Jaume Cabré, ayer en Barcelona
Jaume Cabré, ayer en Barcelona - EFE

Jaume Cabré se asoma al lado oscuro con «Quan arriba la penombra»

El autor catalán reaparece seis años después de «Jo confesso» con una colección de cuentos que ilustran «las actitudes humanas más crueles e inhumanas»

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Jaume Cabré (Barcelona, 1947) lleva casi cuatro años, los que van de 2012 a 2016, viviendo y conviviendo con los cuentos de «Quan arriba la penombra» (Proa; «Cuando llega la penumbra» en la edición en castellano de Destino), pero aún hoy le cuesta abstraerse de su propia obra y explicar qué fuerzas habitan en esos trece relatos. ¿Son negros o más bien tirando a grises? ¿Existe una coherencia interna o cada uno de los cuentos puede funcionar de manera independiente? ¿Aceptamos mal, muerte y penumbra como sinónimos intercambiables? «Muchas cosas no las sé; algunas las puedo intuir, pero quizás me costará expresarlas. Hay veces que dices: esta historia o este arranque me interesa mucho, no sé por qué pero me gusta», relativiza Cabré.

Lo que sí que sabe el autor de «Les veus del Pamano», novela con la que se convirtió en uno de los autores catalanes más exportables y exportados, es que hay un rastro de migajas que conecta este «Quan arriba la penombra» con «Jo confesso», monumental reflexión sobre la maldad en Occidente que publicó hace seis años. «Fueron ocho años de mucho trabajo, y se me quedó tan grabado que seguramente esté en la atmósfera sin yo saberlo», explica. Es por eso que los cuento de «Quan arribi la penombra» recorren «diferentes tipos de mal, muerte o penumbra» para «ilustrar las actitudes humanas más crueles e inhumanas».

«Esto es ver el lado oscuro de la vida», sentencia un Cabré que perfila en sus relatos una nueva galería de personajes por la que desfilan, siempre moviéndose entre el negro y el gris plomizo, alumnos rebeldes, escritores suicidas, ladrones abducidos por su propia rapiña, asesinos con la lengua demasiado suelta… «Cada personaje tiene una historia en el bolsillo», apunta. Y los de «Quan arriba la penombra» articulan las suyas alrededor de una idea de maldad que Cabré relaciona con «la muerte violenta, el asesinato y el azar macabro». «No he escrito esto para pontificar ni para decir dónde está el mal o el bien», aclara antes de señalar que si todos los personajes del libro son masculinos es porque masculina es también la propia violencia. «Los hombres se llevan la palma en todos los aspectos y la profesionalizan», subraya.

A la espera de que «Quan arriba la penombra» siga los pasos de «Les veus del Pamano» y «Jo confesso» y comience su ruta de traducciones y excursiones internacionales por países como Francia, Alemania, Polonia o Grecia, Cabré sigue hecho un mar de dudas y reconoce que, aunque ya está trabajando en algo nuevo, aún no sabe si será cuento o novela. «De momento son líneas, una detrás de otra. Aún no sé si es niño y niña. La vida ya me dirá hacia donde tirar», explica. Lo importante, añade, es no dejar nunca de escribir. Escribir y, sobre todo, leer para mantener todos los músculos bien engrasados y «no perder nunca la perspectiva del lector».

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