Cristóbal Halffter
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ENSAYO

Cristóbal Halffter: «Quien se rodea de belleza no fomenta ni practica la violencia»

El compositor madrileño acaba de publicar el libro «Una vida para la música» (Almuzara), un ensayo en el que analiza su concepción sobre el arte de la música

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Cristóbal Halffter (Madrid, 1930) es una figura imprescindible para conocer la evolución de la música española desde la segunda del siglo XX. En «Una vida para la música» (Almuzara) se plasma la concepción estética de una persona que se ha dedicado por completo «a crear las sonoridades que le ha dictado su mente», como él mismo reconoce.

¿Cuál es el mayor beneficio que se lleva usted de ese compromiso permanente, ético y estético, que ha mantenido con la música?

Nacer y vivir en un ambiente rodeado de música es un privilegio. También no sólo de música, sino de cultura y de cualquiera de las artes, pero hay que ser consciente de este hecho, ya que esto abre una serie de posibilidades al ser humano para poder realizarse en su más alta expresión.

Hábleme de esa definición que hace de la música en la que se refiere a los sonidos y silencios yuxtapuestos y superpuestos, que se diferencian de los sonidos de la naturaleza.

Para mí la música es una creación de la mente humana, que sabe ordenar sonidos, silencios, espacios y tiempo con el fin de crear belleza y comunicación. Lo demás, por muy bello que sea el sonido del agua, del mar, el canto de los pájaros, etc., al no haber intención de crear y comunicar belleza, conforman un conjunto de sonidos bellos, pero que no han sido previamente imaginados, ni escritos, ni interpretados, por eso les falta un escalón para subir al pedestal de la música.

Es usted uno de los principales exponentes de la Generación del 51. ¿Qué le debe España a ese grupo que renovó el panorama musical nacional?

Creo que la Generación del 51 intentó romper con la vida pasiva y corta de la cultura en España, y para ello se relacionó con su generación europea para saber lo que estaban haciendo y lo que se podía hacer. En cierto modo lo logró, a pesar de la indolencia de las autoridades españolas, pues no pocas de éstas querían que todo quedase como estaba, antes de hacer cualquier cambio en cualquier materia.

En su larga trayectoria hay obras esenciales, como su «Concierto para Piano», el concierto que le escribió a Rostropóvich o su ópera «Don Quijote», entre otros muchos. ¿Cuál cree que podría ser el factor denominador común de toda su producción musical, si es que existe alguno?

Me cita tres obras muy diferentes a las que aprecio mucho individualmente debido a que tienen en común pretender hacer algo nuevo y diferente. Son el principio de un movimiento evolutivo que todavía no ha parado. El primer «Concierto de Piano», de 1953, fue escrito mientras cumplía mi servicio militar. El «Concierto de chelo» para Rostropovich, de 1985, fue escrito en un estado de posesión consciente de una técnica que antes era intuitiva. «Don Quijote» es mi ópera favorita, donde más me encuentro conmigo mismo, ya que estoy al lado de Don Quijote.

La saga Halffter se ha llegado a consierar como la más importante en el mundo de la música después de la de Bach. ¿Qué opina sobre esto?

Esta frase la dijo un crítico del «Times» después de un concierto de mi hijo Pedro con una de las grandes orquestas locales. Tengo el recorte y puedo asegurar que en casa de los Halffter, desde hace más de 200 años, siempre ha habido música. En ese sentido hay que recordar al Grupo de los Ocho, con el papel relevante que tuvieron Rodolfo y Ernesto Halffter. En la actualidad, Pedro Halffter también está destacando tanto en la composición como en su labor de director de orquesta.

¿Qué papel desempeña su mujer, María Manuela Caro, dentro de su evolución como músico y como persona?

Mi mujer es parte fundamental de mi vida y de mi obra. Me acompaña en todo momento y está siempre pendiente de mí. Además, cabe destacar su gran trayectoria profesional como pianista.

También sus hijos han heredado ese compromiso con la música.

Sí, quizás lo han heredado más de su madre que de mí. De mis tres hijos, María es flautista; Pedro es director de orquesta, y Alonso, el mayor, es piloto, pero sabe distinguir muy bien lo bueno y la belleza de la música. Pedro es el heredero de la saga musicalmente hablando. Además, es el único compositor español vivo que edita para el sello Schott Music, un hecho diferenciador clave en el panorama musical español.

En su libro critica la poca importancia que le dan las autoridades a la educación musical y habla incluso del término «música clínex».

En España la música no está suficientemente difundida por toda la geografía. En los últimos años se han hecho importantes progresos pero nos faltan algunos pasos más que dar. Pasos que hay que dar en la dirección conveniente, y en esa labor, las autoridades en general, con muy claras e ilustres excepciones, no tienen los dos oídos cultivados, el oído musical y el oído orientativo.

¿Cuál cree que es la reforma más importante que necesitan los conservatorios en España?

Una reforma que afecte a todos los niveles y en donde estuviese bien claro a quién va dirigida la enseñanza que se imparte.

¿En qué medida cree que la música puede contribuir a hacer un mundo más justo?

Cultivar la sensibilidad del oído nos hace aumentar nuestra capacidad de percepción de lo bello. Quien se rodea de belleza no fomenta ni practica la violencia.

En España hemos celebrado el año Cervantes un poco de puntillas si se compara cómo los ingleses se han volcado con Shakespeare. ¿Cree que seguimos teniendo complejos ante nuestros propios signos culturales?

No es cuestión de complejos, es cuestión de conocimiento y responsabilidad. Cervantes es la figura universal más importante de España, e hizo escribir a Shakespeare muchos de sus poemas. El que el Reino Unido esté celebrando como lo está haciendo el centenario de Shakespeare y lo comparemos con el nuestro, a mí me da pena y me causa un respeto imponente, como dice el poema.

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