Rivera, en el momento de su salida de la clínica Quirón de Zaragoza, donde ha permanecido ingresado desde el pasado 10 de agosto cuando sufrió una grave cogida en Huesca, para ser trasladado a Sevilla
Rivera, en el momento de su salida de la clínica Quirón de Zaragoza, donde ha permanecido ingresado desde el pasado 10 de agosto cuando sufrió una grave cogida en Huesca, para ser trasladado a Sevilla - efe

Francisco Rivera va a Sevilla por «cabezonería» para asistir al parto de su mujer

El torero ha volado en avión desde Zaragoza hasta la capital hispalense, donde ha ingresado en el hospital Sagrado Corazón

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«Este es el precio que pagamos los toreros por hacer lo que nos da la vida por amar el toreo. Es el precio que nos pide el toro, que estemos dispuestos nosotros también a dar nuestra vida. Y este es el precio de esta profesión donde la pureza y la verdad mandan». Son palabras de Francisco Rivera Ordóñez, a través de su cuenta personal de twitter, antes de abandonar la clínica Quirón de Zaragoza para ser trasladado en avión a Sevilla y así estar cerca de su mujer, Lourdes Montes, a punto de dar a a luz. A las 16.45 horas, ha sido ingresado en el hospital Quirón Sagrado Corazón de Sevilla, donde será atendido por el doctor Salvador Morales.

La propia esposa del torero agradecía «de corazón el cariño y el apoyo de todos los que os habéis intersado por la salud de mi marido». «Su recuperación es muy buena y asombrosamente rápida -escribió en la citada red social-. Afortunadamente podremos estar los dos juntos durante el nacimiento de Carmen si todo continúa como hasta ahora».

Y todo parece indicar que así será, pues Francisco estará en la capital hispalense cerca de su mujer en un momento tan especial en sus vidas. Rivera Ordóñez, Paquirri en los carteles, agradeció también «el apoyo y el cariño que he recibido en estos días tan complicados; también agradezco a los médicos de la plaza, a la UCI de Huesca, a la UCI de Zaragoza y a la planta tercera del Quirón: gracias por todo».

Hombre de fe, dio unas gracias muy especiales: «Sobre todo agradezco a Dios que seguimos aquí, desde luego el capote que me echó San Lorenzo fue increíble».

El torero Francisco Rivera Ordóñez «Paquirri» se traslada en avión al Hospital Sagrado Corazón de Sevilla «un poco por cabezonería» y para estar junto a su esposa, Lourdes Montes, en el nacimiento de su primera hija, que se prevé inminente.

El torero, visiblemente emocionado, ha asegurado a los medios de comunicación a su salida del hospital Quirón de Zaragoza, que le dolía «todo», aunque poco a poco «va habiendo mejoría» y ha añadido que, si no fuera por el nacimiento de su primera hija con Lourdes Montes, «hoy sería imposible haber salido de aquí todavía».

Paquirri, quien ha comparecido ante los medios en silla de rueda y acompañado por el doctor Carlos Val-Carreres, uno de los mejores especialistas en cirugía taurina del país, ha insistido en que se va, sobre todo, porque «viene Carmen», en referencia a su futura hija.

En Sevilla permanecerá ingresado en el Hospital Sagrado Corazón, bajo la supervisión médica del doctor Salvador Morales.

Según el comunicado difundido por el hospital zaragozano, la evolución de Rivera Ordóñez ha sido «satisfactoria en las últimas horas» y las pruebas de diagnóstico por la imagen manifiestan una «franca recuperación, lo que posibilita este traslado» ante el avanzado estado de gestación de su esposa.

El matador ha indicado que se encontraba «bien, dentro de lo que cabe», que ha estado «muy sedado» y que le han cuidado «muchísimo».

Le cuesta levantarse y sentarse y su principal objetivo ahora es trasladarse a Sevilla, seguir el tratamiento y «el motivo del viaje», ha dicho, en referencia a su futura hija.

El torero ha recordado que la cornada que sufrió el pasado lunes en el primer festejo de la feria de San Lorenzo de Huesca le dolió «mucho» y que cuando se vio «las tripas fuera» pensó que era «serio».

Ha agradecido el trabajo realizado tanto por los médicos de la plaza de toros de Huesca, como del hospital San Jorge de la capital oscense, del Quirón de Zaragoza y, en especial, a «Don Carlos» (Val-Carreres), a quien ha definido como «un ángel para todos los toreros».

Torear en el Pilar

Rivera Ordóñez ha insistido en que primero va «a curarse», si bien ha reconocido que no le gustaría que este año se fuera «sin volver a torear» y que la feria del Pilar de Zaragoza «es una de las últimas oportunidades» de la temporada y le «encantaría» estar presente, pero se ha mostrado cauto y ha añadido que "dependerá de la recuperación".

«Ahora mismo quiero recuperarme y volver a torear este año, es lo que más ilusión me hace», ha enfatizado, aunque en respuesta a los periodistas ha adelantado que, por su estado, no puede pensar en torear «ni en Ronda ni en muchos sitios».

Por su parte, el doctor Val-Carreres ha recordado que la herida que le produjo el toro «Traidor» el pasado lunes en Huesca había sido «tremenda», de una extensión «enorme» porque entró por la ingle hasta las costillas del lado derecho, «amplia y extensa» y ha valorado que la recuperación del torero se ha debido en parte al buen trabajo realizado por el doctor que lo operó en la enfermería del coso oscense, Enrique Crespo.

Paquirri seguirá ahora, en el hospital sevillano, bajo el control médico y la «tutela» de Salvador Morales, ha dicho Val-Carreres, quien ha señalado que cada día "irá mejor" pero que todavía tiene que estar convaleciente.

Antes de abandonar el hospital de Zaragoza, Paquirri ha recibido este mediodía la visita de su hermano Kiko Rivera.

Sabedor de la dureza del toreo, conocedor de la cara gloriosa y del rostro más trágico de la Fiesta por la muerte de su padre, Paquirri, en la arena de Pozoblanco, el espada dinástico quiere seguir sembrando faenas en el ruedo... «Soy torero y muy orgulloso de serlo». Palabra de un hombre que ha pagado con sangre su entrega y que, en palabras del cirujano que lo operó, Enrique Crespo, llegó «de milagro vivo a la enfermería». «Cuando vi la cogida no pensaba que fuera ni tan extensa ni en el abdomen, fue tremenda, pero creí que nos íbamos a encontrar una herida en la zona de la femoral, y lo que encontré fue que el torero llegó literalmente con las tripas fuera», explicó en un estremecedor relato a ABC. En esa cornada de más de 20 centímetros, «la arteria ilíaca estaba contusionada, toda la masa intestinal, el colon y, lo más impactante fue comprobar la arteria aorta disecada en unos cinco centímetros y hasta una de las vértebras lumbares». Un solo centímetro de rotura... y Rivera no hubiera vivido para contarlo. Terrorífico.

El propio doctor rememoró la cornada del padre tras la brutal escena de la cogida, con el toro «Freidor» metiendo el pitón al hombre de luces. «Cada vez que lo recuerdo me vuelven a la mente las imágenes de Paquirri en Pozoblanco». En esos momentos de dolor, antes de ser anestesiado, Francisco recordó el consejo de su madre, Carmina Ordóñez: «Ya me dijo mi madre que me dedicara a otra cosa». Y nada más despertar habló con su mujer para tranquilizarla.

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