José Manuel Soto durante su actuación en el Teatro Real
José Manuel Soto durante su actuación en el Teatro Real - ABC

José Manuel Soto llena el Teatro Real en un concierto para celebrar sus tres décadas de trayectoria

El cantante sevillano ofreció ayer un espectáculo en el que participaron amigos y artistas como Juan Valderrama, Arturo Pareja Obregón, la cantaora Argentina, el violinista Paco Montalvo e incluso el torero Enrique Ponce

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Una noche para homenajear tres décadas, un ejercicio de nostalgia dulce, una oportunidad para disfrutar. José Manuel Soto celebró ayer sus 30 años de trayectoria musical con un concierto en el Teatro Real de Madrid. Cerca de 2000 personas corearon el extenso repertorio del cantante sevillano, que compartió escenario con amigos y artistas como Juan Valderrama, Arturo Pareja Obregón, la cantaora Argentina, el violinista Paco Montalvo e incluso el torero Enrique Ponce, que se desenvolvió con soltura en un dueto entrañable en el que interpretaron «Abrázame». «Él no le tiene miedo a nada, se subió y lo bordó», comentó Soto a ABC, que se mostró muy satisfecho con el espectáculo. «Me quedo con muy buen sabor de boca, con la sensación de haber cumplido».

Entre el público que llenó el Teatro Real, «el escenario más grande de España» según el propio Soto, destacó la presencia de la Infanta Doña Elena, que en primera fila pudo ver a de sus artistas predilectos. Dentro de la solemnidad del lugar, Soto consiguió crear un ambiente relajado, familiar, sencillo, «como soy yo», apuntó el músico, que afirmó sentirse en el mejor momento de su carrera: «Creo que mi mejor momento está por llegar. Me encuentro fuerte, con una madurez importante. Estoy cantando mejor que nunca, sin el miedo que produce la inseguridad». Luego añadió que no se hacía grandes previsiones a largo plazo. «Voy día a día. Intento disfrutar de mi profesión, darle dignidad a las cosas que hago. Me gusta pasarlo bien, sufrir con esto no tiene sentido».

Uno de los momentos más emotivos de la velada se produjo cuando varios niños de la Fundación Alalá, de la que Soto es patrono, se subieron con él al escenario. «Estuvieron muy espontáneos, con la frescura y el arte innato que caracteriza a los niños», comentó el cantante. Con la música como vehículo, la organización persigue la integración social y laboral de jóvenes en riesgo de exclusión social en Sevilla, en especial en el barrio de «Las tres mil viviendas», una de las zonas más marginales de la ciudad.

«Es un lugar en el que nadie quiere entrar. Los taxistas no te llevan. A veces ni la policía se adentra. Pero esos niños que viven allí se merecen una oportunidad», lamentó el cantante. Hace cuatro años Alalá ha creado una escuela de música donde el flamenco es el eje central que sirve como gancho, casi como salvavidas. El objetivo es usarlo para enganchar a los chicos «para que tengan la oportunidad de acceder a una formación». «Es su sangre, su forma de expresión natural», comentó el cantante.