TEATRO CENTRAL

María Cabeza de Vaca se reconcilia con el conquistador

La coreógrafa y bailarina estrena en el Teatro Central una obra en la que habla de su identidad

María Cabeza se estrena en el Teatro Central JOSÉ TORO

MARTA CARRASCO

Durante sus años infantiles la cordobesa María Martínez Cabeza de Vaca sentía que su apellido era como una maldición. «Siempre se burlaban de mi apellido en el colegio. Yo no era consciente de quien era mi antecesor, y no me llevaba bien con ese apellido y así fue durante muchos años. Los niños se burlaban de mi cuando pasaban lista», recuerda.

Ahora, en su madureza creativa, la coreógrafa y bailarina no sólo se ha reconciliado con lo que parecía una maldición, sino que ha hecho una de sus obras más personales poniéndole ese título, «Cabeza de Vaca» . Este fin de semana estrena la obra en el Teatro Central.

Se trata de un proyecto que lleva muchos años en su cabeza, «estoy nerviosa e ilusionada» , y en este aventura no hay sólo uno, sino dos Cabeza de Vaca, porque la música es su hermano Fran. «Quería esperar tener las buenas condiciones para crear la obra, pero como me he dado cuenta que esas buenas condiciones puede que no estén nunca, he atendido al impulso creativo y aquí está».

El pasado verano decidió crear esta obra a pesar de que ha habido un montón de proyectos por medio, entre ellos clases en el Instituto del Teatro de Barcelona y una zarzuela en Madrid . «Me llamó Paco Azorín para que hiciera un personaje en «Maruxa», donde se había inventado un personaje más contemporáneo y me encargó que lo construyera.La verdad es que la experiencia ha sido estupenda. Estaba yo sola de bailarina y abría el primer y segundo acto. Además, Paco me ha dejado hacer bastante lo que yo quería».

El trabajo de la coreógrafa ha sido apoyado por el Graner, donde hizo una residencia de veinte días, el Centro de las Artes de Sevilla y el C3A de Córdoba . «Hace ya dos años que tenía material para elaborar un sólo sobre mi identidad, chequeando porqué sigo bailando en esta época de madurez y qué es lo que me motiva. Lo presenté al banco de proyectos del Ayuntamiento, pedí y me concedieron una subvención pero no ha pasado nada. Era para hacerlo hasta diciembre de 2017, pero nada. Manuel Llanes me dió fecha en el teatro Central y me decidí a hacerlo ».

Dice María Cabeza de Vaca que le ha salido una pieza muy austera obligada por estas circunstancias. «Por un lado un micrófono y por el otro, el movimiento, la danza y la palabra porque también hay textos». El espacio sonoro es de Fran MM. Cabeza de Vaca y las luces de Benito Jiménez. «Y Patricia Bufunna me ha hecho un tocado indígena maravilloso. Es una pieza en la que juego con lo que me gusta a mí, en los límites de lo que es y no es ficción. Hablo sobre mí, busco mi identidad e intento encontrar qué es lo que me sigue definiendo y qué lenguaje y vocabulario físico continúo teniendo ».

En la obra sigue estando presente el sentido del humor, algo muy presente siempre en la obra de esta coreógrafa, «e intento aligerar lo trascendente y lo profundo».

La reconciliación con el apellido es ya un hecho . «He descubierto el poder del apellido, estudiando a mi antecesor y descubriendo la historia de este hombre que vivió como un indígena al naufragar su barco en la Florida, que se reinvindicó una conquista distinta y que fue el primer europeo en ver las cataratas de Iguazú. Fue condenado por brujo luego en España ... En fin una gran historia. Y también cuando me empecé a dedicar a esto me preguntaban si era mi apellido artístico y yo quería salir al escenario y decir, no, es mi apellido, es real».

Este viaje casi iniciático de María Cabeza de Vaca tiene su cita en el teatro Central los días 16 y 17 de febrero a las 20 horas en el Teatro Central.

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