Andrés Suárez, en un momento de su concierto en la sala Malatesta
Andrés Suárez, en un momento de su concierto en la sala Malatesta - ABC
Entrevista

Andrés Suárez: «La música es lo único que supera al sexo»

Este cantautor gallego, «hijo de marineros y nieto de marineros», regresa al reguero de calles que años atrás pateó de bar en bar en busca de una oportunidad. ABC viaja a Santiago de Compostela para charlar con él

Santiago de Compostela Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

¿Estás de bajón? Ponte a Andrés Suárez y remata. Ríete y di que no va contigo, pero ríete con gracia porque al final te lo vas a poner. ¿A quién pretendes engañar? Si según qué días pondrías dos gin tonics en lugar de tu abogado, y según qué otros, supongo olvidarías hasta el nombre del hostal. Tú, tú que tienes 26 y eres feliz así, ¿por qué no lo reconoces? Sentís su aliento y ves Santiago amaneciendo... ¿Benijo, verdad? Pues quédate y lee, aunque vuelvan piedras y charcos. ¿Aún no lo tienes claro? No importa. Te doy media noche y una sola condición: que si te quieres venir, tráete una copa de vino.

O una Mahou, sí, mejor, una Mahou. Con las prisas como telón de fondo, Andrés Suárez (Ferrol, 1983) apura la prueba de sonido.

Apura también el tercio y agradece tener otro entre las manos. No es para menos, tiene solo unos minutos antes de que la sala Malatesta de Santiago demande, casi suplicando, el 'triste' faro de su voz. Es la segunda jornada de los «Cómplices de Mahou» y un runrún planea en el ambiente. ¿Cómo que no hay cobertura? Si ese cartel con un móvil tachado no miente, el baño —de realidad— está servido.

Si llega a un concierto y ve a todo el mundo mirando el móvil, ¿qué hace?

A Coger el móvil, no vaya a ser que me tachen de rarito.

B Salir corriendo al grito de ¡fuego!, ¡fuego!

C Ponerse a tocar y esperar que al menos alguno de los del móvil lo esté grabando para después subir el vídeo a YouTube.

(Se ríe). La segunda, la segunda sin duda. Vamos a ver, nos hemos idiotizado de tal manera que la gente paga veinte pavos, ¡con lo que eso cuesta!, y luego pasa hora y media con el codo dolorido por grabar el concierto. Y deja de ver el concierto. Recuerdo cuando de niño mi madre me llevaba a Juan Luis Guerra, Sabina o Extremoduro y estaba una hora y media flipando... lo recuerdo con 33 años tío, lo sigo teniendo vivo. Me arrepiento sobremanera de haber hecho eso mismo que critico con personas que me encantan como Glen Hansard o Damien Rice... allí estaba yo, como un gilipollas, diciendo 'ostias tío, lo que está pasando...' para tener el vídeo en un móvil que seguramente lo haya borrado por falta de memoria.

Entonces pasa del vídeo de YouTube...

No es que pase, solo que a veces me parece alucinante hacer un concierto en el que no vas a grabar, te voy a cantar una hora y cuarto y te lo vas a llevar a casa. Además que no es lo mismo, anda que no nos habrá pasado pensar que algo es la ostia, grabarlo y cuando se lo pones a tus amigos no se emociona ni uno.

¿Recuerda Andrés Suárez cómo era la vida sin teléfono móvil?

La recuerdo bien porque remaba con mi padre en la playa de Pantín. Veranos con una bici, una tabla de surf y poco más... son los recuerdos más felices de mi vida.

¿Se han vuelto las relaciones más impersonales?

Creo que se folla de otra manera. Sí, sí, sinceramente. Yo soy del 83, mal llevados pero del 83, y mis padres tienen un álbum de fotos, ¡un álbum!, dos si me apuras, uno en blanco y negro y otro a medio color en los que pone 'pequeña historia de Andrés, 1983'. En cambio, mis amigos de 33 años que son ya padres llevan discos duros donde graban cada momento. ¿A dónde vamos a parar? Me encanta un cartel que reza ¡no tenemos wifi, échate unas risas' (se ríe). O vete al baño y echa un polvo... ahora todo eso se ha perdido, con el móvil parece mejor verlo que hacerlo.

