La cantaora Rocío Márquez
La cantaora Rocío Márquez - RUBÉN MUÑOZ

Rocío Márquez: «Nuestro cuerpo define la forma en que cantamos flamenco»

Tras publicar su nuevo disco, «Firmamento», la artista onubense ha terminado una rompedora tesis doctoral sobre la técnica vocal flamenca

Madrid Actualizado: Guardar
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A Rocío Márquez (Huelva, 1985) la meten sin remedio en el saco de «los renovadores del flamenco» junto con Niño de Elche, Rosalía y otros cantaores y cantaoras de nuevo cuño que no hacen ninguna gracia a los puristas. Ninguno de ellos va a dar un paso atrás, y, de hecho, «Firmamento» es el nuevo paso adelante de la onubense, una mujer en plena efervescencia creativa que ha compartido nuevas composiciones con letras de marcado contenido social firmadas por autoras contemporáneas como María Salgado, Christina Rosenvinge o Isabel Escudero.

En el álbum conviven flamenco clásico con melodías folclóricas, la improvisación jazzística con colores propios de la música contemporánea, en un caldo de cultivo sabiamente controlado por Proyecto Lorca (Daniel Borrego Marente, piano; Juan M. Jiménez: saxos; Antonio Moreno: percusiones), con la ayuda del artista Pedro G. Romero y del siempre inquieto Raül Refree a la producción.

Mientras lo componían y grababan, Márquez además ha trabajado duro en una tesis doctoral sobre cante flamenco, cuya finalización ha sido todo un reto.

En este disco las letras juegan un papel más fundamental de lo habitual, si cabe.

Sí, esa es la palabra: fundamental. Esa era mi apuesta, que las letras reflejaran una visión, una conciencia feminista, social y medioambiental. Pero a nivel instrumental la apuesta también ha sido muy fuerte, al prescindir de la guitarra. Al utilizar solo saxo, piano y percusión, el color del disco ya es algo muy especial. Además, la banda a su vez está compuesta por músicos de clásico contemporáneo, que no se quedan en su campo sino que se adentran en otros terrenos. Por eso hay tantos colores: jazz, clásico, contemporáneo, música popular, flamenco… Por otra parte, la presencia masculina en la instrumentación, y también en la producción con Raül Refree, sirve de equilibrio con ese aspecto más femenino de las letras.

La idea del disco se gestó en un concierto, ¿verdad?

Sí, yo con estos músicos sólo he actuado una vez, en el Teatro Real. Nos encargaron una actividad paralela a la ópera flamenca que hizo Mauricio Sotelo sobre «El Público», de Lorca. Quise hacer algo original, así que tiré de otro tipo de tímbricas y prescindí de la guitarra. Cuando salimos al escenario tuve una sensación tan bonita, me encontraba tan bien y todo fue tan natural que pensé inmediatamente en desarrollarlo más, en tirar de la cuerda para ver hasta dónde llegábamos.

¿Por qué los renovadores del flamenco reniegan de ese término, «renovadores»?

Porque en el flamenco siempre han coexistido distintas líneas, las más tradicionales y las más arriesgadas. Eso es así desde hace décadas, y que ahora nos adjudiquen ese término nos hace sentir que se desprecia todo ese pasado, como si nosotros fuéramos los únicos renovadores, y no lo hubieran sido Marchena, Camarón o Morente.

Ha terminado su tesis doctoral sobre técnicas de cante flamenco. ¿Ha sido duro?

(Risas) Sí, muy bonito y muy gratificante, pero muy duro, durísimo. Parecía que no se acababa nunca, pero ya lo he entregado.

¿En qué ha basado su estudio?

Está basado en la resonancia cinemática. Nosotros, las personas, somos instrumentos, y dependiendo de cómo sean los huecos que tenemos dentro, los sonidos que se obtienen de nosotros varían de una forma u otra. Lo que he hecho ha sido intentar hacer la misma melodía en el mismo tono, pero en distintos resonadores (utilizando un equipo de resonancia magnética) para ver cómo afecta la fisiología. Eso lo he contrastado con el análisis de cada sonido, y con las entrevistas que he hecho a diferentes artistas, como Niño de Elche, en cuanto a sus sensaciones respecto a la resonancia. En resumen: el cuerpo de cada uno acaba definiendo bastante dónde se encuentra cómodo a la hora de cantar. Esto explica por qué hay tantísimas formas distintas de interpretar el cante flamenco, por encima de la importancia de las técnicas que puedas aprender. Por eso, en el fondo no hay una sola técnica.

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