«El gato montés», tópicos vestidos de ópera

El teatro de la Zarzuela conmemora el centenario de la obra de Manuel Penella y recupera su producción de 2012

Una escena de «El gato montés» Javier del Real
Julio Bravo

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El 22 de febrero de 1917 se estrenó en el Teatro Principal de Valencia la ópera « El gato montés », de Manuel Penella (autor tanto del libreto como de la música). Se han cumplido, por lo tanto, cien años del estreno de una obra que ha quedado oscurecida por la fama de su pasodoble, que saltó de los teatros para convertirse en un clásico de los ruedos. En 1991, una grabación realizada por Deutsche Grammophon, dirigida por el añorado Miguel Roa e interpretada, entre otros, por Plácido Domingo, Verónica Villarroel, Juan Pons, Teresa Berganza y unos jóvenes Carlos Álvarez y Ángeles Blancas , desveló las bondades de una partitura que aúna la tradición del folclore español (uno de los principales inspiradores de nuestros grandes compositores) con el entonces imperante verismo. En esta ocasión, protagonizan el montaje Nicola Beller Carbone, Carmen Solís, Andeka Gorrotxategi, Alejando Roy, Juan Jesús Rodríguez y César San Martín. José Carlos Plaza es el director escénico, Ramón Tebar el director musical, y Cristina Hoyos la coreógrafa.

La historia no puede contener mayor número de tópicos españoles por metro cuadrado. Sucede en espacios como un cortijo andaluz o una plaza de toros, y la protagonizan un torero -Rafael «El Macareno»-, una gitana -Soleá- y un bandolero -Juanillo, «El gato montés»-. Pero José Carlos Plaza no quiere huir de ellos. « Los tópicos son símbolos imperecederos , y hay que utilizarlos». Los referidos, por ejemplo, a Andalucía, una región que, asegura Plaza, ha vivido envuelta en la miseria económica y cultural, que ha contribuido a que la pasión y la tradición -de las que son buen ejemplo las procesiones de Semana Santa- estén arraigadas en aquella tierra».

El montaje que presenta la Zarzuela para celebrar el centenario de esta obra es el que se estrenó hace cinco años en este mismo escenario; con él, dice Plaza, pretende lo mismo que con cualquier otro montaje: « Llegar al corazón del espectador , dar alas a su mente y transformarlo de alguna manera». No ha modificado su puesta en escena, pero será distinta porque, afirma, «el teatro es el alma de los personajes a través de sus intérpretes». En lo que califica de una tragedia dominada por la dicotomía entre la razón y la pasión , hay un elemento que ronda por toda la obra: el mito de la muerte. De hecho, en el personaje del torero ha subrayado «su atracción hacia la muerte, ese punto suicida que le lleva a encerrarse con el toro en la plaza».

Si para el director escénico «El gato montés» es una de las grandes óperas españolas , para Ramón Tebar, director musical de estas funciones, la partitura de Penella ha sido un descubrimiento. «No la conocía, pero después de estudiarla me parece que es una obra maestra digna de estar en el repertorio internacional; no solo en el de la música española».

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