La CND en «The vertiginous thrill of exactitude», coreografía de William Forsythe
La CND en «The vertiginous thrill of exactitude», coreografía de William Forsythe - Jesús Vallinas

Valencia baila contra la fibrosis quística

El Palau de Les Arts acogió la tercera edición de la Gala Valencia Somos Arte

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El Palau de Les Arts Reina Sofía de Valencia acogió anoche la tercera edición de la Gala Valencia Somos Arte, organizada por la Asociación de Danza y Arte del Mediterráneo -con la Fundación Hortensia Herrero como colaboradora-, y cuya recaudación se destina este año a la Asociación de la Fibrosis Quística de la Comunidad. Gracias a la inestimable colaboración entre ambas instituciones, por primera vez, este espectáculo fue programado en el célebre recinto diseñado por Calatrava, cuya capacidad ronda las 1400 localidades. Con las entradas agotadas, el espectáculo volvió a ofrecer una interesante selección de la diversidad de estilos de la danza (clásico, neoclásico, contemporáneo), en su calidad máxima.

La velada de inauguró con «Tres preludios» (1969), gracias a la que el público disfrutó de la exquisitez de Lucía Lacarra en esta pieza delicada, que recrea una clase de ballet desde su barra inicial.

El contrapunto contemporáneo vino de la mano de un breve extracto de «Carmen» (2015), creación de Johan Inger para la Compañía Nacional de Danza (CND). Con bellas líneas, María Gutiérrez abordó su «Paquita» (1847), junto a un poco lustroso Davit Galstyan en el rol de Lucien. La primera parte finalizó con la compleja maquinaria de precisión que es «The vertiginous thrill of exactitude» (1996), de William Forsythe, un enrevesado quinteto de lenguaje clásico llevado a sus límites, e interpretado de forma notable por la CND.

La versión de Kader Belarbi de «El Corsario» (2013) volvió a traer a escena al tándem Gutiérrez-Galstyan, que volvieron a evidenciar la falta de equilibrio de esta pareja artística de primeros bailarines del Ballet Capitole de Toulouse. Todo lo contrario que Alessandro Riga, primera figura de la CND, un portento que trufó de humor y acrobacias su «Les Bourgeois» (2003), sobre la canción homónima de Jacques Brel, que coreografió para mayor gloria del repertorio de galas Ben Van Cauwenbergh.

No faltó el acento local en el espectáculo: lo primeros bailarines de la CND Kayoko Everhart e Isaac Montllor, alicantino para más señas, rescataron «Cor perdut» (1989), pieza de la primera etapa creativa de Nacho Duato, llena de luz y sabor mediterráneos. «El lago de los cisnes» (1895) es el icono por excelencia del ballet en mayúsculas. Por eso, la interpretación de la etérea Lucía Lacarra del rol de Odette resulta sublime para el espectador, obnubilado al ver a la estrella vasca transmutada en un verdadero cisne, en brazos de su príncipe Marlon Dino.

La Gala Valencia Somos Arte finalizó de manera brillante con «Raymonda divertimento» (2013), pequeña suite de José Carlos Martínez sobre el original decimonónico de Marius Petipa. Tras dos horas de excelente espectáculo, el público, verdaderamente entusiasmado, gratificó la apuesta con una cálida salva de aplausos.

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