¿Y la música?

Cuando me fui de casa con 17 años, mi madre en lugar de decirme córtate el pelo y búscate un curro me dijo 'a por ello'

Jamás, es muy distinto. La música es lo único que supera al sexo. Todavía existen noches como esta, momentos en los que pillas la guitarra y consigues emocionar a alguien... no creo que la música haya perdido. La música supera a la palabra.

¿Vuelve a casa jugando en primera?

¿Quién juega en primera? Me hacen mucha gracia algunos que dicen tú llegaste a Madrid y triunfaste... ¡yo llegué a Madrid y estuve cuatro años tocando en el Metro! En la música, por desgracia, como en cualquier otro trabajo que tenga que ver con la búsqueda de un sueño, todo se mueve en cifras. ¿Qué las cifras han mejorado? Por supuesto. Pero de ahí a jugar en primera... tengo 33 palos y soy muy joven en esto, he estado en Cuba con Pablo Milanés que tiene 72 y me decía que el que estaba empezando era él.

¿Qué queda de aquel tipo que pateaba Santiago de bar en bar?

Hace ocho años, en una gira le fui a pedir perdón a un tío del cual yo era su telonero y al que le debo el que yo me dedique a esto. Soy un saco de nervios y en cada actuación gritaba, lloraba, iba sin ton ni son, de aquí para allá... en Sevilla cantaba tres canciones y me temblaba la voz, así que le fui a pedir perdón: 'Oye tío, lo siento porque estoy súper nervioso, tengo el subidón a tope y te estoy jodiendo el concierto'. Javier Ruibal me miró muy serio y me dijo 'no me vuelvas a decir eso, ¿pedir perdón por qué?, ¿por entregarte en el escenario?, ¿por respetar a la peña que viene a verte?' Esa es la onda que persigo desde entonces, me da igual que sean tres o tres mil, la gente paga una entrada por verme y tengo que responder.

¿El billete a Madrid solo era de ida?

De lo contrario me mataría mi madre (se ríe). Cuando me fui de casa con 17 años, mi madre en lugar de decirme córtate el pelo y búscate un curro me dijo 'a por ello'. Ni siquiera tuve la opción, hubiera defraudado a mucha gente.

Cuenta usted que el primer día que fue a tocar al Metro le costó más el billete que lo recaudado, ¿por qué volver?

Porque creo en mis canciones más que en mi. Personalmente he dudado de mi muchas veces, pero de mis canciones nunca. En aquella época ganaba lo suficiente para poder comprarme una entrada y ver la historia que se movía en Libertad... Marwan, Luis Ramiro, una serie de artistas que estaban en el circuito. Quería estar ahí, pensaba que podía vivir de mis canciones, nada más.

¿Perdió un amor, un gran amor, y ganó una carrera musical?

Seguro que el público está deseando que tenga un gran desamor para ponerme a hacer discos (se ríe). Fue José Alfredo Jímenez quien escribió 'que te den lo que no pude darte aunque yo te haya dado de todo' y ahí, entre esa demagogia y esa genialidad, radica mi obra. Cuando estoy enamorado dedico mi vida a follar todo lo que puedo, ir al cine, pasear por el parque... poco pillo la guitarra. Y cuando no lo estoy es el momento en que vuelve aquel José Alfredo demagógicamente genial diciendo 'qué hija de puta fuiste, que me dejaste, que te marchaste, que me engañaste con mi mejor amigo...' Lo mejor de todo es que aquellos que me criticaban porque mis canciones eran demasiado tristes, son los mismos que ahora me piden que canten esas canciones. Si hago un tema alegre, que aunque parezca mentira alguno he hecho, me dicen que no les mola.

Galicia, Madrid, Cádiz... ¿dónde se siente mejor —o peor, según se mire— para componer?

