CRÍTICA DE TEATRO

«Sensible»: el demonio de los celos

Juan Carlos Rubio ha adaptado «Veinticuatro horas en la vida de una mujer sensible», de Constance de Salm

Kiti Mánver y Chevi Muraday, en una escena de «Sensible» Sergio Parra

JUAN IGNACIO GARCÍA GARZÓN

Publicada en 1824, «Veinticuatro horas en la vida de una mujer sensible», novela epistolar de la aristocrática Constance de Salm (1767-1845), se convirtió en un gran éxito editorial cuando fue reeditada hace diez años en Francia. La autora, con salón literario propio en París y la primera mujer en ser admitida en el Liceo de las Artes, desarrolla con melodramática elegancia y un agudo sentido del análisis psicológico la historia de amor de una mujer madura obsesionada por un joven y el trágico desenlace al que, devorada por el demonio de los celos, se ve abocada al creer que su amante la engaña. En esta obra encontró inspiración Stefan Zweig para «Veinticuatro horas en la vida de una mujer».

Juan Carlos Rubio firma una «sensible» versión que traslada la acción a nuestros días y ha convertido en un exigente espectáculo con el empaque de una ópera de cámara y en el que explora la delgada línea emocional que marca los límites entre el amor y la desesperación. La expresiva y enérgica coreografía de Chevi Muraday , que encarna a un enamorado al que la dama transida de celos sólo considera un amigo, otorga un adecuado énfasis triangular a la naturaleza del conflicto. Kiti Mánver , matizada, emocionante, vivísima, realiza otra de sus soberbias interpretaciones, maravillosamente vestida por María Luisa Engel . El envolvente espacio escénico concebido por Curt Allen Wilmer y la iluminación de Juanjo Llorens completan esta pequeña joya escénica.

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