Exquirla: «¿Una versión de “La leyenda del tiempo”? Ni de coña»

El grupo formado por el Niño de Elche y Toundra presentan en directo su debut, «Para quienes aún viven», y nos hablan de Fosforito, Manuel de Falla, Dinosaur Jr., Rammstein y la aportación del poeta Enrique Falcón

MADRID Actualizado: Guardar
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Cuando se anunció el nacimiento de Exquirla, los medios de comunicación se apresuraron a hablar de «riesgo», «proyecto impensable», «valentía», «estilos opuestos». Conceptos todos previsibles para encasillar la unión musical entre un cantaor como el Niño de Elche y un grupo de rock instrumental como Toundra. «Pues no ha habido riesgo, nos hemos movido en zonas en las que todos nos sentíamos cómodos», aclara rápidamente Esteban J. Girón, guitarrista de la banda madrileña. «Riesgo no es una palabra que esté en nuestro diccionario», insiste Francisco Contreras, el inclasificable artista flamenco que, en 2015, se convirtió en uno de los nombres más reverenciados de la música independiente con « Voces del extremo» (NDE/Telegrama).

Desde que sus caminos se cruzaron en una mesa redonda del festival Monkey Week de 2015 –«es un tío muy majo y le he propuesto hacer algo juntos, diferente, sin ninguna pretensión», comentó Girón a sus compañeros aquel mismo día, sin intención de grabar un disco ni montar una banda–, ambos tuvieron claro que, entre ellos, había más coincidencias que diferencias.

«Hubo un flechazo a nivel personal, pero también otro en la forma de enfocar la creación, de una manera muy pura, por encima de la simple exposición mediática o la presencia en festivales», explica el guitarrista de Toundra en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde este viernes y mañana sábado presentan su primer disco como Exquirla, «Para quienes aún viven» (Superball/Century Media, 2017).

La conexión entre ellos va más allá si se escarba un poco en su pasado. El Niño de Elche bebió del flamenco clásico antes de empezar a acompañar a sus primeros cantaores, evidentemente, pero con 16 o 17 años descubrió a algunos cantautores y bandas de metal que le cambiaron para siempre. «Fue en mi época más depresiva y me ayudaba a desprenderme de la rabia que llevaba dentro. Ministry fue la hostia para mí, por ejemplo. Los escuchaba horas y horas. Al igual que Rammstein, cuyo club de fans estaba en Alicante y yo acudía a algunas de sus reuniones. Yo vestido de flamenco y ellos de góticos. A mi padre, sin embargo, le preocupaba más que escuchará a Paco Ibáñez, del que decía que tenía canciones de muerto», recuerda el cantaor entre risas.

Girón, por su parte, recuerda como su padre le ponía música de Paco de Lucía, Andrés Segovia o Camarón de la Isla cuando le colgó su primera guitarra con siete años. «Después entras en la época rebelde y piensas que todo eso es una mierda, hasta que con veinte años vuelves a disfrutar de Francisco Tárrega, Manuel de Falla, el maestro Joaquín Rodrigo o Sabicas. Y evidentemente no soy un guitarrista clásico, pero haber aprendido piezas de ellos se traslada a mi forma de tocar aunque no quiera», asegura, recordando que incluso en algunos discos de Toundra hay progresiones de acordes cogidos voluntariamente del flamenco para «buscar esa epica». «Es más, hace poco Paco y yo estuvimos comprando discos en La Metralleta de Madrid y él se pilló uno de Dinosaur Jr. y yo uno de Fosforito. Esa semilla de la intriga por el flamenco sí que está en Toundra, aunque no seamos unos experto», añade.

Por conexiones como esas les resultó fácil desprenderse de los prejuicios que pudieran tener casi desde la primera reunión. Tenían claro que «Para los que aún viven» no iba a ser la continuación del « Omega» de Lagartija Nick y Enrique Morente, ni un guiño a la seminal fusión de Sabicas y Joe Beck. «Nada de ideas preconcebidas. ¿Metemos palmas? No. ¿Metemos contenido flamenco? Nada, ni loco. ¿Hacemos una versión de “ La leyenda del tiempo”? Ni de coña, eso son palabras prohibidas. Ellos llevan tocando juntos diez años, así que lo inteligente era que yo me introdujera en su mundo. Sobre todo, porque yo no sé cuál es mío», advierte el Niño de Elche.

«Nosotros hemos cambiado algunas estructuras y dejado espacio para que Paco introduzca su voz y desarrolle su estilo, pero, evidentemente, Exquirla se parece mucho a Toundra. No nos hemos forzado para acercarnos al flamenco y tampoco sabríamos hacerlo, sería absurdo», explica David Maca, el otro guitarrista de Toundra, recordando que la banda nunca quiso tener cantante hasta que conocieron a Contreras: «Fue tras entablar amistad con él cuando pensamos que sí sería interesante».

El cantaor confiesa que lo que él podía ofrecer a este grupo de rock instrumental, que fue capaz de colar su último disco en la lista de lo más vendido del año en España, eran los textos y la búsqueda de un mensaje común. Toundra solo tenía claro que quería un «contenido político contundente». Era la única condición. El Niño de Elche les trajo « La marcha de 150.000.000», del poeta valenciano Enrique Falcón. Les encantó y decidieron sacar de ahí el título del álbum y todas sus letras. «Es un libro sagrado en mi formación, el único que he sentido la necesidad de leer dos veces en voz alta. Pensé que era el idóneo para introducir la atmósfera que buscábamos», comenta Francisco Contreras sobre este poemario de discurso disidente y lenguaje experimental, «que invoca a todas las luchas minoritarias de los últimos treinta años». Una denuncia de las lacras de la sociedad capitalista que, a menudo, han etiquetado como «poesía de la conciencia crítica».

Falcón, el quinto «Beatle»

Para los miembros de Exquirla, Falcón ha acabado siendo algo así como el quinto «Beatle». Les enviaba reinterpretaciones de los textos utilizados desde una perspectiva actual, pues algunos fueron escritos hace más de 15 años. «Así entendemos bien cada frase, cada palabra que utiliza, que tienen todas un significado muy importante –explica Maca–. Para “Europa muda”, por ejemplo, nos contó el caso real en el que se basó para escribirla, sobre unos niños que habían sido detenidos y encarcelados en Marruecos. Quería que pusiéramos en contexto cada una de las letras».

«Eso fue muy importante para nosotros, pues muchos de esos poemas nos condujeron a hacer la música. No es que hubiera unos acordes a los que les añadimos una melodía vocal y después una letra. La música y los textos están hechos a medida y no pueden intercambiarse», comenta Girón, sobre versos tan explícitos como «un arcángel rasgará las banderas asesinas», «devolver el cadáver de mis hijos a la madre», «la madeja de mi niño partido en dos», «tu hija ensartada en el poste» u «800.000 obuses sobre Sarajevo».

Imágenes con una gran carga emocional las creadas por Falcón en su libro, cantadas por la profunda voz de Contreras, para llevar un paso más allá el rock épico de Toundra… hasta donde les pida el cuerpo o huya el duende: «Solo queremos hacer siete u ocho conciertos en todo el año. No había una pretensión mediática, porque si hubiésemos querido sacarle jugo económico a esto, habríamos podido. Esto es algo muy relajado, ambos tenemos muchas cosas que hacer en nuestras respectivas carreras», concreta el Niño de Elche.

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