Mayte Martín: «Nunca me sentí rechazada en el flamenco por ser lesbiana»

La cantaora desvela en su último álbum, «Tempo Rubato», el trazado sonoro de su registro vital

Israel Viana

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Antes de que Peter Gabriel se fijara en su forma de cantar y de que ganara la Lámpara Minera del Festival del Cante de las Minas , Mayte Martín ya tenía una cosa clara: «En esta profesión había muchos peajes que yo no estaba dispuesta a pagar , porque si los pagas, el arte se convierte en otra cosa que a mí nunca me ha interesado», asegura. Un concepto transgresor dentro del ámbito del flamenco que la cantaora barcelonesa ha defendido desde el comienzo de su carrera, cuando, a mediados de los 80, el citado cantante de Genesis la eligió para representar a España en varios festivales por todo el mundo .

«Mi voluntad no era romper moldes —continúa— y tampoco me he considerado una rebelde sin causa. Tuve que hacerlo para no pasar por el tubo, para no renunciar a mis principios , a mi concepto de arte y a mi ética». Quizá por eso, Martín nunca ha sentido la necesidad, ni aceptado la presión de ninguna discográfica , de publicar discos con los que promocionarse o como excusa para salir de gira. En 23 años ha lanzado sólo ocho , en algunos de los cuales ha traspasado las fronteras del cante jondo para convertirse en una de las mejores cantantes de boleros de España.

Así lo pensaba el mismísimo Tete Montoliú , que le propuso a Martín grabar juntos, en 1996, el mítico disco «Free Boleros» . Toda una «experiencia religiosa» con la que la cantaora (o cantante) consolidó, aún más, su prestigio internacional. «Lo cierto es que él nunca quiso oírme cantar flamenco . Decía que yo era cantante de boleros. Me sentí muy afortunada de que me escogiera y de que la vida me diera ese regalo tan hermoso», recuerda.

Canciones de toda una vida

Su último álbum, «Tempo Rubato» , está formado por temas que ha ido componiendo a lo largo de su carrera. Canciones en las que cuenta algunos de los episodios más importantes de su vida: «Es el trazado sonoro de mi registro vital y amoroso. Lo más hermoso de la vida es no tener pudor de desnudarse ante el mundo. Y el colmo de la felicidad es que el mundo mire con amor tu desnudez », explica la artista catalana, que ha vivido siempre su homosexualidad de manera absolutamente natural y transparente, tanto después como antes de ser conocida. «En mi adolescencia empecé a tomar conciencia de que ser distinta podía no ser del todo fácil. Pero siempre he creído que es mucho más difícil no vivir de acuerdo a tu verdad. La vida es muy corta y muy larga para vivirla fingiendo ser quien no eres», comenta.

¿En casi tres décadas de carrera, nunca se sintió rechazada en el mundo del flamenco por ser lesbiana? «No, nunca. Entre otras cosas, porque jamás me he puesto a la defensiva . He sido y punto, dándole al otro la oportunidad de verme y traspasar la barrera del rechazo a lo diferente, a lo distinto. Recuerdo que con 17 años solía caminar de la mano con mi novia y sonreír ante la mirada curiosa de los demás, en lugar de ponerme desafiante. Siempre me devolvían la sonrisa», declara.

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