Un instante de «Mirror and music», el espectáculo de Saburo Teshigawara presentado en el Central
Un instante de «Mirror and music», el espectáculo de Saburo Teshigawara presentado en el Central - ABC

Una joya de estremecedora belleza

Saburo Teshigawara estrena en España «Mirror and music» en el Teatro Central

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Hacía ocho años que faltaba Saburo Teshigawara de la programación del teatro Central... y no puede pasar tanto tiempo ni una vez más. Este fin de semana el coreógrafo y director japonés ha estrenado en exclusiva en España en el coliseo de la Cartuja, su obra «Mirror and Music». Han sido dos noches en las que el teatro ha estado abarrotado de público que ha aplaudido y vitoreado la obra de este genial japonés.

«Mirror and Music» nos transporta a una dimensión desconocida, a un espacio sonoro y lumínico difícil de explicar, donde los bailarines exponen su cuerpo a unos efectos de luz que incluso los transforman para el espectador.

Casi a oscuras dos figuras encapuchadas están a boca de escenario con una música atronadora y una luz que sólo los ilumina a ellos.

Así comienza esta obra que nos hace caminar por distintas sendas estéticas, casi penumbra, en espacios de luces o con todo el escenario abierto. Y si lo hace en la luz, mucho más en lo musical. De lo electroacústico a música y cantatas barrocas, combinadas de tal forma que ninguna se estorba. La reinterpretación que hace de la música de Mozart, es fabulosa.

Teshigawara es un bailarín excepcional, además de un creador fabuloso, tanto por su intensidad como por su forma de entender hasta dónde debe llegar el control del cuerpo.

El coreógrafo capta la atención del público desde el primer momento y si el inicio es arrollador, su primer sólo, enmarcado en un cuadrado de luz, es simplemente apasionante. Su forma de moverse, desde la cabeza hasta el último dedo del pie, de descomponer el cuerpo y crear movimientos nuevos, en ocasiones con una velocidad casi imposible, es sensacional. Cómo fija con un movimiento el acorde de la música, en una coreografía sin historia, sólo danza, es abrumador. En su forma de bailar se pasa de la tierra al aire en un sólo momento, esculpiendo imágenes a cada instante.

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En «Mirror and Music», baila el cuerpo, pero también la luz e incluso la música. Todo fluye con una enorme naturalidad, a pesar de los cambios intensos de sonoridad y luz que requiere la obra.

La compañía es singular, sin estética compartida, pero todos manejan, eso sí, ese lenguaje de Teshigawara que pasa de lo estático a la velocidad instantánea. Rihoko Sato está fantástica, sobre todo en sus dos solos, donde los brazos parecen ramas de sauce, o en el éxtasis final: todos los bailarines botando sobre ambos pies durante casi veinte minutos y yéndose poco a poco hacia el oscuro hasta que caen.

«Mirror and Music» es una obra fundamental en la carrera de este genial coreógrafo que está en el Olimpo de los creadores. Con Teshigawara no hay diferentes estéticas ni músicas, hay sólo danza, una danza global que nos inunda el alma y nos conmueve.

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