El actor sevillano Antonio Dechent
El actor sevillano Antonio Dechent - VANESSA GÓMEZ
ENTREVISTA

Antonio Dechent: «Soy actor de palabra y con el tiempo he aprendido a querer al audiovisual»

El actor sevillano recibió el premio a la trayectoria profesional de la RTVA en el marco del Festival de Cine Europeo de Sevilla

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El actor sevillano Antonio Dechent es unos de los rostros más reconocibles del cine andaluz contemporáneo. Un intérprete que, como él mismo reconoce, se dedicó a esta profesión «para decir las palabras de los grandes», pero que se ha ganado a los espectadores del cine y la televisión gracias a rotundas interpretaciones y una versatilidad que lo han convertido en uno de los secundarios de lujo de la filmografía española. Recibió en el teatro Lope de Vega el premio a la trayectoria profesional de la RTVA, que celebró el día de Canal Sur dentro del Festival de Cine Europeo de Sevilla.

-¿Cómo le ha sentado el premio?

-Estupendamente. Siempre digo que este es un trabajo muy solitario, sobre todo en audiovisual, porque en teatro tienes siempre el aplauso o incluso las hortalizas del público.

Tienes una opinión en directo, pero en el audiovisual acabas y simplemente se ponen a montar otra secuencia. Entonces, cuando te llega un reconocimiento de estos te das cuenta de que tu trabajo se ha visto y que ha gustado.

-El premio destaca su versatilidad y entrega a los personajes, ¿es lo que más lo define como actor?

-Entrega, seguro, porque soy un actor vocacional. Soy tan vocacional que a veces me equivoco o me olvido de los trucos del actor o hay veces que soy tan ingenuo o tan sumiso que me dejo llevar por indicaciones que no son buenas, pero sigo haciendo ese trabajo. Entrega, seguro. Versatilidad, ese es mi trabajo, pero sin aspavientos, sin postizos, sin tener que disfrazarme demasiado. Que esa versatilidad esté en los sentimientos y en la mirada.

-¿«Smoking Room» marcó un antes y un después en su carrera?

Sí. Yo voy por un camino y de vez en cuando hay peldaños que elevan ese camino y «Smoking Room» fue indudablemente uno de ellos. Ninguno de los actores que intervenimos creo que encontraremos un guión escrito igual desde la naturalidad absoluta en la forma de hablar. La gente que la ve cree que improvisábamos, porque hay unos giros, unas paráfrasis, unas repeticiones… Pero todo eso estaba en el guión, solo había que aprendérselo y salía la verdad. Me acuerdo que estaba rodando «Padre Coraje» con Juan Diego y me preguntó: «¿Has recibido el guión este de los catalanes?» Sí, contesté. «¿Tú lo piensas hacer?» Y le dije, «hombre claro». Me respondió: «Es que hay muy poco dinero». Y le dije: «Juan, cuándo vamos a recibir un guión como este». «Hombre, es que yo lo voy a hacer, por supuesto», me respondió.

-Otro peldaño fue «A puerta fría».

-Ese fue otro. Fue un guión que cuando lo recibí llamé al director y le pregunté si lo había escrito para mí. Y me contestó que sí, desde el título. Aquello me supuso una responsabilidad increíble. Además, tenía un poso y un trabajo interior increíble y era un personaje redondo que te contaba todas las fisuras que tenemos como personas.

-Ha sido su gran papel protagonista. A usted siempre se le ha encasillado como uno de los grandes secundarios del cine español, pero querrá más papeles como protagonista.

-No lo sé, depende del personaje. Te pueden dar un protagonista que sí, que está todo el tiempo, pero que no tiene desarrollo, pues a lo mejor te gustaría más interpretar a ese secundario que aparece y atrapa al espectador y tiene una vida intensa. Un médico te puede curar unos granitos de la rodilla pero también te puede operar y no es secundario cuando hace una cosa y protagonista cuando hace la otra, sigue siendo un médico. Sigo siendo actor, haga una cosa u otra.

-Acaba de terminar «Señor dame paciencia», de Álvaro Díaz Lorenzo, estrena dentro de poco «Oro», de Agustín Díaz Yanes. ¿Qué proyectos tiene que se puedan contar?

-Proyectos tengo de sobra para cubrir el lustro casi que viene, pero le puedo contar lo que estoy haciendo ahora. Es una serie que se llama «Sé quién eres», donde repito con Blanca Portillo, Francesc Garrido, Pepón Nieto, Nancho Novo, Carles Francino… Y hay un nombre ahí que me ha sorprendido que es Pau Freixas que es el director de «Pulseras rojas». Creo que es un sabio de algo a lo que nunca le he dado la importancia a la que ahora le doy que es una buena serie de televisión. Creo que esto sí va ser un antes y un después de las series.

-No piensa como Vincent Lindon que se negaba a hacer series.

-A mí me encantaría ser Vincent Lindon y poder decir que la única vez que visité Sevilla me quedé en el Alfonso XIII con una chica. Si llegamos a esos niveles, puedes hablar mal de la televisión. Creo que soy un actor de carretera, que hay una cosa importante, aparte del arte, que es tu profesión. Como decía Pilar Bardem cuando le ofrecían un trabajo: «¡Por Dios que sea bueno! Porque lo tengo que hacer de todas maneras». No creo que podamos elegir demasiado.

-Usted, además, nunca ha querido perder esa conexión con el público que da el teatro.

-El teatro es el hábitat natural del actor. A mí me hace mucha gracia cuando un actor que solo hace teatro despotrica del cine o uno que solo hace cine dice que el teatro es un amaneramiento. Cada uno cuenta la feria como le va en ella. En mi caso, soy un actor de palabra, me dediqué a esto para decir las palabras de los grandes y con el tiempo he aprendido a querer el audiovisual, a querer la verdad que puede contar el cine y la pasión que puede transmitir la televisión, que son formas diferentes de interpretar que las del teatro. Pero, amigo, eso de estar entre bambalinas, escuchar el murmullo del público, que se te pongan las mariposas en el estómago, que se levante el telón, que tú salgas y que en ese momento se paren los tiempos, eso es fabuloso.

Ver los comentarios