David Bowie: dos años intentando llenar un gigantesco vacío en la galaxia del pop

El legado del artista británico exhibe músculo en el aniversario de su muerte gracias a homenajes, lanzamientos inéditos y tributos de antiguos colaboradores musicales

Murado dedicado a David Bowie en el distrito londinense de Brixton AFP
David Morán

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El rayo bicolor de «Aladdin Sane», esa cicatriz eléctrica en rojo y azul que atravesó el rostro de David Bowie y partió por la mitad los setenta, es casi lo primero con lo que uno tropieza nada más salir de la estación de metro de Brixton. A un lado de la calle, los «reventas» comercian a berridos y sin disimulo alguno con entradas para el Brixton Academy. Al otro, un mural repleto de pintadas, firmas y ofrendas florales se encarga de recordar que fue aquí, en este distrito popular y multicultural del sudoeste de Londres, donde empezó todo.

Tanto es así que incluso se llegó a fantasear con la idea de convertir ese mismo rayo en una gigantesca escultura bautizada con el juguetón nombre de «Ziggy Zag», un vistoso memorial de 9 metros de altura ubicado junto al mural que pintó el australiano Jimmy C en 2013 y que ahora, dos años después de la muerte del astro, sigue ganando enteros como punto de peregrinación obligatorio.

Al final, el proyecto quedó aparcado el pasado mes de marzo por falta de fondos (sólo se recaudaron 50.000 de las 900.000 libras necesarias), pero ayuda a entender hasta qué punto la sombra de Bowie sigue proyectándose desde el más allá para intentar llenar ese gigantesco vacío que dejó su muerte el 10 de enero de 2016. Un agujero negro que empezó a abrirse al mismo tiempo que que los versos de «Lazarus» -look up here, I'm in heaven I've got scars that can't be seen - se enredaban con la mortaja y que se ha intentado taponar a base de reediciones, homenajes, panegíricos y tributos de todo tipo. De hecho, durante estos dos años no han hecho más que sucederse iniciativas llamadas a perpetuar la leyenda de Bowie y, sobre todo, a intentar retener su estela en el reino de los vivos.

Fotograma del videoclip de «Lazarus» ABC

Así, si los meses posteriores a su muerte estuvieron marcados por el profundo impacto del lúgubre y mortuorio «Blackstar», los récords de ventas postmortem, y proezas como destronar a Adele en el podio de los discos más vendidos en Inglaterra en 2016, el año dos después de Bowie ha servido para honrar al astro con una serie de sellos postales, airear las inéditas «No plan», «Killing a Little Timey» y «When I Met You» (las tres pertenecientes al musical «Lazarus» ) y, sobre todo, para volver a comprobar que su tirón resiste envites tan prosaicos como el de la muerte.

De paseo con el Duque Blanco

Ahí está, por ejemplo, ese «David Bowie Musical Walking Tour» con el que el músico Nick Stephenson celebra la vida del autor de «Hunky Dory» organizando recorridos por algunos de los enclaves más determinantes de la historia del Duque Blanco. Localizaciones como ese número 40 de Stansfield Roald en donde vivió hasta los siete años, o el 15 de Heddon Street, escenario de legendaria portada de «Ziggy Stardust And The Spiders From Mars», en las que David Robert Jones empezó a despedirse de sí mismo para convertirse en uno de los astros más brillantes de la galaxia pop .

Tampoco falta en la ruta el ya icónico mural de Jimmy C, aunque no hace falta cruzar fronteras para comprobar que el magnetismo de Bowie funciona como gancho universal. En Barcelona, sin ir más lejos, la exposición «David Bowie Is», fascinante inmersión en el universo creativo del artista inglés a través de 300 objetos de su archivo personal, bajó la persiana el 15 de octubre con 120.000 visitantes, unos números que permitieron al Museo del Diseño cerrar la temporada con el doble de visitantes que en 2016.

Uno de los visuales de la exposición «David Bowie Is» PEP DALMAU

La muestra, que se prepara para desembarcar en el Museo de Brooklyn el próximo mes de marzo, es uno de los satélites más jugosos de un universo en continua expansión y del que se aprovechan hasta los listados de lecturas favoritas. Así es como el hijo de Bowie, el cineasta Duncan Jones, ha puesto en marcha el David Bowie Book Club, un club de lectura con los libros preferidos del músico británico. «Hawksmoor», del londinense Peter Ackroyd, es el título escogido para estrenar la iniciativa.

Polvo de estrellas en vivo y en directo

También el entorno musical del propio Bowie se ha mostrado especialmente activo durante todos estos meses y, además de airear delicatessens como esa versión arqueológica y maquetera de «Let’s Dance» que empezó a circular el pasado lunes coincidiendo con el que hubiera sido el 71 cumpleaños del artista, sigue revisando su obra en formato antológico. Es el caso de « A New Career In A New Town», monumental cofre de 11 cedés publicado a mediados de año que repasa a conciencia la trilogía berlinesa formada por «Low», «Heroes» y «Lodger» así como «Scary Monsters (and Super Creeps)».

Del estudio a los escenarios, justo hoy arranca en París la gira «Celebrating David Bowie», un tour conmemorativo en el que antiguos compinches musicales de Bowie como Mike Garson, Gerry Leonard, Carmine Rojas, Bernard Fowler, Angelo Moore y Joe Sumner, entre otros, volverán a llevar canciones como «Rebel Rebel», «Changes», «Heroes», «Sound And Vision», «China Girl» o «Space Oddity» de paseo por Europa y Estados Unidos.

Una gira con una treintena de fechas pero sin parada española, un olvido que bien puede suplir « The Stars Looks Very Different Today», concierto-homenaje que, un año más (y van tres), llevará este viernes, día 12, a la sala Razzmatazz de Barcelona a más de una quince de artistas dispuestos a hincar la rodilla de nuevo ante el autor de «Life On Mars?».

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