No me toques a Gene Kelly...

Mes de Danza: El artista y coreógrafo Pere Faura debuta con «Sin baile no hay paraíso» en el teatro Central

Sevilla Actualizado: Guardar
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Confieso sin pudor que yo también tengo mis mitos en la danza, y por no ser cansina, coincido con Pere Faura con uno de ellos, Gene Kelly.

Y es que Faura, retornado bailarín y coreógrafo, ha creado un montaje con un poético título, «Sin baile no hay paraíso». Más de uno creemos firmemente que es así.

El artista ha tomado de su memoria aquellos mitos que le llevaron a bailar. Esos iconos que quedan en el alma, para bien o para mal, pero que sellan tu destino para siempre. Es un gesto de admiración y de reconocimiento, pero también de crítica humorística hacia el mundo de la danza, hecho por un bailarín.

En una primera parte a modo de prólogo más performática, Faura nos verbaliza la coreografía de la mítica escena, «Singin’in the rain» de Gene Kelly, y dice que es como «una metacanción, que te dice lo que ocurre y baila lo que pasa».

Luego se transforma en Travolta y al mismo tiempo verbabiliza la danza, «¿este baile es suyo o ya es mío porque yo lo hago?». Anne Therese de Keersmaeker es su siguiente mito, y su obra «Deux ombres sur le mur plus RGB», donde Faura se desdobla y lo explica segun Keersmaeker. Y finalmente, la gran escena del ballet blanco, «La muerte del cisne», tomando la coreografía de Maya Plisestkaya sobre un texto de Anna Pavlova, primer cisne de la historia. «Ella, al sentirse morir, pidió que le trajeran el traje de cisne y murió con así vestida», cuenta Faura. Baja una barra de vestuario y allí aparece el vestuario icónico de cada danza: el sombrero y el paraguas, los pantalones campana, el rigído traje negro liso y el tutú blanco de plato. El artista se coloca cada pieza sobre la otra, a modo de «cebolla», que se irá quitando.

Y empieza la danza de cada disciplina combinando todos los lenguaje: el claqué del musical, los movimientos de música disco, la hierática y rígida coreografía de Keersmaeker, y finalmente la danza del ballet blanco. Todo ello acompañado de un magnifico cuadro escénico a base de proyecciones que van convirtiendo el escenario en el espacio preciso para cada estética de la danza, finalizando con Faura vestido de tutú blanco bailando la coreografía del cisne con la proyección de un teatro imaginario.

Hay un epílogo a todo este universo y Faura lo traslada a «megamix» con las versiones de «Dance Me to the End of Love» de Lena Mandotter, Jorge Drexler, Mistress Barbara y Pete Alderton. Y ahí Pere Faura se desprende de sus fantamas, incluso de sus mitos, aunque sobrevuelan la coreografía constantemente.

«Sin baile no hay paraíso» es un talentoso montaje de un creador que ha hecho de esta obra una propuesta personal, llena de humor y también de sentimientos, a camino entre la danza, el teatro y la performance. Al final el público recibe un interesantísimo librito con el estupendo y amplio material de trabajo que se ha usado para la obra. ¡Viva Gene Kelly!

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