The Sonics: «Tocamos con la misma energía que cuando teníamos 17 años»

La mítica banda de Tacoma (Estados Unidos), padres del garage, vuelve a España con sus ritmos salvajes

El saxofonista Rob Lind (segundo por la derecha), junto al resto de miembros de The Sonics ABC
Israel Viana

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Rob Lind responde al teléfono desde Charlotte, la ciudad de Carolina del Norte donde se fue a vivir con su mujer para comenzar una nueva vida como piloto de American Airlines, cuando The Sonics se separó a finales de los 60. «Aquellos tres discos no se vendieron mucho y jamás actuamos fuera de Estados Unidos. Pensábamos que hacer una gira era ir a tocar en verano, con nuestro coche, a tres ciudades cerca de Tacoma», reconoce a ABC el saxofonista.

El guitarrista Larry Parypa se puso a trabajar en una aseguradora y el cantante y pianista Gerry Roslie , en el mundo del asfaltado. La música se había acabado para ellos, sin ser conscientes entonces de la huella que habían dejado. Pero así era. Kurt Cobain aseguró que The Sonics tenía «uno de los sonidos más asombrosos» que había escuchado. The White Stripes, que era una de las bandas que más les habían influenciado. Y The Cramps, The Flaming Lips, The Hives o Bruce Springsteen, entre otros, versionaban sus canciones continuamente en directo. Cuando se reunieron en 2007 para una actuación en el festival Cavestomp de Brooklyn, el grupo ya era considerado el padre del punk, el garage, el grunge y cualquier estilo que aunara potencia y guitarras.

Lind recuerda la llamada de su mánager después de aquel glorioso regreso, con «una multitud inesperada de jóvenes loca con los viejos temas». «Nos había organizado otro concierto en una gran sala de Londres y, como las entradas se vendieron muy rápido, reservó también el día siguiente y se agotaron de nuevo. Y eso que nunca habíamos tocado fuera de Estados Unidos», comenta. Desde entonces, The Sonics no ha parado de recoger los frutos del pasado en continuas giras por Europa, Oceanía, Asia y América, tras dejar sus otros trabajos. «Y la primera vez que tocamos en Barcelona, lo hicimos antes 25.000 personas en el Primavera Sound».

Cuando The Sonics se separó en 1969, ¿se imaginaban semejante éxito casi medio siglo después?

De ninguna manera. Recuerdo que en aquel concierto de regreso en Cavestomp, el guitarrista de The Hives me dijo que, cuando fuéramos a tocar a Bilbao, la gente se echaría a llorar nada más escucharnos. Obviamente, me reí al escucharlo pensando que exageraba. Sin embargo, cuando fuimos a tocar allí, aparecieron tres chicos en el camerino al final de la actuación y, efectivamente, iban llorando. Estaban tan emocionados que se pusieron a besar a Gerry.

¿Por qué cree que los jóvenes se vuelven locos ahora con las canciones de The Sonics, cincuenta años después?

No tengo ni idea, aún estamos intentando averiguarlo. Y es una cuestión interesante, porque temas como «Have Love Will Travel» o « Strychnine » los grabamos en una sola toma sin saber lo que hacíamos. Y ahora los tocamos cada noche y todo el mundo los canta con las manos en alto. Es muy gratificante.

¿Solo una?

Exacto. Cuando hicimos esos discos éramos niños, entrábamos al estudio sin saber lo que teníamos que hacer. El productor nos preguntaba: «¿Qué queréis hacer?». Y respondíamos: «Pues no sabemos.... ¿probamos “Have Love Will Travel”». Recuerdo que después de la primera toma le dije: «Creo que puedo hacer un solo de saxo mejor. Déjame intentarlo otra vez». Y él: «¡No, suficiente! Esa suena bien». Y luego Gerry: «Déjame cantar una toma más». Y de nuevo: «¡Qué no! Vamos a por otra canción». Y así, una tras otra. Y lo creas o no, con el paso de los años, esa la canción que más éxito comercial ha tenido en todo el mundo y la que ha sido usada en más películas.

¿Y eso que ustedes no han hecho nada por mantener a esa masa de seguidores?

A lo largo de cuatro décadas, nada. No hicimos rap, ni música disco, ni heavy metal, ni compusimos canciones como «Eyes of the Tiger». Nos perdimos todo eso. Simplemente, porque hemos hecho otras cosas, como mi carrera como piloto comercial.

¿Qué ha cambiado en vuestra de aproximaros al «garage» ahora que tenéis más de 60 años?

No ha cambiado nada. Empezamos justo donde los habíamos dejado entonces, cuando éramos unos niños. La gente ahora quiere escuchar aquellas canciones de los 60 y nosotros las tocamos con la misma energía que cuando teníamos 17 años.

¿Pero sí habrá cambiado la manera en la que os habéis profesionalizado a la hora de girar?

Sí, eso mucho. Cuando fuimos a tocar a Londres por primera vez en 2007, ni siquiera sabíamos como se hacía una gira. No teníamos ni idea de managers ni de pruebas de sonido. En la primera que hicimos, recuerdo que pregunté que qué eran esas cajas negras enfrente del escenario. Todo el mundo me miró como si hubiera llegado de Marte. Y, por supuesto, hemos tenido que aprender a tocar en cuatro países en un solo mes, con todo lo que implica. Ahora es mucho más divertido.

¿Más divertido que cuando tocabais en los 60?

Sí. En los 60 ni siquiera se llamaban «conciertos», sino «bailes». Tocábamos tres o cuatro pases distintos, unas 60 o 70 canciones, porque la gente no iba a verte tocar, sino a tomarse una cerveza, bailar y a conocer chicos o chicas. En el primer pase, sobre todo en verano, no había nadie nadie, unas diez personas que se quedaban mirando quietos a la banda. Gerry, que es extremadamente tímido, odiaba eso. Por eso decidimos hace 50 años comenzar los conciertos de la forma más cañera posible, para conseguir que el público se pusiera a bailar desde el principio. Y eso es exactamente lo que hacemos ahora, al empezar con « Cindirella », una canción muy salvaje. Eso es lo que hacíamos con 17 años, pero ahora, bailen o no, la audiencia se involucra en las dos horas que tocamos, disfrutando con la música.

La etiqueta de «garage» vino mucho después de aquellos primero conciertos. ¿Se sienten identificados con ella?

En los 60 simplemente tocábamos rock and roll. Esa etiqueta de «garage rock» o la de punk rock no se inventó hasta 25 años después. En algunas publicaciones han llegado a decir que tocamos algo parecido a AC/DC [risas], una especie de acordes heavies o riffs poderosos. Puedo intuir a qué se refieren con eso de «garage rock» teniendo en cuenta la música que hacemos, pero si nos has visto tocar, creo que no hay nada de eso en lo que hacemos. Bueno, está bien, no me molesta. Hay muy buenas bandas a las que incluyeron después en la misma etiqueta, como MC5 o The Ramones.

¿Crees que la década en la que The Sonics nació es la mejor de la historia de la música del siglo XX?

Sí. Yo soy un chaval de los 60. Esa fue la década en la que se produjo la gran explosión, con todas esas bandas jóvenes que comenzaron a girar por todo el mundo. Grupos como The Kingsmen, los Beatles, The Rolling Stones, John Sebastian, The Mamas & the Papas o The Beach Boys, con los que dimos diez o 12 conciertos cuando aún se llamaban The Pendletones. Creo que fue la época más importante por esa sensación de descubrimiento.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación