Una escena de «Clásicas envidiosas», obra presentada en la feria de Ciudad-Rodrigo
Una escena de «Clásicas envidiosas», obra presentada en la feria de Ciudad-Rodrigo - J. Alberto Puertas

Ciudad Rodrigo vibra con la feria de teatro de Castilla y León

El certamen, pensado esencialmente para los programadores, se desarrolla hasta el sábado 27

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Asegura el refrán que cada cual habla de la feria según le va en ella. A Ciudad Rodrigo la Feria de Teatro de Castilla y León le va muy bien. Diecinueve ediciones cumple este punto de encuentro escénico, dirigido por Manuel Jesús González y concebido esencialmente para que los programadores teatrales contemplen multitud de propuestas de un numeroso grupo de compañías: cuarenta y cuatro procedentes de cinco países se agrupan en la nutrida programación que del 23 al 27 de este mes se está desarrollando con intensidad estajanovista.

Programadores aparte, el público en general también encuentra su sitio en esta feria y es una gloria ver a los visitantes bulliciosos que, atraídos por el certamen y la calidad y cantidad monumental del enclave, se mueven por la apacible ciudad amurallada salmantina, atiborrada de iglesias, palacios y casas señoriales, y que cuenta asimismo con algún museo especializado, como el histórico-militar de la Guerra de la Independencia y el muy instructivo del Orinal, que celebra su décimo aniversario y donde se muestra la colección internacional de José María del Arco Ortiz «Pesetos», que logró reunir mil trescientos ejemplares de bacinillas, el utensilio otrora indispensable delicadamente denominado en francés «pot de chambre».

Pero regresemos a lo escénico. En Ciudad Rodrigo tiene teatro y paseo el ilustre hijo de la villa Fernando Arrabal. Esa coqueta sala es uno de los escenarios del encuentro; hay alguno, como el pabellón deportivo municipal llamado Espacio Afecir a cuya entrada, como en la del infierno de «La Divina Comedia», un cartel debería prevenir a los espectadores con un «lasciate ogni speranza voi ch’entrate» de la condición de sauna dantesca del interior en estos días de ferragosto.

La programación reúne bastantes puntos de interés. Sin afán pormenorizador, algunos apuntes de lo ya visto: «El retablo de las maravillas», cervantina propuesta que Morfeo Teatro presenta con estética picassiana –el telón de fondo evoca la desgarradura dramática del «Guernica»–, en la que resucitan al autor del «Quijote» aunque luego les cueste lo suyo echar el cierre a la función; «Esos días azules, el viaje de Antonio Machado»

Suma y sigue: también en onda radiofónica se sitúa «Nora 1959», formidable aproximación a «Casa de muñecas» escrita y dirigida por Lucía Miranda, ambientada en la España de los años 50, con multitud de canciones de la época e inteligente y devastador, por su contundencia y los quilates de su ironía, alegato feminista; «Caperucita, lo que nunca se contó», amable y entretenida adaptación vegetariana del cuento de Perrault con la que la galardonada compañía de teatro infantil Teloncillo celebra su vigésimo aniversario, y «Pequeño catálogo (sobre el fanatismo y la estupidez)», un enramado de diversas historias concebido y dirigido por Ignasi Vidal, que plantea un interesante debate sobre las cuestiones especificadas en el título; la conversación entre un peluquero y un hincha futbolístico radical es de antología; lo interpretan Paco Churruca, Miriam Montilla y Diego Molero [toda la programación en www.feriadeteatro.com].

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