Una escena de «El corsario»
Una escena de «El corsario» - Teatro Real
CRÍTICA DE DANZA

Un «Corsario» entre Viena y París

El Ballet de la Ópera de Viena, que dirige Manuel Legris, presenta en el Teatro Real una producción del ballet clásico

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No deja de ser curioso que «El corsario», un ballet semienterrado en el olvido fuera de Rusia hasta hace pocos años, se haya visto ya tres veces en Madrid en una década. El último en traerlo es el Staatsballett Wien (el Ballet de la Ópera de Viena), que dirige Manuel Legris. El que fuera étoile de la Ópera de París ha realizado la coreografía sobre la base del clásico de Petipa. La procedencia parisina de Legris se refleja en la elegancia y la esencialidad de la versión, a la que ha quitado mucho polvo para dejar el esqueleto de la historia, muy claramente contada. La producción, sencilla y de aire «vintage» (como se dice ahora), huye del efectismo, tan tentador a la hora de poner en pie este ballet.

Solo en la escena previa al paso a dos del segundo acto hay cierto desmayo.

«El corsario» (****)
Coreógrafo: Manuel Legris , según Marius Petipa y otros. Música: Adolphe Adam y otros. Vestuario y escenografía: Luisa Spinatelli. Iluminación: Marion Hewlett. Intérpretes: Vadim Muntagirov

También se nota el trabajo parisino de Legris en un cuerpo de baile (mejor el femenino que el masculino) de movimientos limpios, distinguidos y exquisitos. La pareja protagonista mostró musicalidad, nobleza y facultades, y fue ovacionada en el archiconocido paso a dos. Y un lujo que no debería ser tal: la presencia en el foso de la Orquesta del Teatro Real, con el sobresaliente Valery Ovsyanikov a la batuta.

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