Madonna sigue con su cruzada por la música pop
Madonna sigue con su cruzada por la música pop - Efe

Madonna, la resistencia de la Ambición Rubia

La cantante regresa a Barcelona los días 24 y 25 de noviembre con una de las pocas giras de grandes dimensiones que no se han aplazado tras los atentados de París

Barcelona Actualizado: Guardar
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Entre el amplio y variado catálogo de motivos por los que el nombre de Madonna ha aparecido en las últimas semanas encabezando titulares, hay uno que deja todos los demás en ridículas nimiedades. Ocurrió el sábado, poco después de la masacre terrorista de París, cuando la cantante decidió seguir adelante con su gira europea. Otros colegas como Foo Fighters o U2 ya habían suspendido o aplazado sus actuaciones previstas para esos días, pero no así Madonna. Ella no. La vida es celebración y el show debe continuar. «Fue muy duro seguir adelante con el concierto, porque en muchos sentidos me siento rota», explicó la propia cantante durante su actuación del sábado en Estocolmo.

No escondía la de Michigan que no fue nada fácil decidirse entre suspender o seguir adelante, pero entonces surgieron una pregunta y su inevitable respuesta.

«¿Por qué debería ceder? No hay nadie en el mundo que tenga derecho a impedirnos que hagamos lo que amamos. Lo que esa gente quiere es callarnos. No les dejaremos jamás, porque hay poder en la unidad», proclamó ante 40.000 personas en el Tele 2 Arena de Estocolmo. Y aún hubo tiempo para más, antes de que dejase ver alguna lágrima y se arrancase con «La Vie en Rose» a solas con la guitarra.

Así, convertida en involuntario símbolo de resistencia, la Ambición Rubia desembarca esta semana en Barcelona para seguir tirando del hilo de «Rebel Heart», el accidentado trabajo discográfico con el que intentó reengancharse a la actualidad musical después de que «Hard Candy» y «MDNA», sus dos últimos trabajos, no lograsen el impacto deseado. Las giras, esos fastuosos espectáculos de pop circense con los que Madonna lleva maravillando desde hace ya unas cuantas décadas, son otro cantar, pero es en el estudio donde sigue intentando capturar el signo de los tiempos y hacerlo suyo, filtrando tendencias y dándole vueltas a los sonidos contemporáneos. Es ahí, entre botones y mesas de mezclas, donde Madonna ha dejado de marcar tendencia y, a sus 57 años, contempla de reojo cómo aspirantes a divas como Taylor Swift le comen terreno a un ritmo cada vez más vertiginoso.

Corazón pirateado

Quizá por eso el lanzamiento de «Rebel Heart» fue como fue y lo que en un principio debería haber sido un álbum bicéfalo, con una parte dedicada a la rebeldía, a su lado más provocador, y otra a su faceta romántica y vulnerable, acabó convertido en un ciberculebrón en toda regla: primero se filtró la maqueta del disco, lo que obligó a la artista a subir a toda prisa media docena de versiones mejoradas de aquellas canciones; más tarde, alguien subió a la red el álbum completo apenas mes y medio antes de su publicación oficial.

De todo esto se nutren los alrededores de un disco que se explica a sí mismo a través de bocinazos EDM, electrónica mundialista, colaboraciones con Kanye West y Avicii y, sobre todo, idas y venidas a través de su propia historia. «He colaborado con artistas que van desde Basquiat hasta Michael Jackson y Tupac Shakur; yo sobreviví y ellos no. Y pensarlo me provoca sentimientos encontrados. Me pareció que era el momento adecuado para detenerme y volver al pasado. Tal vez sea un dejo de culpa del sobreviviente ¿Cómo es posible que yo haya podido y ellos no?» , se preguntaba Madonna en una entrevista con «The New York Times», haciendo especial hincapié en esa capacidad de supervivencia que la ha llevado hasta donde está y que la traerá de nuevo de cabeza al Palau Sant Jordi para firmar otro doblete de altura.

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