CRÍTICA DE TEATRO

«Peceras»: todo se compra

La obra de Carlos Be se presenta en el teatro Lara, con Carmen Mayordomo, Fran Arráez y Manuel Moya

Una escena de «Peceras» ABC

JUAN IGNACIO GARCÍA GARZÓN

En este espectáculo se entra con una sonrisa de complicidad y se sale con una mueca de inquietud y estupor, aunque con el azogue de la reflexión prendido en el pecho. Entre la tragicomedia y el esperpento contemporáneo , «Peceras» sitúa la mira de la crítica social -y acierta de pleno- ante la ritualización comercial de la violencia de género y lo que podría denominarse la entronización del victimismo profesional como un peldaño más de los excesos inhumanos de la sociedad de consumo … Y no sé si ya estoy contando demasiado de una obra en que lo inesperado es clave de su efectividad en el ánimo del espectador.

En un ambiente de relajación y broma, arranca por sorpresa la función con una desopilante coreografía de «Gloria» de Umberto Tozzi en la versión de Laura Branigan . Dos amigos han salido a divertirse y parecen esperar a alguien cuando aparece una misteriosa mujer que, en esa clave de «hits» del pasado, entona la «Bambola» de Patty Pravo . No sucede lo que se espera y lo que sucede no es lo que parece. Comedia y crueldad van de la mano en este artefacto dramático escrito y dirigido por Carlos Be con malévola precisión y gran puntería crítica. Ella es la estupenda Carmen Mayordomo , magnética y rotunda, y ellos, Fran Arráez y Manuel Moya , que forman una inquietante pareja de augusto y clown vestidos de «normalidad».

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