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Cobradiezmos se recupera en finca Las Tiesas de Victorino - @victorinotoros

Victorino Martín: «El toro Cobradiezmos va a ser un gran semental»

El victorino indultado en Sevilla «ya ha comido y bebido» y se recupera en la libertad del campo bravo

MADRID Actualizado: Guardar
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El toro Cobradiezmos, que con su desbordada bravura se ganó el perdón de su vida en la plaza de la Maestranza el pasado miércoles, ya se cura y se recupera en la libertad del campo.

Después de su intensa lidia y de que el público solicitara mayoritariamente el indulto, el toro de la famosa ganadería de Victorino Martín fue trasladado en camión esa misma noche hasta la finca "Las Tiesas de Santa María", en el término municipal de Portezuelo, en la provincia de Cáceres.

Fue allí donde, con mejores instalaciones que en la Maestranza de Sevilla, el propio ganadero y su hija Pilar, ambos veterinarios, procedieron a curar al animal, retirándole los arpones de las banderillas e interviniéndole de las heridas provocadas por los dos puyazos que tomó.

Una vez limpiadas y cosidas las trayectorias de la puya, y de aplicársele desinfectantes, antibióticos y desparasitarios, inmediatemente se soltó a "Cobradiezmos" en un cercado cercano a los corrales de la finca, donde se observará su evolución, que hasta el momento es óptima.

El propio ganadero explica en una entrevista con Efe que "con el carácter que tienen estos animales, o sea, esa encendida bravura, se curan mejor dejándoles en espacios abiertos que dentro de un chiquero o un corral pequeño donde estarían más vigilados".

"Pero de esta forma, con una mayor libertad, lo que se pierde en control se gana en la mejora del propio estado del toro. Aún tiene un poco de fiebre, lo que es normal, pero apenas unas horas después de curarle, ya comenzó a comer y, lo que es realmente admirable, ya se quiso pelear con los otros toros de ese cercado", relata Victorino Martín.

El indulto de "Cobradiezmos", que hizo vibrar con su bravísimo comportamiento al público de la Maestranza, es para el criador de toros madrileño "uno de los hitos más importantes en los ya más de cincuenta años de historia de nuestra ganadería, y eso que hay muchísimos".

De la familia de las Cobradoras

"El toro -añade- pertenece a una de las mejores familias de la casa, la de las vacas 'Cobradoras' -de ahí su nombre- que ya nos han dado grandes productos, y está ya en nuestro cuadro de honor junto a otros tan célebres como 'Murciano', 'Jaquetón', Bolsillero', 'Borgonés', 'Velador'..."

Del comportamiento del toro indultado, el ganadero destaca varias virtudes y sólo un defecto, "el de escarbar la tierra antes de arrancarse, que es, en otros casos pero no en éste, síntoma de cierta mansedumbre. Pero aun así todo lo que hizo en la plaza rozó la perfección de la bravura, desde la misma salida al ruedo".

En cuanto a su actitud en el tercio de varas, Martín señala que "Cobradiezmos" recargó en el peto del caballo "con mucha fuerza y el rabo empinado", para después embestir a la muleta "con una enorme profundidad, con prontitud y repitiendo incansablemente las arrancadas, empalmando una con otra sin levantar la cabeza del suelo, haciendo surcos en la arena con el hocico y con la pala del cuerno. Fue memorable".

Dentro de esas emociones "inolvidables" que el ganadero vivió el pasado miércoles en Sevilla está también la vuelta al ruedo que él y su mayoral dieron junto al torero, el sevillano Manuel Escribano, al que Victorino agradece "que estuviera a la altura del toro, que no le desbordó, que ya es bastante. Además, no fue cicatero, sino que lo lució y lo dejó ver en toda su dimensión".

Una vez que el animal se recupera ya en la tranquilidad del campo, el ganadero no duda en confirmar, con toda su ilusión, que el próximo mes de enero, cuando llegue la época de la cubrición, "Cobradiezmos" tendrá un cercado con un extenso lote de vacas para padrear.

"Va a ser un gran semental -añade- y no sólo por su comportamiento sino por su propia morfología. Es un toro de preciosa lámina, una pintura, bajo y bien hecho, al revés que su padre, que fue muy bravo también pero tenía unas hechuras más feas y por eso lo quite pronto de las vacas".

"Además -se sincera el ganadero para finalizar- ya en el campo, de entre todos los demás de la camada, se notaba que era un animal diferente: era 'muy buena gente', no se metía con nadie. Siempre estaba muy tranquilo, como con mucha confianza en sí mismo. Eso es lo que les pasa siempre a los toros realmente bravos».

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