Un programa antiplagio detecta la «inspiración» oculta en obras de Shakespeare

Se trata de un texto inédito durante siglos escrito por un diplomático inglés coetáneo del genio

El «software» WCopyfind resulta muy útil a los profesores universitarios porque permite detectar posibles plagios en los trabajos de sus alumnos. Dennis McCarthy decidió usarlo en los textos de Shakespeare y llegó, junto a June Schlueter, a una conclusión sorprendente: que el genio británico se había inspirado en un texto inédito durante siglos para escribir once de sus obras.

De acuerdo con esta investigación, «El rey Lear», «Macbeth», «Ricardo III» y «Enrique V», entre otras, está basado en un manuscrito titulado «A Brief Discourse of Rebellion and Rebels» («Un Discurso Breve acerca de la Rebelión y los Rebeldes»), escrito a finales del siglo XVI por George North, embajador de Suecia durante el reinado de Isabel I de Inglaterra.

Este texto nunca había sido publicado hasta ahora. Ambos especialistas lo han sacado a la luz en un libro en el que explican cómo y dónde Shakespeare se inspiró para sus obras.

McCarthy contaba a The New York Times que la obra de North es «una fuente recurrente. Influye en el lenguaje, da forma a las escenas y, hasta cierto punto, incluso influye en la filosofía de sus obras».

Este estudioso de Shakespeare explica al periódico americano, asimismo, las correlaciones que han encontrado en el manuscrito y en las obras. En su dedicatoria, por ejemplo, North llama a aquellos que se ven feos a que se esfuercen por convertirse en personas bellas por dentro, desafiando así a la Naturaleza.

En su argumento, se apoya en palabras como «proporción», «vidrio», «rasgo», «regular», «deformado», «mundo», «sombra» y «naturaleza». «En el soliloquio de apertura de Ricardo III (''Ahora el invierno de nuestro descontento...'') el tirano jorobado usa las mismas palabras en el mismo orden para llegar justo a la conclusión contraria: que como es feo exteriormente feo actuará como el villano que parece ser».

«La gente no se da cuenta de lo extrañas que son esas palabras», afirma McCarthy, «y él las usa una tras otra. Es como un billete de lotería. Es fácil tener uno de los seis números, pero no todos»

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