Sergio Ramos no se perdió la corrida de Victorino
Sergio Ramos no se perdió la corrida de Victorino - Paloma Aguilar

«Victorinas» en el callejón de Las Ventas

Crónica social de una tarde de No hay billetes en San Isidro

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Fernando Sánchez Dragó quiere llevar a Donald Trump a Las Ventas. En otra época iba Ava Gardner. Por otro lado, el padre Ángel dice que ha pedido una entrevista al presidente estadounidense para hablarle de la paz en el mundo. Ay, mi madre. Si pudiera avisar a Potus le diría que mucho mejor ir a los toros. Aunque la corrida saliera rana. Aunque sólo fuera por el paseíllo. Dragó, por cortesía de la plaza, me invitó a los 'victorinos' junto a Mariló Montero y Carmen Martínez-Bordiú. Al lado de esos dos ejemplares femeninos, yo parecía la muchacha. O Elsa Maxwell junto a María Callas. A la Bordiú la perseguían con las alcachofas antes de entrar a la plaza preguntándole si tiene dónde vivir.

No se la veía muy homeless. Los Franco son lo más parecido a los Kennedy que tenemos en España (yo no sobrevaloro a los Kennedy). La invitación era para el burladero. He comprobado que hay más espacio que en los asientos de un avión (en perrera, claro).

Bordiú es muy seguidora de Miguel Ángel Perera (había ido a verlo las veces que había toreado en San Isidro). Pero también una aficionada objetiva. Una muy buena aficionada. En la plaza la saludaba todo el mundo como habrían saludado a Florito. A Mariló la llamó partidaria cuando esta se puso a defender el arte de Morante y a elogiar a los toreros trabajadores como Espartaco, cosa que no veía esa tarde. Los vecinos de burladero bromeaban con que Mariló era más exigente que los del 7. "Yo no me levanto a aplaudir", dijo en la vuelta al ruedo de Paco Ureña tras su casi épica batalla con Pastelero.

La de los 'victorinos' fue una de esas tardes isidriles de no hay billetes. Una tarde de Feliciano López y Sergio Ramos en el callejón (el madridista llegó para el segundo toro, el de su amigo Talavante). De Eduardo Arroyo e Isabel Azcárate. De Michavilla. De Emiliano Suárez. De todo el mundo. Hasta de palomas que se posaron en el ruedo sin inmutarse por el cuarto toro, ni el cuarto toro por ellas.

Dragó, toros aparte, tarea de anfitrión aparte, sigue con las pócimas sexuales. Después de venirse arriba con su propio viagra (Homo Erectus), va a sacar una crema para estimular la libido de las mujeres (yo no creo en eso, como no creo en la cosmética masculina). Lo siguiente es algo para la eyaculación precoz. Como él es tántrico, dice que necesita cobayas. A Trump, que tiene una edad pero no la de Dragó, habría también que contarle esa faceta de gurú sexual.

Ver los comentarios