Roberto Enríquez, Jorge Usón y Cristóbal Suárez
Roberto Enríquez, Jorge Usón y Cristóbal Suárez - Vanessa Rabade
CRÍTICA DE TEATRO

«Arte»: el color de la amistad

Miguel del Arco dirige la obra de Yasmina Reza, con Roberto Enríquez, Jorge Usón y Cristóbal Suárez como intérpretes

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Yasmina Reza coloca en «Arte», obra de éxito infinito estrenada en 1994, un cuadro blanco como «macguffin» de una indagación sobre la amistad puesta a prueba, los cambios y el poder terapéutico de la risa. Un pretexto que nos permite bromear sobre los excesos a los que se ha abierto el arte contemporáneo desde que en 1917 Marcel Duchamp firmó como R. Mutt un urinario de porcelana, lo bautizó como «Fountain» y lo expuso, provocando una revolución conceptual inagotable.

«Arte» (***)
Autora: Yasmina Reza. Traducción: Fernando Gómez Grande y Rodolf Sirera. Dirección: Miguel del Arco. Escenografía y vestuario: Alessio Meloni. Iluminación: Pau Fullana. Música: Arnau Vilà. Intérpretes: Roberto Enríquez , Cristóbal Suárez y Jorge Usón. El Pavón Teatro Kamikaze. Madrid.

En la onda expansiva de ese «readymade» se inscribe el lienzo totalmente blanco, con algunas finas e imperceptibles líneas horizontales también blancas, que Sergio, acomodado dermatólogo, adquiere por un congo, y muestra a sus amigos Marcos, agresivo e intransigente, e Iván, componedor equidistante.

El argumento es suficientemente conocido para abundar más en él, sólo subrayar que las reacciones diversas ante esa compra y por esa obra de un cotizadísimo artista tienen efectos sísmicos en la relaciones entre los tres amigos, puestos en situación límite.

Si el ajedrecista y provocador Duchamp aseguraba que «el arte tiene la bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas», puede decirse que, según lo plantea Reza, también puede echar a perder las amistades más consolidadas. Miguel del Arco ha concebido su puesta en escena como un combate pugilístico por relevos, en el que actor que no se encuentra en el ring espera su turno fuera del cuadrilátero dispuesto por Alessio Meloni en un limpio y sugerente espacio escenográfico.

Una propuesta ágil y divertida en la que Sergio y Marcos se zurran la badana aunque los golpes los recibe Iván en su trasero. Muy bien dirigido, el trío de actores exprime a fondo los excelentes diálogos de la autora. Roberto Enríquez es un perfecto Marcos combativo e inclemente y Cristóbal Suárez dibuja con ajustada y condescendiente altanería un Sergio pagado de sí mismo, pero es Jorge Usón, pozo sin fondo de comicidad, el que se queda con la mejor parte del pastel como ese Iván que recibe las bofetadas por estar en medio del cataclismo.

Y una aclaración final sin acritud: Miguel del Arco atribuye en el programa de mano de la función la frase «uno es de donde hizo el bachillerato» a José Luis Sampedro, que probablemente la utilizó, aunque su autor es el gran Max Aub. Lo comento con todo mi afecto y admiración hacia del Arco. Al que de paso agradezco que me haya permitido evocar a Aub, algo que nunca está de más.

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