Petros Márkaris: «El comisario Jaritos me ha salvado de la crisis»
Ha escrito diez libros sobre un personaje que tras la trama de novela negra, denuncia la situación de Grecia y la inestabilidad de Europa
Es alto y sonriente. Llega con traje, pero sin corbata y tiene aspecto de profesor de física, hasta por el pelo canoso medio revuelto. Petros Márkaris es escritor, o más bien agitador literario. Con su comisario Jaritos, personaje creado en sus novelas, denuncia la situación de la crisis griega y las «inclemencias» de la vieja Europa. Habla en inglés o francés, escribe y es griego, de padre armenio. Ayer presentó en la Fundación Tres Culturas su último libro del comisario Jaritos, «Offshore».
— No sé si represento a Europa pero he vivido en muchos países. Mi vida ha sido muy peculiar. No me identifico con ninguna patria. No soy turco, no nací en Turquía. Incluso no soy griego, porque no viví allí mucho desde la Segunda Guerra Mundial. Ahora sí vivo en Grecia y es mi país de idioma. Así que, sí, supongo que lo más cercano que me considero, es europeo.
—En La Mirada de Ulises que hizo con Angelopoulos el personaje de Harvey Keitel decía: «Grecia se muere, que sea rápido». ¿Europa se muere»?
—Creo que Europa está pasando por uno de sus períodos más difíciles desde su creación como Europa. Pero Europa busca soluciones fáciles y no las hay. Se tienen que dar cuenta que estamos en una situación crítica y si no se dan cuenta de eso, no saldremos.
—¿Cómo se sitúa en Grecia para poder contar la crisis de su país?
—He traducido y estudiado a Bertolt Brecht y aprendí de él ser un observador crítico y mantener la distancia.
—¿Cómo se siente con la crisis de los refugiados. Le duele?
—Si, mucho. La crisis de los refugiados tiene algo esclarecedor, que nos hemos dado cuenta de lo hipócritas que son los países. A la mayoría les hubiera encantado que los refugiados se hubieran quedado en Italia y Grecia, pero no lo dicen. Es una tragedia humanitaria que ha sido creada por los políticos occidentales.
—En sus novelas se ponen en duda las ideologías, ¿cree que han desaparecido de Europa?
—Soy griego y en mi país gobierna una coalición de un partido de izquierdas con uno de extrema derecha. Pero eso no es lo importante, lo importante es que van en contra de lo que necesita Grecia.
—¿Qué opinión tiene sobre la situación actual de Cataluña?
—He leído mucho sobre el tema. Tengo una relación muy especial y cercana con España. Mire, en las democracias las cosas se resuelven en el Parlamento, eso es la esencia, sentarse y hablar. Un reférendum sólo vale en el caso de democracias directas como Suiza. En el caso de democracias parlamentarias, la forma es hablar. El referéndum es la aberración de la democracia parlamentaria.
—Su personaje el comisario Jaritos, ¿en quien se inspiró?
—Yo escribía guiones para una serie, «Anatomía de un crimen», y estaba agotado. Un día, en 1993, estaba en la calle, había un hombre, una mujer y un niño, me miraban y no me dejaban concentrar. Y pensé, ése hombre me incomoda, o es dentista o policía, no puede ser de otra forma. Y así nació.
—En «Offshore» un dinero llega como un milagro a salvar a la sociedad...increíble, ¿no?
—Pero pasa, y nadie pregunta de dónde viene ese dinero. Antes nos salvábamos de otra forma porque teníamos la religión, pecábamos y el cura nos absolvía. Ahora tenemos el dinero que es el que nos salva, venga de donde venga, nadie pregunta. ...Nos salva, o eso creemos.
—¿Le gusta tener fans?
— No hay ningún artista o escritor en el mundo que no tenga un sentido de la vanidad, y con eso, siempre uno está contento de tener fans. Lo que más me gusta es que cuando salgo a la calle, alguien me para y se pone a hablar conmigo y me hace feliz el hecho de que esa persona se sienta libre de hablar conmigo.
—Van diez libros, ¿cuánta vida le queda a Jaritos?
—¿Sabe que todavía hay crisis en Grecia?. A mi Jaritos me ha salvado de la crisis. Antes de venir a España he mandado el original de mi último libro a mis editores en Suiza. No tiene aún título con seguridad, por eso no lo digo. Así que sí, hay Jaritos para rato.
