José Luis Gómez, en una escena de «Celestina»
José Luis Gómez, en una escena de «Celestina» - ABC
Crítica de teatro

«Celestina», el negocio del amor

Pese a los estupendos ingredientes, con José Luis Gómez impresionantemente caracterizado, no termina de cuajar un guiso redondo, pues a la función le falta arrebato y vuelo

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Con sus mañas de alcahueta y el vigor con que pintó sus rasgos Fernando de Rojas, Celestina arrebató su protagonismo a la pareja de amantes de la «Tragicomedia de Calisto y Melibea» y los expulsó del título, instalándose en él ella misma como personaje arquetípico de la escena universal. En el montaje coproducido por la Compañía Nacional de Teatro Clásico y el Teatro de la Abadía este detalle se subraya aún más por asumir el papel de la vieja tercera José Luis Gómez, que también dirige la función y ha intervenido en la adaptación y el espacio escénico.

Impresionantemente caracterizado, Gómez compone con cuidado y delicadeza un personaje al que, sin disminuir su condición de taimada experta en el negocio del amor, dulcifica el perfil, convirtiéndolo en viejecita untuosa con un leve eco andaluz en el habla y melindres a lo Isabelita Garcés.

El director exprime mejor lo que tiene de comedia el texto que su vertiente trágica; en este sentido, la muerte de Celestina parece resuelta en clave de guiñol.

Espacio escénico

La acción está bien desarrollada en una adaptación de la que resultan dos horas y media de representación. Algo confuso el amplio espacio escénico, circundado por escaleras y pasarelas que evocan tanto un ámbito conventual como carcelario, con alusiones en el plano superior a un angosto dédalo urbano medieval o a las galerías de una casa de rango; dos escotillas jerarquizan en el inferior el submundo de putas y criados.

Con su iluminación de matices corpóreos, Gómez-Cornejo es capaz de dibujar un estanque y la nave de una iglesia. Buen trabajo lingüístico de los actores; apasionado y carnal el Calisto de Raúl Prieto y equilibrada la Melibea suave de Marta Belmonte; abigarrados y brillantes las rabizas y los sirvientes (Inma Nieto y Nerea Moreno, son Elicia y Areúsa, respectivamente, y José Luis Torrijo y Miguel Cubero, Sempronio y Pármeno). Estupendos ingredientes que no cuajan en un guiso redondo, pues a la función, desde luego muy correcta, le falta arrebato y vuelo.

Ver los comentarios