María Fernanda Ampuero: «La Feria del Libro de Guadalajara es como un Disneylandia»

La escritora ecuatoriana moderó la última mesa de debate del certamen mexicano, «Latinoamérica Viva»

María Fernanda Ampuero ABC
Alfonso Armada

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Pocos embajadores más propicios que la escritora ecuatoriana afincada en España María Fernanda Ampuero . Nacida en Guayaquil, en 1976, es autora de libros como «Permiso de Residencia, crónicas de la migración ecuatoriana a España», y en 2016 ganó el premio Coseña Eñe por su relato «Nam». Además de practicar la crónica de largo aliento en numerosas revistas de los dos lados del Atlántico, enseña el arte de la entrevista en el Máster ABC/UCM . Hablamos después de moderar la última mesa de debate, «Latinoamérica Viva» , con cinco «compatriotas» hispanoamericanos.

—¿Qué es la FIL?

—Es la tercera vez que vengo y creo que es una casa muy particular y muy soñada para los que nos gustan los libros, tanto para los que los escriben como para quienes los leen. Es una casa gigante, como un Disneylandia.

—Con todo lo bueno y lo malo de Disneylandia.

—Pues sí, pero lo bueno es la euforia de la gente de Guadalajara por venir. Yo no he visto en ninguna feria tanto joven, tanto niño.

—Que además pagan por entrar.

—Sí. Y van a todos los actos, están entusiasmadísimos. La FIL es entusiasmo por este mundo nuestro que no se entusiasma tanto en general.

—¿Es una siembra de lectores para gente que no lee?

—Sí, estoy segura. Porque los pueden elegir, los padres los traen. Ven escritores. Con actividades como la que lleva la FIL a los escritores a los institutos para que hablen ante unos mil estudiantes ante cada charla, y han escuchado a Rosa Montero, a Ray Loriga. Van a su instituto, hablan de literatura, sobre lo importante que es leer. Por lo menos a dos les cambias la vida.

—¿Cuánto hace la feria por unir a América Latina mediante la literatura?

—Creo que hace más por verse las caras. Todos estamos un poquito drogados, metafóricamente hablando, por este entusiasmo mexicano, y por la luz, la comida, y todo el mundo tiene como un brillo en los ojos, y esa felicidad sí te vincula. Baja al escritor a la tierra.

—Esto parece una isla en un país que en otros aspectos es un pozo de espanto. Resulta desconcertante, ¿no?

—Y sobre todo aquí, en esta zona de México…

—Tierra caliente…

—Sí, muy narca. Sí, es muy paradójico, y supongo que todos pasamos de puntillas por ese tema.

—Por no herir.

—Por no herir. Yo sí creo he hablado de los feminicidios esta vez, porque me parece que hay que despertar, porque hay niñas que aparecen muertas en la universidad o pillaron un taxi y no volvieron a casa. Eso hay que hablarlo.

—¿Cree que el desembarco de Madrid va a dejar una semilla?

—Yo creo que sí, que va a dejar algo, porque vinieron muchos cantantes, como Santiago Auserón, Vetusta Morla, La de la Purísima, Amaral… Y la música tiene un alcance mucho más bestial que la literatura. En los corrillos se celebró que Madrid tuviera una alcaldesa como Manuela Carmena, y en la FIL desde la directora a buena parte del equipo es un matriarcado. Madrid ha roto esa barrera de los españoles y nosotros.

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