DCODE, pop de fraternidad

Franz Ferdinand triunfaron en una fiesta con fuertes medidas de seguridad

Alex Kapranos, vocalista de Franz Ferdinand, sobre el escenario del DCODE de Madrid ÓSCAR DEL POZO

NACHO SERRANO

Con la de ayer ya van seis ediciones de DCODE , un festival cada vez más asentado en la capital y especialmente entre el público veinteañero , que es el que ha terminado dominando en la masa que se reúne cada segundo sábado de septiembre en Ciudad Universitaria. Ayer, ya desde el mediodía, grupitos de adolescentes calentaban motores en colegios mayores y bares de la zona de Metropolitano antes de bajar al campus en riadas gritonas y ruidosas, como fraternidades dirigiéndose al baile de fin de curso.

Dentro del recinto costaba ir creando ambiente. Los nubarrones que cubrieron la ciudad por la mañana ralentizaron la llegada de «DCODERS», y por eso no hubo demasiado público en el primer recital de la jornada, a cargo de unos psicodélicos Holy Bouncer que demostraron por qué se está hablando tanto de ellos últimamente.

La cosa empezó a cambiar con el concierto de Miss Caffeina , una banda acostumbrada a tocar en el ««prime time» de los festivales, y que empezó a tocar a la hora del vermut. Algunos de sus fans lamentaban tener que verlos «a deshora», e incluso hubo quien fue a verles para después irse del festival y no volver hasta la tarde. Alguno lo lamentaría: lo peor del evento, sin duda, es lo engorroso que resulta salir y entrar. El «sold out» llenó el recinto hasta los topes -asomó la sombra del sobreaforo-, y aunque la seguridad ahora es lo primero ante cualquier cita multitudinaria, parte de los asistentes no pudo evitar contener sus quejas y lanzó pitidos y gritos de «¡fuera, fuera!» en los controles.

Pasadas las dos de la tarde el festival ya presentaba un aspecto formidable, con el cielo completamente despejado y miles de personas abarrotando la carpa donde actuó Iván Ferreiro . El gallego, que hizo un repaso muy popular de su repertorio, dio la sorpresa invitando a un artista poco dado a ambientes «indies», el cantante Dani Martín , con el que interpretó a dúo una intensa «El equilibrio es imposible». Aunque era evidente que muchos asistentes no salían de su estupefacción al ver al ex El Canto del Loco en estas lides, la colaboración resultó de lo más natural y divertida. Tras un parón de la música en directo a la hora de comer, la británica Charli XCX sacó de la modorra a la audiencia con su pop electrónico, dejando el terreno bien allanado para el barcelonés Carlos Sadness , que desplegó su personal propuesta pop-rap ante una enorme multitud que celebró su anuncio de nuevo disco.

Rock-star de alto voltaje

Una de las actuaciones más interesantes del día fue la de los británicos Daughter , que sedujeron a propios y extraños antes de que llegara al DCODE un personaje de alto voltaje, nada menos que su compatriota Liam Gallagher . El ex Oasis, en pantalón corto, con su pose habitual de manos a la espalda y cabeza inclinada hacia el micrófono, estuvo bastante apático pero aun así dio lo que se esperaba de él, concediendo una «Wonderwall» de Oasis que derritió a los nostálgicos del mito brit-pop de Manchester.

Tras el show alegre y desenfadado de Milky Chance , la contundencia y elegancia armónica de Band of Horses fue el primer plato fuerte real del día. Los de Seattle salieron al escenario grande cuando pasaban las nueve de la noche y el fresquito empezaba a hacer mella en los que no calcularon la ropa de abrigo. Sin embargo, el calor de la masa empezó a hacer efecto en cuanto llegó el momento de la salida a escena de Interpol .

Los neoyorquinos aparecieron en el momento justo , cuando el público ya estaba ávido de emociones realmente fuertes , de ritmos bailables y atmósferas épicas. Aunque por momentos no fue tan sólido como cabría esperar, su show estuvo aderezado con algo de interacción con la audiencia -a quien agradecían los aplausos en perfecto español- y momentos de nostalgia con el repertorio de su rompedor debut de 2002, «Turn on the bright lights».

Quien apostó a que Franz Ferdinand serían los grandes triunfadores de la noche, ganó. La apuesta era bastante segura, sí, pero la efectividad de este grupo escocés en los festivales nunca deja de sorprender. Su líder Alex Kapranos ya es leyenda.

La noche continuaría con The Kooks entrando en la madrugada a ritmo de pop indie de libro para los que ya estaban entregados al jolgorio festivalero, que ya eran muchísimos a esa hora. Mientras, en el escenario pequeño el proyecto Exquirla había hecho algo más que eso: hacer pensar un poco a su audiencia con sus canciones inspiradas en textos del filósofo Enrique Falcón. Tomarían el relevo los responsables de cerrar la fiesta con pura frivolidad pop, unos frenéticos Varry Brava que seguro dejaron al personal exhausto al rozar las tres de la mañana.

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