Rafaela Carrasco y el Ballet Flamenco de Andalucía
Rafaela Carrasco y el Ballet Flamenco de Andalucía - ABC

El flamenco pierde fronteras en Nueva York

El festival que se celebra estos días en la Gran Manzana hace algo tan neoyorquino como enfrentar al flamenco con artistas dispares: desde la música persa al «country»

Corresponsal en Nueva York Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ver a Jackson Browne, la leyenda del rock sureño de EE.UU., en la programación de un festival de flamenco puede ser el producto de un error tipográfico o o de una colaboración musical extravagante. Ni una cosa ni la otra. Browne y Raúl Rodríguez -un agitador de la música flamenca, andalusí, caribeña o cualquier otra que se le ponga delante- coincidieron y se revolvieron con audacia esta semana en el escenario del Town Hall, en el arranque del Flamenco Festival de Nueva York de este año.

Es solo un ejemplo de cómo este ciclo ha apretado con fuerza el acelerador de la multiculturalidad. El festival, que se celebra en la ciudad desde 2001, siempre había apostado por presentar al público neoyorquino, además de grandes estrellas, conceptos vanguardistas e innovaciones de esa etiqueta equívoca del «flamenco fusión» (¿no es el flamenco fusión en sí mismo?).

«El festival siempre ha sido multicultural, pero dentro de los esquemas del flamenco. Este año ese diálogo va más allá con la participación de artistas de un origen distinto», explica el director del certamen, Miguel Marín. La amplitud geográfica y estilística de este diálogo es sorprendente: además de Browne y Rodríguez, la cantaora de raza Esperanza Fernandéz se mezclará con Gonzalo Rubalcaba, uno de los pianistas fundamentales del jazz latino; las cuerdas del guitarrista flamenco Daniel Casares -que hace poco triunfó en Nueva York con el espectáculo «Lorca, muerto de amor»- conversarán con las del contrabajo del israelí Adam Ben Ezra; el iraní Mohammad Motamedi y la cantaora La Tremendita unirán en sus voces el flamenco y la música persa; Marina Heredia, una de las voces más en boga del flamenco, pondrá acento al concierto de música clásica de compositores españoles de la Orchestra of St. Luke’s, bajo la batuta del español Pablo Heras-Casado; y otros espectáculos llevarán la mezcla en la sangre, como los de La Banda Morisca o Bojaira Band. La mala noticia será la baja de Israel Galván. El bailaor sevillano prometía uno de los espectáculos más interesantes del ciclo, «Torobaka», una colaboración con el bailarín de origen bangladesí Akram Khan. Galván se lesionó la rodilla recientemente durante un espectáculo en París y ha tenido que suspender la gira que le iba a llevar con Khan por todo EE.UU.

«El flamenco tiene algo que lo diferencia de otras expresiones artísticas, y es la capacidad de sentir que transmite al público», asegura Marín. «Y eso es también lo que atrae a artistas de otras disciplinas: la gama de emoción, que va desde la pena a la explosión de alegría».

Quizá un lugar tan preñado de diversidad y vanguardia como Nueva York sea el caldo de cultivo adecuado para estas colaboraciones. Pero no se producen de un día para otro sobre un escenario. «Hay que tender puentes, crear conexiones y complicidad entre los artistas», dice el responsable del festival. Rubalcaba se pegó un mes en Sevilla para empaparse del arte trianero de Esperanza Fernández. Casares y Ben Ezra compartieron una residencia artística de una semana en Londres para crear su espectáculo. Browne y Rodríguez son amigos y cómplices desde hace años.

También hay lugar para grandes estrellas del flamenco: Vicente Amigo actúa este fin de semana en el Carnegie Hall, el gran templo neoyorquino de la música, y habrá -es lo que más interesa al público extranjero- mucho lugar para el baile: propuestas clásicas como las de Farruquito, la compañía de Manuel Liñán y el Ballet Flamenco de Andalucía, que convivirán con otras más vanguardistas, como la de Rocío Molina -la bailaora joven con mayor recorrido- y la de Niño de los Reyes.

Hasta el próximo 20 de marzo, el flamenco se esparcirá por toda la ciudad, a veces en grandes teatros, como el Carnegie Hall, New York City Centre o Town Hall, y otras en escenarios alternativos, como Roulette o Joe’s Pub. En este último estará, entre otros, la cantaora onubense Rocío Márquez, autora del sorprendente y heterogéneo disco «El niño», dedicado a Pepe Marchena.

En todos ellos, el nexo común será la emoción, asegura Marín: «En los musicales de Broadway, la gente busca entretenerse. En el flamenco, emocionarse de una forma profunda».

Ver los comentarios