El pianista James Rhodes, en una imagen de archivo
El pianista James Rhodes, en una imagen de archivo - EFE

James Rhodes: «La creatividad es una forma de bienestar mental»

El pianista británico recuerda en los cursos de verano de El Escorial la traumática experiencia que narra en «Instrumental»

San Lorenzo de El Escorial Actualizado: Guardar
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Al pianista James Rhodes, todo lo que está haciendo ahora le parece un regalo porque él no «debería estar aquí». Cuando tenía 5 años, su profesor de boxeo abusó sexualmente de él, y las secuelas físicas y psíquicas de esta experiencia lo llevaron a drogarse, a autolesionarse y a intentar suicidarse. «No es que me quisiera morir, sino que no veía ninguna otra alternativa».

Y, cuando se decidió a contar su experiencia en un libro, su exmujer paralizó la publicación. Alegaba que las descripciones tan precisas podían dañar a su hijo. «No podía hablar libremente de casi ningún aspecto de mi pasado. Finalmente, después de 18 meses, fui al Tribunal Supremo. Los costes legales fueron de más de 2 millones de euros.

Casi pierdo mi casa. Pensaban que el material del libro era demasiado tóxico para vertirlo en el dominio público». Pero Rhodes ganó, e «Instrumental» (Blackie Books) lleva meses en lo más alto de las listas de los libros de no ficción más vendidos.

«Estoy tan sorprendido de que lleven tantas ediciones… Habla sobre la enfermedades mentales y música clásica, de lo que nadie quiere escribir ni hablar. Esto me hace sentir muy bien. Es una carta de amor sobre la música, sobre mi hijo, sobre ser padre… Quería hablar de cosas como suicidios, abusos infantiles… Era importante para que otras personas también dieran el paso y lo hicieran», ha dicho el pianista este jueves en los cursos de verano de El Escorial.

Rhodes ha participado en el seminario «Literatura, biografía y relato clínico. El legado científico y humanista de Oliver Sacks», y mañana viernes ofrecerá un concierto en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, donde interpretará obras de Bach y Chopin. «Bach, Mozart… eran personas como las demás: tenían ansiedad, se enfadaban, pasaban penas, tenían problemas económicos –ha dicho este jueves Rhodes–. Es importante verlos como seres humanos».

«No es cierto que haya un vínculo entre la creatividad y la locura –ha añadido–. Componían y creaban a pesar de lo que ocurría en su cabeza, no por lo que ocurría en su cabeza. La creatividad, para mí, es una forma de bienestar mental, no de enfermedad mental. El único gran compositor que hoy estaría internado fue Schumann. Intentó suicidarse varias veces y murió en un asilo de enfermos mentales».

Para lograr esta estabilidad mental, el pianista británico ha tenido que pasar «mucho tiempo encerrado en hospitales psiquiátricos». Ha tenido aceptar que no es una persona normal: «Todas las personas están un poco locas. ¿Quién quiere ser normal? Es tan jodidamente aburrido… Yo no sé cómo ser normal. No sé lo que es». «Intentar ser normal es agotador, fatiga mucho», ha añadido. «Beethoven, a diferencia de sus contemporáneos, no buscaba ser querido. Dijo: “A la mierda. Aquí estoy yo”. Y reventó la música clásica».

A Rhodes la música le salvo la vida: «La música es la única que nunca me ha traicionado. Las personas van y vienen, la salud se deteriora... pero la música siempre tiene el mismo efecto. El amor a la música fue lo que me salvó». Con 5 años fue violado por su profesor de boxeo, y sufrió la soledad de una sociedad que no quiere saber nada de los abusos sexuales a niños: «No queremos ver a niños a los que la sangre se les sale por las piernas. El abuso infantil es una sentencia vitalicia la que pasan los niños».

«La vergüenza –ha dicho Rhodes– era lo que me podía matar. Creo que siempre la voy a arrastrar conmigo. Quienes abusan te amenazan par que no hables. Eso te convierte en cómplice del abuso. Cada día que te callas, es más difícil hablar». «Cuando tenía 32 años una mujer que conocía de toda la vida me dijo: “James, ere el niño más hermoso que existe”. Y yo dije: “Entonces soy culpable, me merecía esto por ser tan guapo”», ha afirmado ante el auditorio del Eurofórum Felipe II.

«Cuando yo intenté suicidarme –ha recordado–, no es que me quisiera morir, sino que no veía ninguna otra alternativa. Es importante comprenderlo si queremos ayudar a la gente que se plantea el suicidio: para ellos, siempre es una solución válida y razonable. Para mí era una solución válida, la única posible. No quería seguir viviendo en el mundo en el que vivía». «Yo no debería estar aquí, no lo había planeado. Todo lo que estoy haciendo ahora es un regalo, un extra», ha dicho el compositor. «Mi vida es mucho mejor que hace diez años, y con eso me doy por contento».

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