Bolt derrota a Gatlin en la final de los 100 metros del Mundial de Pekín
Bolt derrota a Gatlin en la final de los 100 metros del Mundial de Pekín - AFP
ATLETISMO / MUNDIAL DE PEKÍN

Usain Bolt es eterno

El jamaicano, campeón del mundo tras derrotar a Justin Gatlin en la final de los 100 metros con su mejor marca del año (9,79)

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Hacía falta la mejor versión de Usain Bolt para ganar a Justin Gatlin, 33 años, dos veces castigado por dopaje, el malo de la película, pero con unas ganas inmensas de reivindicarse. Jamaica contra Estados Unidos, el pulso del vértigo. Y Bolt derrotó a Gatlin y al escepticismo de analistas y aficionados en la final de los 100 metros lisos del Mundial de Pekín.

[Así hemos contado la final]

El «Relámpago» nunca falla en las grandes ocasiones y alimentó su leyenda con un nuevo oro y su mejor marca del año, 9,79. Segundo fue un frustrado Gatlin, que llegó un suspiro más tarde (9,80) después de un agónico esfuerzo de remontada. El bronce lo compartieron el estadounidense Trayvon Bromell y el canadiense Andre De Grasse con un registro de 9.92.

El futuro de la velocidad.

En Pekín, en el Nido del Pájaro que vio nacer la «era Bolt», el atleta más importante de la última década (no solo por sus récords y éxitos, sino porque ha sido el rostro amable de un deporte muchas veces golpeado por el dopaje) venía cargado de dudas después de una temporada con problemas físicos y marcas discretas para su estratosférico nivel. Enfrente, Gatlin llegaba con una impresionante racha sin derrotas (la última era de septiembre de 2013) y con los mejores registros del año. Después de encadenar 27 victorias tanto en 100 como en 200, esta temporada incluía en su hoja de servicios las mejores marcas en ambas distancias: 9.74 y 19.57. Le faltaba derrotar a Bolt. No pudo conseguirlo.

Los 100 metros son un fogonazo. Pero los prolegómenos regalan una teatralidad que es difícil de superar en otras pruebas atléticas. Poses y muecas que quedan para siempre en el recuerdo de los aficionados. Y en esto Bolt es un maestro. Ensayó esta vez un gesto de incredulidad cuando un pianista chino tocó un teclado sin ton ni son durante unos segundos en los instantes previos a la carrera. Pero ni eso le despistó de su misión. Con una salida casi perfecta, lideró la carrera y aguantó la embestida final de Gatlin. Como estos grandes atletas suelen evitarse en reuniones (incluso las de la Diamond League), la próxima estación, quizás la última para ambos, será Río 2016.

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