LAS TRES MUERTES DE FERMÍN SALVOCHEA

«Su gente y sus leyendas; Cádiz es un personaje de esta novela»

El escritor gaditano Jesús Cañadas se consagra con su cuarta obra literaria 'Las tres muertes de Fermín Salvochea'

Jesús Cañadas, junto a su novela 'Las tres muertes de Fermín Salvochea'. LA VOZ

JOSÉ MARÍA AGUILERA

Jesús Cañadas (Cádiz, 1980) es un degenerado. A ver, que así se define él mismo, y a su generación. Su literatura combina multitud de géneros , abarcando historia, política, crítica social, intriga y aventura con tintes sobrenaturales. ¿Cómo va a clasificar, encasillar ni poner etiquetas un escritor que primero estudió Informática y luego Documentación?

Y que ahora vive de lo que escribe. Ya sea como guionista de algunas series de éxito (como 'Vis a vis'), de redactor para una agencia de viajes, ONG, videojuegos, 'startups' y, por supuesto, como escritor tradicional. De novelas. Aquí viene con la cuarta , lo que demuestra el respaldo que le ofrece el público, al considerarlo uno de los mejores autores fantásticos del panorama nacional.

Residente en Berlín, se ha sumergido en las profundidades de Cádiz, de sus raíces, de sus gentes y sus leyendas, para engendrar 'Las tres muertes de Fermín Salvochea' .

El misterio arranca desde el título. 'Las tres muertes de Fermín Salvochea'. ¿Una de las esperanzas del género fantástico abandona el lado oscuro para hacerse un hueco con los escritores formales de la novela histórica?

No, no. De siempre, me encanta jugar con la Historia y retorcerla hasta convertirla en mi pequeña historia. Además, los de mi generación somos unos 'degenerados', no nos gusta jugar sólo con un género: así que en el libro hay aventura, misterio, reflexiones sobre la madurez y la superación, relaciones familiares y cuenta también con tintes sobrenaturales. La obra funciona con todas esas capas unidas.

Nada más leer las primeras páginas se observan influencias numerosas y dispares.

Es que no sólo hemos bebido de la literatura, sino que somos una generación multiformato: hemos leído libros, hemos visto mucho cine y series, nos hemos obsesionado con los videojuegos, y todo desemboca en nuestras actuaciones.

Y el mito de Salvochea es una excusa para narrar su pequeña historia.

Sí. El verdadero protagonista de la obra es Sebastián, un niño del barrio de Santa María, y arranca con el día en que entierran a Fermín Salvochea. «Llueve más que cuando enterraron a Bigote», reza el dicho. Pues bajo esa tormenta comienza la novela. Resulta que su padre, Juaíco, es un mentiroso. Pero como ocurre normalmente en la vida, en cada mentira siempre hay algo de verdad, y Sebastián trata de investigarlo, de discriminar lo que es realidad y lo que es imaginación.

El imaginario rescata a varias pandillas inolvidables tanto del cine como de la literatura.

Es divertido, porque dependiendo de la edad uno ve a una pandilla diferente. Están los Goonies, también los chicos de 'It', pero los más adultos se encuentran a 'Los cinco' y los más jóvenes se acuerdan de 'Stranger Things'. Al final es la defensa de la imaginación de cuatro niños como arma de enfrentarse a la vida.

¿Y por qué en Cádiz? Una Cádiz, por cierto, que nada tiene que ver con la ciudad de la luz. Envuelta entre niebla y sombras.

Porque siempre veo las mismas novelas ambientas en los mismos lugares. El 'serial killer' en Nueva York, los marcianos en la Casa Blanca... y quería jugar en casa. Es un desafío. Cádiz es chirigotas, pescaíto frito, pero también muchas otras cosas, y opté por envolverla de una manera más tenebrosa.

En este caso, a ciudad es un personaje más de la novela. Las ciudades se construyen con su gente y sus leyendas y a partir de estos dos pilares se elabora la idea. Esta tierra es muy antigua y todas las civilizaciones han ido dejando un 'cachito' de sí en ella.

Ha bebido en ese Cádiz oculto para construir el argumento.

Salvochea, por ejemplo, se ha convertido en una de esa leyendas, en un inmortal en el que el mito supera a la persona. De Cádiz, y eso es clave. Huyo de la historia franquicia, donde no importa en qué lugar transcurre la acción. Hay quien encuentra a un Sherlock Holmes, con su Watson por supuesto. Un Watson de 'Cadi, Cadi'. Está inspirado en mi abuelo, que era lamentable como persona pero genial para una novela.

-Un batiburrillo. Ha metido ingredientes de distintos sabores en la batidora, ¿cómo consigue que funcione?

-Unos dicen que química. Para mí es magia, un intangible. De repente... todo encaja. Eso sí, con mucha fatiguita y dándole la vuelta al chícharo. Cuando termino un libro, me echo a llorar porque la emoción es muy grande. Tengo claro el principio, algo del final, pero hay que meter los hilos y ahí se complica todo.

-Sólo mentar a Salvochea puede implicar un mensaje político.

-Puede que la gente haya encontrado una lectura política, aunque no sea la intención principal. Me han dicho lectores que les ha impactado una frase: «Los gaditanos eligen a sus líderes para tener a quien culpar de sus males». Eso sí, yo tomo partido por los desheredados porque vengo de los desheredados.

Ya se ha consagrado en la literatura, tiene un estilo propio, una marca. ¿De qué fuentes ha bebido para esta composición?

En esta novela también existen muchos niveles. Desde el cine de Guillermo del Toro a la literatura de Felix Palma; está Spielberg sin pretenderlo, también Carlos Ruiz Safón. Pero cada uno lo hace a su manera. Para mí el género fantástico es como el flamenco: no es igual como canta la alegría el Beni que Chano Lobato, Palomar o Camarón. Cada uno es diferente.

Me cuenta que se ha documentado muchísimo, incluso que ha pasado varios filtros de gaditanismo antes de la edición definitiva. ¿Es la gran preocupación? ¿Que su propia tierra le devore?

Cuando uno juega en casa corre ese riesgo. He cuidado mucho el habla de Cádiz porque así es como la ciudad está viva. Así que el libro cuenta con un glosario de términos al final para aquellos que duden del significado de una palabra que se utilice en esta ciudad. Y también hay muchos personajes porque en Cádiz hay mucho personaje. Todo esto no es un obstáculo ni una limitación. Está gustando fuera, y lo más bonito que me han dicho es que después de leer la novela están deseando visitar Cádiz.

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