Ahora que tanta falta nos haces...

Ahora que el toreo es tan discutido. Ahora que una parte de nuestra sociedad reniega de sus raíces y su historia. Ahora que el buenismo se confunde con la estupidez. Ahora es cuando más falta nos haría José Luis. Suárez-Guanes fue ante todo un ser humano extremadamente bueno que vivió agarrado a sus pasiones: los toros, por encima de todo, el cine, su Carmen... El toreo es grande entre otras cosas porque a es capaz de atrapar a personas como él.

Hace casi 20 años él fue uno de mis principales enganches al Madrid taurino. Al joven aficionado de provincias que era entonces escuchar durante horas a aquel hombre grueso y frágil a la vez era un deleite y un privilegio: el que suponía empaparse de la historia grande de la Tauromaquia con su mejor cronista.

Nada se le escapaba. En el dato objetivo no hubo ni habrá nadie como él. Su deslumbrante memoria hacía que en el recuerdo de una tarde de toros no hubiera un detalle irrelevante. Su relato era como una fotografía hablada 50 años después. En el dato subjetivo moría con sus debilidades: las tardes de Puerta, Camino y El Viti, Romero, Chenel y tantos otros sin que ello mermará su interés y afición por el toreo actual.

Esa fue otra enorme virtud: su pasión por el ayer nunca le privó de vivir y juzgar con justicia el hoy. Escuchándole era evidente que el presente sin pasado es un sinsentido y nadie como Suárez Guanes supo contarnos tan bien el pasado para entender el presente.

Se fue a cuatro días de empezar un nuevo San Isidro. Nuevo por muchos motivos, esperanzador, ilusionante y que busca abrir una puerta al futuro. Futuro que estará huérfano de uno de los mejores aficionados que hayan existido: José Luis Suárez-Guanes.