María Hervás y Francisco Ortiz, durante un ensayo
María Hervás y Francisco Ortiz, durante un ensayo - MarcosGpunto

«Los Gondra (una historia vasca)»: retrato de familia con frontón al fondo

El Centro Dramático Nacional presenta esta obra de Borja Ortiz de Gondra, dirigida por Josep Maria Mestres

Madrid Actualizado: Guardar
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Borja Ortiz de Gondra es una de las voces más interesantes de la dramaturgia española actual. Nacido en Bilbao en 1965, es autor de obras como «Dedos (vodevil negro)», «Mane, Thecel, Phares», «Duda razonable» o «Memento mori». Ahora se presenta en el Centro Dramático Nacional con una obra en la que desnuda a su familia, «Los Gondra». A través de la experiencia personal realiza un recorrido por más de un siglo de la historia del País Vasco. «Un viaje -dice el autor- hacia la semilla que comienza en 2015 para remontarse hasta 1874 y terminar descubriendo la culpa original y la posibilidad del perdón. La pregunta que resuena siempre es: ¿podremos algún día escuchar las razones del otro, intentar entenderlas y, simplemente, pedir perdón y perdonar?».

La producción del CDN de «Los Gondra (Una historia vasca)» cuenta con dirección de Josep Maria Mestres y un reparto que componen -además del autor, que sube a un escenario como actor por vez primera- Marcial Álvarez, Sonsoles Benedicto, María Hervás, Iker Lastra, Francisco Ortiz, Juan Pastor Millet, Pepa Pedroche, Victoria Salvador, Cecilia Solaguren y José Tomé. La escenografía es de Clara Notari, la iluminación de Juanjo Llorens y el vestuario de Gabriel Salaverri Solana. El resto del equipo lo forman Iñaki Salvador (música original), Álvaro Luna (videoescena) y Jon Maya Sein (movimiento y coreografía).

Borja Ortiz de Gondra ha vivido con varias preguntas rondándole. «¿Por qué escondían los abuelos una cesta de pelotari rota en un armario que había venido de Cuba en el siglo XIX? ¿Por qué nadie quiso hablar de la carta recibida en 1985? ¿Por qué faltaban en el álbum familiar algunas fotografías de la romería de 1940? ¿Era cierto que don Alberto había dejado en 1898 una novela que nadie encontró? ¿Qué había pasado realmente la noche del 12 de mayo de 1874 en el caserío Gondra entre los dos hermanos?»

«Durante años -sigue el autor-, he buscado contestación a estos interrogantes, pero cada respuesta remitía a una nueva pregunta en una generación anterior. El odio y la culpa se repetían cíclicamente, pero también la posibilidad del perdón y el olvido. Alguien tenía que irse y alguien trataba de volver. Alguien hablaba la lengua que los otros no querían escuchar. Alguien decidía cual debía ser el relato y quién estaba condenado al silencio. La historia de cien años de una familia vasca marcada por secretos que nadie desvelaba. Quizás haya llegado el tiempo de contar una saga recorrida por medias verdades, fortunas no siempre claras y al fondo, un frontón».

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