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Mpmento del flashmob protagonizado por Farruquito para inaugurar la Bienal - J.J. ÚBEDA

La Bienal arrancó con una toná de Tomasa y la bulería de Farruquito

Más de dos mil personas se congregaron en la Plaza del triunfa para ver el flashmob que había preparado el bailaor

SEVILLA Actualizado: Guardar
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La figura del león situada sobre el dintel de la puerta de azulejos realizado de cerámica trianera de Mensaque, encabezaba la entrada del Real Alcázar. Sobre ella, se asomaba un hombre con la mano hacia fuera de la muralla. Dio la media y sonaron las campanas de la Giralda. Abajo el público estaba expectante. Había alrededor de dos mil personas. Parecía que esperábamos el fin de año, pero no era el fin, era el arranque de la XIX Bienal de Flamenco que empezó con un pregón... flamenco y por tonás. José Giorgio Soto, «José de la Tomasa» inició la toná. El hijo de Pies de Plomo confesaba momentos antes que había escrito las letras el día anterior, «quería que fueran sobre Sevilla y la Bienal».

Y así han sido: «Triana Jerez y los Puertos crearon la maravilla y la Alamea fue la gloria, para orgullo de Sevilla»... y continúa Tomasa: «Se funden los sentimientos y hasta el aire va a compás. Mi río le canta al mundo anunciando la Bienal». Y terminaba: « Sevilla, siempre Sevilla, patrimonio universal. Voces de cantes antiguos, cantan a la Bienal».

El aplauso rompió el silencio y José de la Tomasa bajaba hasta la misma puerta del León para saludar. El público se arremolinaba detrás de unas vallas. Delante, una gran pantalla fue proyectando el flashmob que realizó Juan Manuel Fernández Montoya, «Farruquito», para esta Bienal. Fueron 22 países donde se estaba realizando al mismo tiempo y en mas de 30 ciudades. Era el tercero de este evento flamenco. El primero en 2012, realizado por Rafaela Carrasco tuvo lugar en la Estación de Santa Justa, y en 2014 fue Pastora Galván la protagonista en la plaza Nueva.

Se rompió un poco la ortodoxia de un flashmob y no pudo ser espontáneo, era difícil contener a los que querían bailar que se mezclaban con aficionados, turistas y periodistas, todos arremolinados delante del Real Alcázar para ver este flashmob. Mariana es de Italia. Lleva varias semanas con el «YouTube» aprendiéndose los pasos de esta bulería, «me voy a poner detrás de él, con sólo verlo bailar de cerca, me conformo», confesaba la italiana.

Eran las nueve, sonaban las campanas de la Giralda, otra vez la hora y la gente miraba y arrancaba a aplaudir cuando salían Farruquito y Encarna Anillo de la puerta del León. Se oyeron gritos, «guapo», «flamenco» y eran voces con otros acentos los que más chillaban.

Encarna Anillo inició el cante, y Farruquito se preparaba delante de las que iban a bailar. Mujeres, en su mayoría, de todas las edades. El bailaor se puso una camisa con el logo geométrico de la Bienal. Luego confesaría que había sido pura coincidencia, «la escogí porque era muy fresquita, y para venir de calle», decía. Su hijo Juan de la mano de Chari, su madre, lo miraba desde un lateral.

Farruquito y su casa

Se inició el baile y la multitud se llenó de pequeñas pantallas que querían inmortalizar el momento. Seguro que las redes están ya repletas de grabaciones, «no podía pensar que esto era así,» diría poco después Farruquito después de finalizar el baile y saludar varias veces. Con la emoción del momento el bailaor se volvió a la multidud y exclamó: «¡Viva el flamenco, Viva la Bienal!». El público se dispersó, mientras un norteamericano preguntaba en spanglish, «¿cuando hay otro pase?».» ¡Ay hijo, esto no es un pase!, le dijo una señora... es algo en inglés, pero vamos, para nosotros, es una pataíta por bulerías».

Farruquito se paró a comentar el flashmob, y confesó que se puso un poco nervioso «no, no sabía la repercusión de todo esto. Cuando me lo propusieron desde la Bienal me pareció algo muy bonito, pero luego me dijeron que hay más de 30 ciudades y 22 países y me he quedado.... Esto demuestra lo grande que es el flamenco y la repercusión que tiene». Es su primer flashmob, «sí, si he visto de reojillo quien bailaba y he reconocido gente de Brasil, de Italia de Alemania..., es que el flamenco es una cultura que llega al corazón y que no entiende de ideologías. Esto se hace por afición y por amor».

Las letra y música que ha interpretado Encarna Anillo las ha realizado ex-profeso el bailaor, «y la coreografía, casi me pilla el toro, la hice muy sencilla, sin meter zapateado, pero eso sí, la vuelta farruquera, sí».

El bailaor dijo que la música es imprescindible para vivir, y recordó con cariño su debut, «hay quien dice que yo debuté con cinco años, con cuatro... La verdad es que yo bailaba desde que tenía dos años en las fiestas de casa y me fijaba en los bailes de mi papa Farruco (su abuelo). Mis padres me llevaron a una gira por Estados Unidos porque actuaban en Broadway en un espectáculo llamado «Flamenco puro». Yo fui con ellos porque no tenían con quien dejarme. Era el año 1987. Tenía 5 años. Me quedaba entre cajas a ver a mi madre a mi padre, a papa Farruco a tío Chocolate, a Bernarda y Fernanda. Mi padre me había comprado un smoking en una tienda que estaba en un maniquí de un muñeco y convenció al vendedor. Yo iba precioso, siempre nos ha gustado vestir bien. Mi papa Farruco vino y me dijo: «Juan si quieres hoy sales a bailar en el fin de fiesta», y yo le dije que no, «¿no quieres bailar?, me preguntó, y yo le dije que sí, que por taranta. Se quitó su faja, cortó un trozo y me hizo una a mi y así salí a bailar».

Juan Manuel Fernández Montoya se ve ahora en su hijo Juan. «Sí, ya le he bautizado, se llama Juan el Moreno, en recuerdo a mi padre. Cuando duermo a mi niño le canto las cosas de mi padre, y yo recuerdo cómo mi padre me las cantaba a mi, lo que pasa es que como me gustaban, no me dormía».

Farruquito defiende el baile de su casa, «porque es otra escuela. Una cosa es lo que se aprende en los Conservatorios, que me parece muy bien, y otro la escuela de mi casa, lo que se ve desde chico, que es lo que yo quiero poner en escena con «Baile moreno», que tiene un doble sentido y que de alguna forma hace un homenaje al baile de mi casa».

Ante la puerta del León se despidió el personal. ¿Cuántos espectáculos vas a ver?, le preguntó una aficionada a una japonesa asidua desde hace años en la Bienal, mientras la directora de otro importante festival, el de Mont de Marsan, van repartiendo abrazos.

La Bienal de 2016 acaba de empezar. Suerte a todos.

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