Eminem, N.E.R.D. y Pablo López, los tres discos de la semana para los críticos de ABC

Eminem «Revival»

Si tienes la suerte de contar con Beyoncé en un dueto, lo lógico sería asegurarse de que la canción que grabes con ella no sea mediocre, olvidable. Eso es precisamente lo que no ha hecho Eminem con «Walk on water», el sorprendente primer adelanto de su nuevo disco. Sorprendente porque no es muy normal lanzar un single sin pegada, que dentro del álbum ejerce de mera intro para el verdadero tracklist. El interés, presuntamente, está en lo que dice el rapero de Misuri. Se lamenta de lo exageradamente altas que son las expectativas de sus fans, de lo duros que han sido los críticos con él en los últimos años. Se muestra vulnerable. Qué tramposo. Igual que cuando lanza dardos a Donald Trump (hasta en cuatro canciones lo hace), una rebeldía para todos los públicos que ya es la cosa más aburrida del mundo . «How do you keep up the pace and the hunger pains once you’ve won the race» («¿cómo mantienes el hambre cuando ya has ganado la carrera?»), rapea Slim Shady en «Believe», quizá haciéndose a sí mismo la pregunta retórica del millón, pues al avanzar el disco no parece que su propio material le excite demasiado . Sólo la entrada de Phreser le pone las pilas en «Chloraseptic», uno de esos temas ásperos que recuerdan a la primera impresión que nos dejó a todos el rapero blanquito allá por finales de los noventa. Qué menos que eso, si no va a sorprender con giros innovadores como los de los coetáneos que le están dejando irremisiblemente atrás .

Más atrás, a los ochenta, se remonta en «Untouchable», un tema de otro tiempo con un regusto clásico a la N.W.A., temática antirracista (otra constante en el disco) y la inconfundible producción rap-rock de Rick Rubin, que desgraciadamente no da con el acabado de un verdadero hit que engrandezca el old school. Tampoco en las guitarreras «Heat» y «Remind», donde el productor mete un sample de «I love rock’n’roll» de Joan Jett cual Dj demodé (y encima luego repite, usando el sobadísimo «Zombie» de Cranberries en un corte titulado directamente «“In your head»). De las colaboraciones de Ed Sheehan y Alicia Keys poco se puede decir (consiguen encajar bien sus estribillos, pero su voces no dejan de ser anécdotas chirriantes ), menos aún de la horrenda intervención de Pink , pero sí de buenas piezas de beat infeccioso y flow irresistible como «Offended» o «Framed», y de aciertos sentimentaloides como «Castle», en la que se sincera con su hija, o «Arose», donde cuenta todo lo que se le pasó por la cabeza cuando sufrió una sobredosis en 2008. Pocos hitos para un «Revival» que juega en contra de su larga duración y que deja al autor lejos del podio del hip hop, así que no, no es el disco con el que gritar con orgullo aquello de Eminem is back in tha house. 2,5 / 5

NACHO SERRANO

Pablo López «Camino, fuego y libertad»

El cantante, compositor, pianista y guitarrista malagueño ataca de nuevo con su tercer disco, una colección de once canciones escritas desde la más pura visceralidad autobiográfica, repartidas en una suerte de obra en tres actos. Grabado en los legendarios estudios East West (Los Angeles) y Abbey Road (Londres) para mayor gloria de su currículum y de su apuesta por la intimidad grandilocuente, «Camino, fuego y libertad» aprovecha bien los recursos puestos sobre la mesa ofreciendo un sonido grande y cercano a la vez , donde las orquestaciones dan alas a los estupendos arreglos de cuerda compuestos por López.

Impresiona la pegada del crescendo de «El Camino», un tema inicial lleno de dramatismo al que, ay, sigue una considerable ristra de canciones de similar tonelaje emotivo. Es entonces cuando la insistencia en la aflicción y el melodrama hacen que el viaje sea demasiado «intensito» y monocromo, dejando los (pocos) temas más livianos, luminosos y bailables para el tramo final, sin encaje protagonista ni posibilidades de romper la inercia. Pablo López acaba concentrando el desnudo emocional en atmósferas de ópera-pop algo sobradas de afectación, y la falta de más grises entre el yin el yang lírico y rítmico (sólo la bluesera «El Incendio» se ajustaría a ese papel intermedio) deja un cierto desequilibrio en su disco, que se balancea peligrosamente hacia una penumbra que resulta algo densa. 2,5 / 5

NACHO SERRANO

N.E.R.D. «No_One Ever Really Dies»

Dadas las fechas de publicación, Pharrell Williams y compañía lo van a tener complicado para meterse en las listas de lo mejor del año. Y no será porque no han echado el resto al sacarse de la manga a colaboradores de auténtico lujo (en lo creativo y en lo comercial) como Kendrick Lamar , Ed Sheeran , M.I.A. , Future , André 3000 , Gucci Mane y la misma Rihanna , cuya dosis de talento ya escuchamos en el espectacular primer adelanto: «Lemon».

Sus seguidores necesitarán algo más de tiempo para asimilar el cambio de sonido en este esperado quinto disco. El trío ha decidido alejarse de sus canciones más molonas y la clásica fusión de rap, pop y funk más comercial, para patear territorios más complicados como el hip hop y el soul contemporáneos . En este camino, N.E.R.D. saca partido de la genialidad de un Lamar en estado de gracia en temas como «Don’t Don’t Do It» y «Kites». No ocurre los mismo con todos los colaboradores, a algunos de los cuales se les nota poco o se les nota mal. Pero no hay de qué preocuparse, es precisamente en las canciones en las que no piden ayuda («Deep Down Body Thirst», «Lightning Fire Magic Prayer»), donde los de Virginia Beach brillan más.

La espera no habrá merecido la pena para todos, pero denle sus escuchas, porque en el riesgo asumido por Williams, Chad Hugo y Shay Haley, siete años después de «Nothing», hay más frutos que recoger de los que parece . 3 / 5

ISRAEL VIANA