El artista madrileño, Leiva
El artista madrileño, Leiva - ÁNGEL DE ANTONIO

Leiva: «Me he encontrado más vulnerable de lo que creía»

El artista madrileño publica hoy su tercer disco en solitario, «Monstruos»

Madrid Actualizado: Guardar
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Leiva hace ya tiempo que entró por méritos propios en la élite del rock español. Se codea sin complejos con Loquillo, Ariel Rot, Quique González, Carlos Tarque, Fito Cabrales... La disolución del dúo Pereza fue superada con nota por el músico madrileño, que en poco tiempo volvía a llenar los grandes recintos de nuestra geografía, como el Barclaycard Center, al que regresará el próximo 30 de diciembre. Hoy verá la luz su nuevo álbum, «Monstruos», en el que vuelve a dar muestras de su habilidad para crear himnos juveniles, que es a lo que suena, por ejemplo, «Guerra Mundial» o «Sincericidio». Rock y sensibilidad, personalidad y actitud, vuelven a ir de la mano, esta vez con la fórmula más depurada que nunca.

— ¿Tiene la sensación de haber dado definitivamente en el clavo?

— Me he dado cuenta de que podría ser una trilogía, de que todo lo que apuntaba con «Diciembre» y «Pólvora» he acabado haciéndolo mejor con «Monstruos». Es el disco con el que más tranquilo me he sentido una vez terminado. Es una sensación bastante nueva para mí, no estar pensando todavía en lo que podía haber hecho mejor.

— Las canciones dan la sensación de estar muy vestidas.

— Es emocionante oír esto. Yo concebí una producción algo más sofisticada, más rebuscadilla, y al final el 90 por ciento del disco es una banda tocando: bajo, batería y dos guitarras. Sin querer arreglar más porque si nos poníamos preciosistas nos lo cargábamos. Ese sonido más crudo le sienta bien al disco, y no es lo que yo había pensado de antemano.

— En «Guerra Mundial» la sección de viento entra al final, en su justo momento.

— Esto fue un debate, si cogían la importancia de participar en el sonido de la canción o poníamos un broche al final a lo «Sgt. Pepper’s». Hubo discusión, pero fue un acierto aguantar y aguantar. Creo que esta es la clave del disco, hemos sabido contenernos.

— Le gustan los títulos cortos.

— Lo intento, sí, desde hace ya unos cuantos años. Me parece un ejercicio un poco acrobático, porque no siempre puedes comprimir significados, pero en este caso creo que volví a encontrar la palabra que definía lo que quería contar en el disco.

— ¿Qué monstruos son esos?

— Al terminar las maquetas en mi casa con la acústica y el mellotrón, porque me compré un mellotrón, me di cuenta de que había tres canciones que decían la palabra «monstruos». Y bueno, hay unos cuantos, la verdad. En concreto hay uno un poco más feo que yo no conocía y del que había leído pero no tenía controlado, y que es la ansiedad. Conviviendo con ese monstruo durante un par de años he aprendido a hacerme preguntas, a buscar al enemigo dentro en lugar de fuera, y creo que el disco en parte está hablando del descubrimiento de que el enemigo está en casa.

— Es una guerra interna.

— Supongo que sí. De la vulnerabilidad que te produce la ansiedad. Todo el mundo la tiene pero yo no la conocía. Supongo que en tus propias contradicciones y en la vulnerabilidad y en un montón de cosas vas encontrando tu verdadero yo. Me he descubierto más vulnerable de lo que creía que era, y me gusto más.

— En el tema «Breaking Bad» dice «demasiado brillo, demasiado impacto, me ha venido grande».

— También digo: «Una rara pérdida del anonimato». Pero hay un punto interesante en esta canción que me gusta mucho resaltar, y es cómo terminan los versos: «Ya sé que no es para tanto». Hay un punto de humor en el disco también. No estoy llorando de éxito. Esto es importante. Hago un resumen de lo que ha sido mi vida en los últimos tiempos, un tobogán de emociones, de estar con un montón de gente, parar, recogerte, volver a salir al escaparate... Pero me gusta aplicar el sentido del humor y decir «ya sé que no es para tanto, pero dejadme contarlo».

— Los temas que hablan de relaciones sentimentales dan a entender que las entiende como una especie de batalla.

— Realmente el conflicto lo tengo yo, no las personas que están conmigo. Es una metáfora, soy un tipo un tanto intenso, y acabo viviendo las relaciones con intensidad, ya no solo las sentimentales. Pero sí, tengo un universo complejo a la hora de relacionarme sentimentalmente.

— ¿Es Leiva el niño de la portada?

— Soy yo con nueve años. Esa foto está en mi nevera desde hace mucho tiempo, me la hicieron para una promoción de cursos de kárate de mi barrio. Cuando ya había decidido el título, de repente vi la nevera y pensé que la imagen era representativa de lo que estaba contando, una batalla contra miedos infantiles, porque al final son miedos absurdos. Y también tiene sentido del humor, que es otra cosa que me parece muy importante.

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