Sleaford Mods: «Jamás volveremos a trabajar en una fábrica»

Jason Williamson y Andrew Fearn forman la banda que mejor ha sabido expresar, con su sencilla y contagiosa de punk, hip hop y música electrónica, el malestar de la clase obrera inglesa. Ahora presentan en España su nuevo disco: «English Tapas»

Israel Viana

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En los mensajes de Whatsapp intercambiados para concertar la entrevista con Jason Williamson , llama la atención la imagen escogida para su perfil: la del eurófobo y polémico impulsor del Brexit, Nigel Farage , cazado con una mueca tirando a cómica. «Es mi forma de criticarle, es un idiota», comenta el cantante y fundador de Sleaford Mods , que poco después asegura, sin embargo, estar «muy hastiado de abordar el tema político». Algo que sorprende al tratarse de la banda que mejor ha sabido expresar, en los últimos años, el malestar de la clase obrera inglesa, «reflejando su frustración y la locura absoluta que significa vivir bajo el régimen del dinero», explica.

Como podía leerse en la revista «Wire» hace tres años: «Mientras otros grupos entusiasmados con la promesa inicial del punk no han hecho más que bailar alrededor de su cadáver, Sleaford Mods se las ha apañado para animar a su fantasma». Porque, efectivamente, el dúo de Nottingham es capaz de transformar ese hastío en algo disfrutable, con esa contagiosa mezcla de punk, hip hop y techno compuesta por el productor Andrew Fearn , que en los conciertos se dedica simplemente a beber cerveza, reproducir sus bases pregrabadas en un portátil y realizar un baile tan minimalista como su música. «Es cierto que es minimalista, pero también es muy buena. A veces nos frustramos un poco cuando la gente nos pregunta que si vamos a cambiar el estilo de la música. Puede que piensen que hacemos siempre la misma mierda antigua, pero yo creo que nuestro sonido no necesita ser cambiado. Eso no nos preocupa ahora», afirma Williamson.

Y no es para menos, porque toda esa escuálida puesta en escena se desarrolla mientras el público se desmelena de lo lindo, a golpe de denuncia, durante sus actuaciones: «Compra una compañía, explótala, toma el dinero, jode a los trabajadores, es legal», canta Williamson en « BHS », primer adelanto de su último disco, « English Tapas ». Un tema que hace referencia a una multinacional inglesa cuyo dueño, Philip Green, echó a la calle hace poco a 11.000 trabajadores, para después vender la empresa y comprarse un yate para irse a surcar el océano. Una letra que no suena impostada ni forzada en boca de este músico con aspecto de hooligan camorrista cuarentón, cuya rabia conecta perfectamente con el público. Valga como muestra la reseña que hizo «The Guardian» de uno de sus conciertos en 2016. En ella, se le preguntaba a un seguidor entrado en años que por qué le gustaba Sleaford Mods. Este comentó que porque hablaba de su vida. «¿Y cómo es su vida?», insistió el periodista: «Una mierda».

En esta desazón, Williamson no es un extraño interpretando un papel, porque esa vida también fue la suya: «Siempre quisimos algo más que un trabajo con un sueldo mínimo en una fábrica, algo más que uno de esos empleos en los que no tienes que desarrollar ninguna habilidad. Queríamos alejarnos de eso y hacer algo más. Yo ya le he dedicado 26 años de mi vida a eso. Ese tiempo ya se lo llevaron, no va a volver. Jamás volveremos a trabajar en una fábrica», asegura.

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