El Tour sigue apostando por que sean mujeres las que vistan de amarillo al líder
El Tour sigue apostando por que sean mujeres las que vistan de amarillo al líder - ABC

Cerco a la imagen sexista de la mujer en el deporte

La legislación aboga por eliminar actitudes machistas y fomenta la igualdad de género en las labores de imagen

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La clásica fotografía de las azafatas de la Vuelta dando un beso al campeón de etapa es historia. Hace unos días, la organización de la ronda ciclista decidió «recomendar que a partir de esta edición no haya ese doble beso en la mejilla al corredor». Un paso más en la lucha por erradicar la imagen sexista de la mujer en el ámbito deportivo.

La carrera por conseguirlo comenzó hace años, pero ha encontrado un gran impulso en los últimos tiempos, en los que se ha acelerado la suma de esfuerzos. Dejar atrás el estereotipo de la «mujer florero» y lograr que tanto hombres como mujeres puedan desempeñar esa labor de imagen tan importante para las marcas es la meta que se propusieron los patrocinadores, la Administración, los organizadores de eventos y los propios trabajadores.

El gesto de la Vuelta a España se une al de muchos otros eventos deportivos a nivel mundial que han remado en esa dirección de igualdad para acabar con el estereotipo sexista de la mujer en el deporte. En el Tour Under Down, una carrera ciclista de Australia, ya no hay azafatas que entreguen los premios y su lugar lo han ocupado jóvenes corredores. Una medida radical, que quiere encontrar en España un término médio. «El camino no puede ser el de criminalizar a estas chicas, al contrario. Ellas realizan un trabajo importante en estos eventos. Una labor que no puede ser penalizada, sino que debe encontrar cauces para que se pueda desarrollar con total dignidad», afirma a ABC Carmen Fúnez, portavoz de la Confederación Nacional de Mujeres en Igualdad.

Lo más importante para Fúnez es «abandonar los estereotipos, porque lastran la igualdad entre hombres y mujeres. En ese sentido, es importante entender que no hay que ser mujer para entregar un premio o ser imagen de una marca». Según la portavoz, deben ser «las propias marcas las que alcen la voz y veten ese posible machismo. Porque esas chicas son la imagen que se proyecta de su marca hacia el exterior, y la empresa querrá que esa imagen sea positiva».

Las Administraciones van poco a poco tomando cartas en el asunto. Aunque de momento las iniciativas legales para controlar la imagen sexista de la mujer en el deporte son escasas, hay algunas comunidades que han aprobado normas para controlar este problema. En Andalucía, la Junta incluirá cláusulas específicas en los acuerdos de patrocinio de eventos deportivos que implicarán eliminar cualquier tipo de imagen sexista o denigrante para las mujeres. Así lo anunció hace unas semanas el consejero de Turismo y Deporte, Francisco Javier Hernández, tras dar luz verde a esta ley que afecta tanto a las ceremonias de entrega de trofeos como a las competiciones. «El deporte, por su impacto social, debe ser un pilar para lograr una igualdad efectiva entre hombres y mujeres», señala el dirigente.

Más que «una cara bonita»

El trabajo que las azafatas de imagen realizan en los eventos deportivos va más allá de una simple entrega de premios. «Estos chicos y chicas no son solo una cara bonita. Son los embajadores de la marca durante un Gran Premio o cualquier otro acontecimiento relacionado con el deporte y por eso tienen que estar muy bien preparados. Son personas que tienen su carrera universitaria y que, por lo general, hablan varios idiomas. Pasan pruebas muy duras de selección y su trabajo suele comprender jornadas laborales muy largas», explica a ABC Carolina Martínez, directora de la agencia «FG Staff».

Martínez habla con conocimiento de causa tras 20 años aportando trabajadores para Grandes Premios de motociclismo y Fórmula 1 entre otros deportes. «Este es un sector al alza, en el que todo está muy cuidado. En general, los uniformes que las marcas piden para los modelos son muy elegantes y huyen de los excesos. Al final, no dejan de ser su imagen pública y por eso debe ser lo más positiva posible», apunta.

Tras la erradicación del polémico beso en el podio ciclista, la siguiente fotografía que las administraciones quieren eliminar es la de las «sombrilleras»a pie de pista junto a los pilotos. La solución, como en otros eventos, pasa por la alternancia de chicos y chicas para realizar ese trabajo necesario para las marcas y los propios deportistas. «De un tiempo a esta parte sí que estamos notando un aumento de la demanda de chicos para las labores que anteriormente eran casi de exclusivo desempeño de la mujer. De hecho, la ley nos obliga a ofertar los trabajos de manera genérica, sin especificar el sexo, y a la hora de elegir ya hay marcas, como Repsol por ejemplo, que cuentan ya con el mismo número de chicos que de chicas para estas labores de imagen», apunta directora de «FG Staff».

A pesar de esa tendencia de igualdad, esa zona de parrilla de salida sigue estando copada casi exclusivamente por modelos femeninas. Solo en eventos de motor alejados del Mundial de motos y F1, pueden empezar a verse a azafatos sujetando la sombrilla. Una imagen que debería normalizarse como ya ocurre en otros deportes. María Herrera, del equipo AGR de Moto3, cree que la razón por la que hay solo chicas «paragüeras» es porque el motociclismo «solía ser solo un deporte de hombres. Eso está cambiando y es lógico que también cambie en ese aspecto. No es que sea algo que me efecte especialmente, porque las chicas hacen muy bien su trabajo, pero estaría bien que también hubiera chicos paragüeros en los Grandes Premios»

En el Mutua Madrid Open, tras la polémica surgida por la introducción de chicas para ejercer de recogepelotas en algunos encuentros, se decidió que esa labor la realizaran también modelos masculinos. «Los modelos realizan exactamente la misma labora que los niños que hacen de recogepelotas en el resto de partidos. Pasan pruebas físicas y técnicas muy exigentes y dejan una gran imagen del torneo y de las marcas en el exterior», señala a ABC Antonio Arenas, director de Comunicación del torneo madrileño. Su ejemplo es el espejo en el que se mirará la Vuelta a España a partir de esta edición 2017 en la que, más allá de que haya o no beso –«vamos a recomendar que no sea así, pero no vamos a prohibir nada»–, se va a alternar la presencia de chicos y chicas de imagen en la entrega de premios. «Creo que las azafatas hacen un trabajo muy digno, elegante y absolutamente necesario. Es cierto que el debate ha ido evolucionando y nosotros hemos tomado nota en lo que respecta a la igualdad y a las políticas sexistas. Si por evitar debates, hay que introducir azafatos lo haremos», puntualiza Javier Guillén, director de una Vuelta a España que pondrá su granito de arena para poner cerco a la imagen sexista de la mujer.

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