Tengo la sensación de que Galicia le sienta bien a todo lo que tiene que ver con mi nombre, a parte lo echo demasiado de menos. Soy muy pesado con eso de volver a casa y demás, pero es que soy hijo de marineros, nietos de marineros... cuando me fui a Madrid tenía ataques de ansiedad, de pánico, nunca había vivido eso. Añoraba tanto el mar que no me lo creía, pensaba en alguna droga que no había probado...

«Nieve, te cambio por tu ausencia en los lavabos...»

¿En qué trabajo te aplauden cada tres minutos?, no hay nada más egocéntrico que la sombra de un cantautor

¿Sabes lo que pasa? Que soy muy tímido y sin embargo cuento polvos en el baño... parece hasta surrealista narrar mi vida, pero es así. Yo me enamoré en una playa de Cádiz y en un vagón de tren, eché un polvo en una habitación de tal que se llama 'Una noche de verano', la historia de mis abuelos Rosa y Manuel... todo eso pasó. Si piensas mal, deberías pensar muy mal (se ríe).

¿Tiene miedo a envejecer antes que sus letras?

Sí, no sé si llevo bien que mis canciones vayan a seguir cuando yo no, ni sé quien me escuchará o si tal vez caerán en el olvido. Mi obra es más importante que yo.

En más de una ocasión ha reconocido que su concepto de multinacional se alejaba mucho de lo que después ha conocido...

Mira, era un tío que entró en el Liberta 8 de la mano de mucho cantautor... y cada noche nos reuníamos y hablábamos, yo especialmente, de que las multinacionales eran unos dictadores, que nos iban a joder la vida, a engañar, a llevarse nuestra pasta. Caí en las manos de Simón Boswell, que en paz descanse; en EMI Music, que ya no existe, para grabar Moraima y sentía vergüenza de mis palabras. Me encontré a seis personas que me trataron de lujo y que querían amplificar mi carrera, me decían '¿te mola esta prueba? Vamos. ¿No te mola esta otra? No vamos'. Me sentía un imbécil, no podía creer que esta gente en lugar de hacerme daño me estuviera ayudando. En el fondo era un niñato.

En el fondo cuesta entender que si el panadero vende su pan; el carnicero, su carne o el dueño de una tienda de televisiones, sus televisiones, ¿por qué esa idea constante de que el músico más que vender su música lo que hace es venderse a ella?

Se trata más bien de no juzgar la libertad, ¿quién soy yo para juzgar a un panadero que decide aliarse con otro?, o que decide firmar con una cadena de panes si es que le va a ir mejor... y no hablo solamente de ganar más dinero, porque hay casos de multinacionales que incluso ganas menos pasta por el mero hecho de repartir más. A donde voy es que todo dios es libre, y deberíamos entenderlo de una p... vez, para elegir el camino de su carrera. El día que firmé con EMI fue porque decidí que quería que Moraima lo escuchara más gente, y si de paso entraba en la radio, pues muchísimo mejor. Otra cosa hubiera sido que yo firmara con la multinacional y tuviera que cortarme el pelo, poner una portada de un pajarito de colores o hacer lo que digáis para que así me metáis en la radio. Pero si yo siempre he sido yo, ¿qué hay de malo en querer que me escuche más gente?

¿Cuánto hay de egocentrismo en el éxito de uno mismo?

Creo que no hay nada más egocéntrico que la sombra de un cantautor, ¿en qué trabajo te aplauden cada tres minutos?, en el fondo es una mierda, tanto aplauso te puede hacer daño. Por eso mola la sensación de tocar en el metro, donde no te aplaude nadie y te pisan cada dos por tres la funda de la guitarra.

Si tuviera que dedicarle una canción a la España actual, ¿qué lado de Andrés Suárez veríamos?

Veríamos un lado patriótico, un lado en el cual hablaría de la belleza de nuestro país, nuestro paisaje, nuestra gastronomía, nuestra gente... de la diferencia entre Galicia, Euskadi, Barcelona, Murcia, Albacete... Pero también hablaría de la escoria, de la basura y de la tristeza que siento hacia los políticos de este país.

¿Subiría al escenario con algún político?

No, a día de hoy con ninguno.

Ver los comentarios