. Con una marca de otro planeta consideró que era el momento oportuno para probarse en el deporte de los espartanos. El más completo: las artes marciales mixtas.

Tras siete batallas ganadas en el octágono, llegó el momento de dejar de un lado el lesivo trabajo de «cowboy» y se dedicó a su carrera profesional como peleador. Firmó con la liga WEC donde demostró su valía con un golpeo estratosférico. Solo tuvo una piedra en su camino: el mítico Benson Henderson, el campeón de su división en esta liga. Dejó una cuenta pendiente. Con alguna derrota, pero un desparpajo y carácter de luchador auténtico, la UFC se fijó en él y Dana White, el presidente, le enroló en la aventura de su vida. Las cuatro primeras peleas las contó por victorias, una de ellas contra el ruso Dennis Silver. También llegaron las derrotas contra luchadores de la talla de Nate Díaz, Anthony Pettis y Rafael Dos Anjos. Pronto se repuso y encadenó ocho combates ganados. Incluído una cuenta pendiente. Había que saldarla. Benson Henderson sucumbió a ojos de los jueces ante el torbellino de golpes que recibió.

El «cowboy» es conocido en el circuito de artes marciales mixtas por ser uno de los luchadores que más veces pelean al año. Sin ir más lejos, en 2016, se ha subido al octágono de la UFC en tres ocasiones, situación extraordinaria por lo voraz que suelen ser las batallas. Oliveira, Cote y Story han sido los damnificados este año. Con un récord de 31-7, Cerrone se está preparando en su rancho para pelear de nuevo el 12 de noviembre en el UFC 205 frente a Kelvin Gastelum, uno de los mejores amigos del español Enrique Marín «Wasabi». El estadounidense tiene el gimnasio en su propio hogar. El «Fight Ranch Cowboy», donde numerosos peleadores de élite acuden a preparar sus batallas. Cerrone se volverá a enfundar el sombrero y tratará de seguir dando espectáculo. Como a él le gusta: agarrando al toro por los cuernos.

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